Nacidas para perder en materia de litigios frente al capital extranjero en defensa de marcas o símbolos nacionales, hete aquí que al interior del país las derrotas de empresas nacionales son aún más estrepitosas, dadas las formidables lagunas en la Ley de Protección Industrial.
Se diría que el ordenamiento se colocó en charola de plata para las grandes firmas multinacionales o los despachos jurídicos a su servicio, cuyo acoso permanente a las compañías mexicanas se ha vuelto pesadilla.
De entrada, la legislación ubica como ?similar en grado de confusión? a una marca cuando utiliza en la última sílaba las mismas vocales, al margen de las consonantes, de otra.
Abierta, pues, la grieta, los grandes despachos de abogados, tiburones en mares nebulosos, amedrentan a las compañías nacionales que a su juicio cayeron en falta, con la amenaza de iniciar un costoso juicio que inevitablemente se inclinaría a su favor, en afán, dicen, de llegar a un arreglo favorable entre las partes.
Este consiste, en la mayoría de los casos, en que el supuesto infractor se obligue a contratar una franquicia que le permita explotar la marca que había registrado como propia? pagando, naturalmente, una renta mensual.
Haga de cuenta un contrato de protección como los que ofrecía la mafia en los Estados Unidos durante la época de Al Capone.
Naturalmente, la revisión en busca de supuestos piratas es cotidiana, alcanzando a productos industriales comerciales o razones sociales de los negocios.
Cualquier pichoncito es bueno para jugar al blanco.
Ahora que si algún valentón se atreve a jugársela, en la certeza de que a su lado estarán la ley y las autoridades mexicanas, el chasco será de antología.
Investido de algún poder soberano otorgado desde las alturas del Olimpo, hete aquí que el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial tiene facultades para realizar visitas-sorpresa a las supuestas empresas infractoras, a veces sin la orden judicial correspondiente, en opción de confiscar todo el material impreso que tenga la marca en entredicho? incluída, naturalmente, la mercancía correspondiente.
El asalto llega prácticamente en automático tras interponer alguna multinacional la denuncia de plagio o piratería.
Y a partir de la supuesta flagrancia, la multa para quien siga usando la marca de la discordia es de 500 salarios mínimos?diarios.
Y si le seguimos rascando, se da el caso que en otro de sus apartados la Ley de Protección Industrial establece que los malos manejos que hiciera de alguna marca registrada en México el representante de una firma extranjera, no podrán ser anulados, es decir tendrán validez legal.
En contraste, el ordenamiento señala que los malos manejos que hiciera en México el representante de una marca registrada en el extranjero serán nulos.
La ley, pues, del embudo.
¿Se acuerda usted que México perdió un litigio contra el uso abusivo que se daba en el extranjero a la imagen de la Virgen de Guadalupe para efectos de comercialización?
¿Se acuerda las mil y un derrotas frente al uso de la palabra tequila por parte de firmas oportunistas en los Estados Unidos y Japón, a contrapelo de la denominación de origen con que cuenta nuestro país?
¿Se acuerda que mordimos el polvo cuando se intentó detener la comercialización en el extranjero de playeras con la leyenda ?Isla Mujeres? o ?Momias de Guanajuato??
Y si nos vamos más lejos, el Instituto Mexicano de la Propiedad industrial no hizo nada cuando la empresa fabricante de los chicles Adam?s lanzó al mercado su marca Clark?s para competir contra el segmento estelar de Canel?s, es decir la presentación de cuatro pastillas en envase de celofán.
Más allá, tampoco se hizo mayor cosa que confiscarle alguna mercancía a un bodeguero de la Central de Abastos, cuando un productor mexicano se atrevió a acusar de plagio a la poderosa firma alemana productora de chocolates ?Ferrero-Roché?, al utilizar la figura del hipopótamo azul registrado en México como estrella de la serie de dibujos animados Kolitas.
Como están las cosas, pues, en una de esas perdemos la marca de chocolate ?Abuelita?; la patente de los mixiotes, los huaraches de suela de llanta, Televisión Azteca, Grupo México; la denominación de origen del pulque, la miscelánea ?La Lupita? o la pulquería ?La Hija de los Apaches?.
¿Viva México?
Balance general
Aunque se cuidó de no mostrar totalmente sus cartas, en su primera presentación ante un grupo de empresarios el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, dejó en claro que el eje de la reforma fiscal que se cocina serán los impuestos al consumo.
Como le adelantamos, pues, la intención es unificar las tasas del Impuesto al Valor Agregado, es decir pasar de cero al 15 las de alimentos y medicinas, a cambio de reducir la del Impuesto sobre la Renta a un nivel idéntico? eliminando de pasadita los regímenes especiales.
Se diría que en términos generales la presentación del funcionario el martes pasado en el Club de Industriales, incluído el diagnóstico de la economía y la agenda de la dependencia, fue bien recibida.
Más aún, Carstens aceptó preguntas de los 300 asistentes, por más que una de ellas lo haya incomodado: cuando se habló de qué pasaría con los más de dos millones de empresas que se desenvuelven en la informalidad.
Al evento acudieron los ex secretarios de Hacienda Jesús Silva-Herzog, David Ibarra y Fernando Solana.
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Sería el cansancio, la presión de la Secretaría del Trabajo por conjurar la huelga, o el simple deseo de darle el ?avión? a los propietarios de los ingenios, el caso es que el sábado a la medianoche el dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera, Enrique Ramos, se despidió de mano de la contraparte agradeciendo su ?generosa? colaboración.
El acuerdo, pues, quedaba planchado.
El caso es que el lunes el viento corría en sentido contrario. El sindicato desconoció el acuerdo de modernización del contrato-ley que rige a la industria, por más que se había abierto un periodo de 90 días para analizar las fórmulas, previa realización de estudios que pagarían los patrones.
Más allá, se desconocía el esquema de jubilaciones que obligaba a las empresas a otorgarle a los solicitantes una indemnización de marcha equivalente a lo que marca la Ley Federal del Trabajo en materia de despido, es decir tres meses y 20 días por año de antigüedad.
El caso es que, pese al borrón, los dueños de los ingenios aceptaron cumplir el compromiso de un tres por ciento adicional en prestaciones al incremento de cuatro por ciento al tabulador pactado, lo que elevaba a siete puntos la conquista.
La gran pregunta, naturalmente, es qué pasó el domingo.
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Aunque la pelea incluye a Ignacio Deschamps, el flamante director general del banco BBVA/Bancomer, puede usted dar por descontado que el nuevo presidente de la Asociación de Bancos de México será el director general de Ixe, Enrique Castillo Sánchez Mejorada.
La experiencia, pues, inclinó la balanza.
El sucesor de Marcos Martínez, director general de Santander, ha sido durante dos administraciones vicepresidente del organismo.
En su currícula se anota su paso por el grupo financiero Inverméxico; sus tareas como representante de un banco suizo, y su labor para colocar en un lugar privilegiado a Ixe, al que llegó tras la salida del grupo de accionistas que encabezaba Jorge Rangel De Alba.
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