El problema es que no todos los insumos se importan desde países con los cuales México ha celebrado Acuerdos de Libre Comercio, lo que nos coloca en un escenario de escasa competitividad, dada la carga arancelaria anexa. Como los cangrejos, pues, el país camina para atrás en su intención de conquista de los mercados internacionales
Sembrado en el 2001 como la décimosegunda potencia exportadora del planeta, México cayó, cinco años después, al escalón número 15, en un horizonte en que el cuesta abajo en la rodada parece incontenible ante la ausencia de un programa coherente de fomento y promoción.
La actividad estelar del país en la década de los 90’s, a cuya vera se logró el milagro de la recuperación de la crisis provocada por la macrodevaluación de 1994, pareciera naufragar en un océano de mediocridad.
Mientras el país le apuesta a nuevos acuerdos de libre comercio, con énfasis en el que se negocia con China, la estrategia para aprovechar los 12 existentes, que alcanzan un abanico de 44 naciones, sigue en lista de espera.
Aunque durante 2006 México logró facturar al exterior mercancías por un global de 250 mil 300 millones de dólares, frente a los 213 mil 700 de 2005, el jalón fue superado por Singapur y Rusia, quienes nos desplazaron dos escalones, tras perder uno más en 2002.
En contraste, China saltó del séptimo sitio que ocupaba en el año 2000 al tercer lugar en 2006, con un total exportado de 909 mil millones de dólares.
El primer lugar, desplazando a Estados Unidos, es para Alemania con una ventaja de sólo 68 mil millones de dólares sobre el gigante asiático.
Lo dramático del asunto es que durante el periodo 1993-2000, es decir, en la antesala del sexenio perdido, México había logrado el crecimiento más espectacular del planeta, con un porcentaje de 219 por ciento frente a un promedio global de 70 por ciento.
De hecho, habíamos dejado atrás a China, cuyo incremento fue de 174 por ciento; a Irlanda, con 166 por ciento; a Rusia, con 139 por ciento, y a Polonia, con 124 por ciento…
El caso es que en los seis años siguientes la burbuja se desinfló en forma espectacular.
Mientras el promedio mundial de crecimiento de las exportaciones alcanzaba 40 por ciento, las de nuestro país apenas lograban un escaso 51 por ciento, superándonos países como Malasia y Francia, que alcanzaron 64 por ciento de incremento; Hong Kong, con 60 por ciento; el Reino Unido con 58 por ciento…
Del otro lado de la moneda China alcanzó el liderato absoluto con un crecimiento de 289 por ciento, seguido de Polonia con 244 por ciento, los Emiratos Árabes, con 239 por ciento; Rusia, con 190 por ciento; la India con 186 por ciento; Arabia Saudita y Brasil con 149 por ciento …
Más al detalle, el año pasado México creció sus exportaciones en 16 por ciento, mientras la India lo hacía al doble; Rusia en 31 por ciento; los Emiratos Árabes Unidos y Polonia en 23 por ciento, y Alemania en 22 por ciento.
¿Se nos acabó la fuerza de la mano izquierda? ¿Se nos descompuso la mercancía? ¿Se nos cayeron las ganas de pelear con los mercados de a de veras? ¿Se nos acabó la gasolina?
Lo cierto es que a juicio del experto en comercio exterior, Arnulfo Gómez, las piezas del rompecabezas hay que ubicarlas en una infraestructura poco desarrollada y mal mantenida; en costos de transporte interno muy elevados; en tarifas prohibitivas en materia de energía, y en la pesada carga administrativa del país.
A ello habría que agregar, naturalmente, el tradicional escenario de simulación en que se mueve la “estrategia” de promoción.
Ahora que sí profundizamos, hete aquí que la exportación per cápita del país alcanzó el año pasado dos mil 311 dólares, lo que nos colocó en el lugar 25 entre los principales países exportadores, con la novedad de que si extendemos el abanico a nivel mundial estamos en el escalón 61… frente al 48 en que nos ubicábamos en el año 2000.
La diferencia, además, es que el año pasado 48.47% de las exportaciones del país se constituyó por insumos extranjeros, en tanto 69.54% de las ventas al exterior estuvo condicionado a la importación temporal de insumos.
Excluyendo el petróleo, el porcentaje se eleva a 82.47%, en tanto la proporción de insumos extranjeros incluídos en nuestra exportación alcanza 57.44%.
Compramos, pues, para vender.
Bajo ese prisma, el valor agregado en la exportación mexicana durante el 2006 fue de 129 mil millones de dólares, lo que nos ubicó en el escalón 24 a nivel mundial, siendo superado por Singapur, que maneja un modelo similar, quien se situó en el 19.
De hecho, en los últimos seis años el país del Extremo Oriente incrementó su valor agregado neto a la exportación en 12 mil 236 millones de dólares más que México.
El problema es que no todos los insumos se importan desde países con los cuales México ha celebrado Acuerdos de Libre Comercio, lo que nos coloca en un escenario de escasa competitividad, dada la carga arancelaria anexa.
Como los cangrejos, pues, el país camina para atrás en su intención de conquista de los mercados internacionales.
Balance general
En los próximos días la Secretaría de Comunicaciones y Transportes anunciará lo que se plantea como su proyecto estelar del sexenio.
Estamos hablando de la instalación de un puerto de altura en la península de Baja California, con proa hacia el continente asiático, que en el papel atraerá la clientela que se quedó en el limbo con la saturación de Long Beach. El mayor puerto del país por encima de Veracruz, Tampico y Manzanillo.
La intención es integrar al entorno vías de ferrocarril y rutas de transporte terrestre que vuelvan intermodal la terminal.
La inversión será mayoritariamente privada.
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Pues ahora resulta que la resolución de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje en relación al Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica planteada por Mexicana de Aviación contra la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación podría llegar hasta la primera quincena del mes próximo. En el camino hay aún una ruta pantanosa.
De entrada, la Ley Federal del Trabajo prevee que una vez entregado el resultado del peritaje a las partes, éstas puedan formular objeciones dentro de las 72 horas siguientes, incluso con asistencia de los propios peritos.
De plantearse pruebas de cargo o descargo, se requerirían 10 días para desahogarlas. Cumplido el plazo, habrá otras 72 horas para formular alegatos por escrito.
Más allá, cerrada la instrucción la junta tiene 15 días para elaborar su proyecto de laudo y entregarlo a los representantes patronal y obrero, citándolos a una sesión de discusión y votación… dentro de los 10 días subsecuentes.
Ahora que en el camino podría haber una conciliación que hasta hoy pareciera misión imposible.
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Aunque el tema central de una reunión de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados realizada la semana pasada era discutir una propuesta de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) para incluir en la reforma fiscal la posibilidad de deducción de las pólizas para seguros de vida, el viento movió la agenda hacia el caso ING-Fertinal.
Se diría, pues, que los legisladores esperaban la coyuntura para lanzarse a la yugular de la compañía de capital mayoritario holandés.
En el refuego salió a relucir que ésta es la segunda con mayor número de reclamos ante la Comisión Nacional de Protección y Defensa de Usuarios de Servicio Financieros.
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