Sería mala suerte, inercia o quizá simple ineptitud, el caso es que la primera gran licitación del gobierno actual, en cuyo eje se jugaban tres contratos con un valor conjunto de 3 mil millones de dólares con cargo a Petróleos Mexicanos, está marcada por el sospechosismo
Estamos hablando de la posibilidad, al fin, de perforarse depósitos de crudo en aguas profundas, es decir a siete o 10 mil metros, cuya oportunidad le abre la puerta a la paraestatal para recuperar terreno frente al agotamiento de su yacimiento estelar en la Sonda de Campeche.
Los contratos de la discordia, marcados con el número 18575088-044-07 apuntaban a tres perforadoras marinas a siete, ocho y 10 mil metros de profundidad, que trabajarían por cinco años.
El caso es que, de entrada, por aquellas cosas raras de la vida, la instancia convocante, es decir Pemex Exploración y Producción que encabeza Carlos Morales, lanzó el concurso en Tabasco, a contrapelo de la magnitud de los recursos en juego.
Se diría, pues, que lo escondió.
Pese a ello se inscribieron cinco postores en cada una de las dos categorías del concurso, entre ellos Larsen Oil & Gas Limited, Sea Dragon de México, Noble Contracting, SaiMexicana, e Industrial Perforadora de Campeche.
Ahora que, de acuerdo a los expertos, sólo la cuarta y quinta garantizarían la solvencia tecnológica y operativa reclamada.
Mientras Noble Contracting lleva en su curricula una larga experiencia, SaiMexicana, filial de Saimpem, una empresa de Estado de Italia, cuya actividad integra todas las fases de la tarea petrolera, tiene incursiones en prácticamente todo el planeta.
El caso es que la primera fase, para explorar a 10 mil metros de profundidad, la ganó Industrial Perforadora de Campeche, una firma encabezada por Ramiro Garza, en tanto la segunda tuvo como vencedor a Larson Oil & Gas Limited.
El segundo lugar fue para SaiMexicana, y Sea Dragon de México, respectivamente.
El caso es que la distancia entre las dos, en el caso del primer concurso, fue de 432 mil 525 dólares, es decir 237 dólares diarios, teniendo en cuenta que el contrato es por cinco años.
Mientras la firma mexicana ofreció facturar 975 millones 715 mil 250 dólares, la italiana llegó a 976 millones 147 mil 500.
Estamos hablando, pues, de prácticamente un empate técnico.
La oferta más alta la planteó Lausen Oil & Gas Limited, con mil 78 millones 307 mil 500 dólares.
El problema es que la empresa ganadora no se ha distinguido a lo largo de la historia por cumplir las rutas críticas diseñadas por Pemex en las tareas que ha participado. De hecho, una de sus filiales, Bosnor, provocó un retraso en la colocación de una plataforma de producción encargada, justo, a Saimpem.
La empresa italiana había construído tres en tierra, con el concurso de las firmas Swecomex y Dragados.
Y el problema, más allá, en que la tecnología utilizada por la firma ganadora y la que alcanzó el segundo lugar es diametralmente opuesta. La primera utiliza un barco perforador y la segunda una plataforma semisumergible.
Las diferencias son abismales. Mientras el barco se mueve y se posiciona en forma totalmente independiente, pudiendo recorrer cualquier destino a una velocidad entre ocho y nueve nudos, la plataforma lo hace a una no mayor de cuatro nudos… en distancias cortas. De requerirse tramos mayores, se reclaman dos "suply vessels", cuyo costo aproximado por unidad es de 20 mil dólares.
Naturalmente, en caso de mal tiempo el barco perforador alcanza zonas de seguridad en plazos más cortos.
Desde otro ángulo, éste puede navegar con toda la carga a bordo, pudiendo alcanzar ésta hasta 20 mil toneladas, en tanto la plataforma no puede moverse en tramos largos con una carga de 7 mil toneladas, la mínima reclamada por Pemex, ya que se pondría en grave peligro su estabilidad.
Y si le seguimos, el navío está en opción de equiparse como carguero para almacenar crudo. Más aún, la construcción de la plataforma en el barco puede prever un margen de error de más o menos 15 días… sobre los 30 meses que reclamaría el periodo de construcción de la plataforma.
El caso es que, tradicionalmente, la diferencia de costos entre un barco y una plataforma es de 100 millones de dólares, lo que refuerza la certeza de que la licitación se ubicó en un empate técnico.
Como usted sabe, la Ley Federal de Adquisiciones y Arrendamientos prevee privilegiar en caso de empate la solvencia técnica de los concursantes, bajo el argumento de que el mejor precio no es necesariamente la mejor opción.
El escándalo, pues, está tocando la puerta.
Balance general
El gran vencedor en el escenario de la respuesta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al recurso de inconstitucionalidad planteado por un grupo plural de ex senadores contra la llamada Ley Televisa, es el ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz.
Como recordará usted, éste sostenía a voz en cuello que con la llegada del triple play, es decir la posibilidad de aprovechar el espectro en materia de voz, datos y video, los concesionarios estaban obligados a pagar por la extensión.
El caso es que la posición del ex funcionario se interpretó como un capítulo más de su añeja rivalidad con el magnate Carlos Slim, dada la exigencia de apuntar con mayor énfasis hacia Teléfonos de México.
Y el caso es que en su empecinamiento el ex Secretario de Hacienda le planteó una y otra vez al presidente Vicente Fox la necesidad de vetar las reformas aprobadas por el Congreso, a lo que éste se negó rotundamente.
En el escenario, hete aquí que los integrantes de la Comisión Federal de Telecomunicaciones gritaban a coro que la exigencia era inaceptable, vamos que jurídicamente no se justificaba el cobro extra.
Y ya ve usted el ridículo…
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A la callada, mientras la Secretaría de Comunicaciones y Transportes hace malabares para implementar el famoso programa piloto que abriría el camino para la postergada apertura de transporte terrestre en los Estados Unidos, la línea aérea de bajo costo Volaris ya abrió brecha.
Hete aquí que los pasajeros que vuelan de Toluca a Tijuana tienen opción de tomar en el aeropuerto un transporte de extensión que los traslada a San Diego sin necesidad de esperar el avance de la colosal cola para cruzar la aduana.
Trato preferencial, pues, bajo el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
El autobús de la empresa aérea encabezado por Pedro Aspe Armella llega a la estación de ferrocarril de la ciudad californiana.
Dicen que los pasajeros llegan gritando: “¡Sí-se-puede! ¡Sí-se-puede!”
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Finalmente el Octavo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Distrito Federal le negó en definitiva un amparo a Javier Moreno Valle en su intento de invalidar la asamblea de socios de la Televisora del Valle de México, empresa concesionaria del canal 40 de la televisión abierta, en la que se nombró a Hernán Cabalceta como administrador único.
La protección de la justicia la había solicitado el abogado Javier Quijano.
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En lo que apunta a un parto de los montes, hete aquí que el peritaje solicitado por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje en relación al Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica planteado por Mexicana de Aviación contra la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación concluyó simple y llanamente que la empresa necesita generar ahorros por entre 17 y 25 millones de dólares… a costa de sus trabajadores. No, pos sí.
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