Pendiente aún la resolución sobre el Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica planteada por Mexicana de Aviación contra sus sobrecargos, está en rodaje una segunda parte de la película, si bien con la mitad del elenco renovado.
Aeroméxico entra a escena bajo la misma trama: la imposibilidad de mantener intacto el contrato colectivo de trabajo y seguir operando, pero con una oferta de participación accionaria en la mesa.
La apuesta habla de generar ahorros, vía el desmantelamiento de cláusulas calificadas de excesivas, por 35 millones de dólares, cantidad idéntica a la que se ha logrado vía la renuncia voluntaria a supuestos privilegios por parte de pilotos y personal de tierra.
Al igual que Mexicana, alguna vez su par en la aventura de Cintra, Aeroméxico, hoy Consorcio Aeroméxico al integrar a su causa a Aeromar a la disolución de la controladora, logró previamente que la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación que encabeza Francisco Villarreal dejara correr en blanco, es decir sin aumento salarial al calce, la revisión contractual.
Sin embargo, a diferencia de Mexicana, la línea aérea en proceso de privatización no llega al instrumento de ajuste para la sobrevivencia previsto en la Ley Federal del Trabajo con el agua rozándole el cuello.
En contraste con ésta, Aeroméxico mantiene, pese a la feroz competencia de las líneas aéreas de bajo costo, un capital positivo, es decir un remanente entre el valor de sus activos y el de sus débitos.
Más aún, en radical contraste con la línea aérea con la que ahora compite, las escaleras se están barriendo de arriba hacia abajo. Los mandos de la empresa, empezando por su director general, Andrés Conesa Labastida, se han reducido el salario en 25 por ciento durante un lapso mínimo de tres años.
Se diría pues que, a diferencia también de Mexicana, la empresa propiedad mayoritaria del gobierno federal en la magia del rescate bancario, no llegará al pleito con la espada desenvainada, sino a intentar la conciliación bajo el arbitraje de la Secretaría del Trabajo.
La razón es simple: de llegar a las últimas consecuencias el procedimiento y resultar ganadora, la compañía enfrentaría el malestar del personal que representa su propio rostro, el emblema de la marca, en un momento crucial para su imagen.
De hecho, en la antesala de su venta al gran público vía un oferta segmentada en la Bolsa Mexicana de Valores, la firma está tratando de transformar su estructura operativa.
De entrada, la intención es que se integre su oferta en una sola marca, es decir Aeromar se transforme en Conexión (Conection) Aeroméxico, orientándola fundamentalmente hacia vuelos internos.
La firma nodriza, a su vez, dirigirá el grueso de su flota hacia el exterior, tras el éxito de las últimas rutas abiertas, con énfasis en la México-Tijuana-Tokio, cuyo índice de ocupación alcanza 90 por ciento.
De hecho, la intención es abrir una nueva ruta directa México-Barcelona, además de intensificar las que vuelan hacia diversas ciudades de Estados Unidos y América del Sur.
En el caso de Centroamérica, la empresa logró un campanazo al permitírsele operaciones de cabotaje, es decir cargar pasaje en Guatemala en ruta que parte de la ciudad de México y alcanza Honduras.
De acuerdo a la ruta crítica prevista por el Consejo de Administración de la compañía aérea en febrero pasado, de no presentarse una oferta no solicitada por parte de algún particular, la firma se privatizará al estilo inglés, es decir pulverizando la venta de sus acciones en el piso de remates de la Bolsa mexicana de Valores.
(¿Se acuerda usted que bajo esa fórmula el gobierno de la señora Margaret Thatcher se deshizo de las grandes firmas que mantenía el Reino Unido de la Gran Bretaña, empezando por su línea emblema, British Airways?)
Por lo pronto, aunque en las versiones aparecen apellidos como los Vázquez Raña, Slim o Alcántara, hasta hoy el único empresario que se ha acercado a la empresa es el presidente de la línea aérea de bajo costo A Volar, Jorge Nehme… a quien se le remitió a negociar con los sindicatos. El plazo para que éste camine del dicho al hecho vence en septiembre.
La línea bandera de México en lucha por seguir en el aire.
Balance general
Otorgado a jalones el visto bueno de la Secretaría de Hacienda a la propuesta de refinanciamiento de la deuda del gobierno capitalino, esta semana se concretará finalmente la operación que permitirá el canje de deuda vieja por nueva por un monto global de 38 mil millones de pesos.
En los ajustes para fijar las condiciones de pago participarán ocho grupos financieros nacionales y extranjeros, de los 12 que originalmente habían planteado ofertas el 29 de mayo pasado.
La gran sorpresa llegará al conocerse los nombres de éstos.
La garantía del gobierno encabezado por Marcelo Ebrard serán las participaciones que recibe del gobierno federal. De ahí la exigencia del aval de la dependencia encabezada por Agustín Carstens.
La bala, pues, pasó rozando.
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Lo inaudito del asunto, en el escándalo que envuelve a la Comisión Federal de Electricidad, es que en tres años ésta no haya detectado las transferencias de recursos de la tesorería de ésta que se hacían hacia cuentas particulares de funcionarios y empleados de la empresa pública, cuyo monto, según la denuncia en la mesa, alcanzó 280 millones 152 mil pesos.
En total se habla de 209 operaciones electrónicas.
En la operación delictiva estarían involucrados 18 ex trabajadores de la paraestatal, de los cuales sólo se ha aprehendido a cinco.
¿Se atarugó el órgano de Control Interno de la dependencia?
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El Citigroup de Estados Unidos, propietario de Banamex, adquirió 8.9 por ciento de las acciones de la empresa telefónica Axtel, con derecho de llegar a 10.
Lo curioso del caso es que la firma le había pagado a la intermediaria 506 millones de dólares por su participación en la empresa Avantel que sumó a su causa. La operación, lo recordará usted, se cerró en diciembre del año pasado.
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Aunque sigue integrada al escenario de suspensión de pagos que se abrió hace ya 10 años, Altos Hornos de México mantiene ganancias crecientes desde hace tres.
La firma encabezada por Alonso Ancira Elizondo vendió en el segundo trimestre del año 799 mil toneladas de productos de acero, seis por ciento más que en el mismo lapso de 2005.
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En los próximos 18 meses el grupo Posadas de Gastón Azcárraga Andrade abrirá 40 hoteles más en el país, con una inversión de 385 millones de dólares.
Sin embargo, el consorcio sólo asumirá cinco por ciento de la apuesta, dejando el resto a inversionistas nacionales. La llegada de la infraestructura con la que la oferta llegará a 4 mil cuartos, permitirá la creación de 8 mil empleos.
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Pian pianito la Organización Soriana alcanza ya 246 establecimientos en el país, tras inaugurar hace unos días dos más en Cancún y Matamoros. El primero de ellos se abrió en un área de cuatro mil metros cuadrados bajo el formato de Mercado Soriana.
El segundo, con un piso de venta de siete mil 700 metros cuadrados, nació como Hipermercado.
En Cancún se contrató a 150 trabajadores; en Matamoros a 250.
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