Perfilado hasta el cierre de esta columna como el sucesor de José Luis Barraza al frente del Consejo Coordinador Empresarial, Luis Antonio Mahbub Sarquis llegará al cargo en medio de un escándalo que amenaza con fragmentar la de suyo frágil cohesión empresarial.
En el inaudito de la temporada los presidentes de los organismos que integran la cúpula de cúpulas le dieron la vuelta a la decisión mayoritaria de la asamblea nacional de ésta, quien se había pronunciado a favor de Armando Paredes.
Las bases, pues, disponen, y los dirigentes todo lo descomponen. De acuerdo a la auscultación previa realizada entre los 80 integrantes de las bases del organismo, 10 por cada una de las cúpulas que lo integran, aunque el actual presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio alcanzó 19 votos, Paredes obtuvo más del doble, es decir 42.
De hecho, estamos hablando de casi el 60 por ciento de los asistentes al acto, dado que ocho votos se fueron hacia el tercero en discordia, Alejandro Martínez Gallardo, ex presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, y 11 no se presentaron. De 69 votos, posibles, pues, el industrial lechero obtuvo 42.
De acuerdo a los informes en la mesa, mientras la totalidad de los votos de la Concanaco apuntó hacia Mahbub, los otros nueve llegaron fragmentados del poderoso Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, de la Asociación de Bancos de México y de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros.
El resto de la representación de éstos apuntó hacia Paredes, quien sumó además el voto total de la Confederación Patronal de la República Mexicana y, naturalmente, el del Consejo Nacional Agropecuario. El caso es que una semana después cambiaban las señales.
De pronto resultó, pues, que el viento se inclinaba hacia otro rumbo, acaso por capricho de los grandes electores que constituyen el fiel de la balanza, es decir el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios en el que caben los 37 capitanes de los conglomerados más poderosos del país; acaso por consigna de alguna institución gubernamental, o acaso simplemente por desdén a las bases.
¿Se acuerda usted que el presidente de la Concamín, Jorge Marín Santillán, pese a la tradicional reelección prevista en los estatutos, sólo duró un año en el cargo, al levantarle la canasta los Hombres de Negocios a la cúpula de cúpulas?
¿Se acuerda que por decisión omnipotente del ex presiente Ernesto Zedillo se le quitó la escalera al ex presidente de la Coparmex, Antonio Sánchez Díez De Rivera, por el gravísimo delito de oponerse al incremento de 50 por ciento en la tasa del IVA?
El escándalo estalló el fin de semana pasada cuando Armando Paredes se inconformó contra el patético golpe de timón, amenazando con provocar una escisión en el organismo.
¿A qué, pues, convocan a una asamblea, si a fin de cuentas son siete los dedos que deciden hacia dónde debe inclinarse la balanza?
Por lo pronto, al margen de los méritos que pudiera tener el ungido, por más que lo único en el expediente es su gris actuación al frente de la cúpula mercantil, lo que queda claro con el episodio es que en el Consejo Coordinador Empresarial están representados intereses, no empresarios.
Cobijados por la misma causa, o mejor dicho el mismo emporio empresarial, los integrantes del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios se convierten en factotum para inclinar el voto de la Asociación de Bancos de México y la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros.
Y como la Coparmex está coptada por el grupo Monterrey?
El empresario, pues, que aspire a la representación del gremio sólo tiene que buscar el voto de ésta? con la novedad de que éste lo cocinan sólo dos chefs: el presidente de Kimberly Clark México, Claudio X. González, y el ex presidente del ex banco Bital, Antonio Del Valle.
Lo demás es hacerle al teatro? de la democracia.
En representación del empresariado, dice el boletín oficial, habló el presidente del Consejo Coordinador Empresarial?
¿Te cái?
Balance general
Del tamaño de la reacción de Televisa frente al condicionamiento de la Comisión Federal de Competencia para aprobar su concentración con Televisión Internacional de Monterrey, la firma hegemónica en servicio de televisión por cable de Nuevo León, habla la intempestiva salida de la ciudad del presidente del organismo, Eduardo Pérez Motta. Ahora que la pinza aprieta hacia todos los segmentos del gobierno.
Por lo pronto, la decisión de la empresa encabezada por Emilio Azcárraga Jean es recurrir al amparo para anular la exigencia de abrir sus canales de televisión abierta a la totalidad de las empresas de televisión restringida, en afán de equilibrar la competencia.
Se trata, pues, de demostrar que ningún órgano gubernamental, por independiente que se sienta, está por encima del poderío de la casa. Faltaba más.
De hecho, pese a que el 28 de septiembre del año pasado el pleno de la CFC había emitido su rechazo a la concentración sin el condicionante previo, y que no había viso alguno de que se cambiara el criterio con la colocación en escena de un recurso de reconsideración, Televisa fue por más. Estamos hablando de adquirir el 49 por ciento de la empresa de servicios de TV por cable Cablemás, propiedad de Alejandro Álvarez, quien por cierto podría convertirse hoy en el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de las Telecomunicaciones por Cable en sustitución de Alejandro Puente.
La ira de la televisora apunta a que hoy las dos operaciones están sujetas a la misma condicionante.
Por lo pronto, la televisora está en tratos para participar como socio en otra media docena de cableras. Y háganle como quieran.
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Desde el plano romántico, de llegar a su etapa final el escenario que plantea el Consorcio Aeroméxico, la firma, a la usanza de las líneas aéreas europeas, tendría un esquema de propiedad pulverizada? cuya mayoría la detentarían los propios trabajadores.
Estos, de acuerdo al esquema planteado, tendrían entre el 10 y el 15 por ciento de la empresa aérea insignia del país. El resto estaría en manos de los accionistas que acuden a la Bolsa Mexicana de Valores, en el entendido que el 40 por ciento está ya en sus manos.
Ahora que la condición para que pilotos, azafatas y personal de tierra alcancen la participación accionaria es que se comprometen a generar ahorros a favor de la empresa por entre 60 y 90 millones de dólares al año.
Sin embargo, en el plano práctico la colocación del 60 por ciento del capital que detenta el Gobierno en el mercado bursátil, o mejor dicho del 50 si se acepta el plan de austeridad, podría abrirle la puerta a un solo comprador que pian pianito alcanzara mayoría.
Más aún, podría darse el caso que en el camino surgiera un postor que ofreciera algo más del precio de mercado por el paquete de acciones, en cuyo caso la colocación llegaría atada a la propuesta.
El atractivo para el postor, quizá Jorge Nehme, el presidente de la línea aérea A Volar; quizá Carlos Hank Rohn, el presidente del grupo financiero Interacciones; quizá Olegario Vázquez Raña, el presidente del grupo Ángeles o Germán Larrea, el presidente del Grupo Industrial Minera México, sería realizar la operación sin el engorroso pago de impuestos. Igualito que se vendió Banamex, pues.
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Entre las firmas que recibieron anoche el distintivo del Centro Mexicano de la Filantropía como Socialmente Responsables, anote también a Holcim Apasco, a quien se reconoció por séptima ocasión.
La firma mantiene desde 1996, entre otros, una serie de Centros de Capacitación Agropecuaria y Forestal que han beneficiado a más de 20 mil mexicanos.
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