Ley Gil Díaz
Perfilada la posibilidad de convertirse en el rico más rico del planeta, el magnate Carlos Slim convocó en marzo pasado a una tumultuaria conferencia de prensa, en intento de trazar a detalle la ruta de su colosal fortuna. “Nadie me regaló nada”, pues
La sorpresa, frente a la catarata de alusiones tangenciales al parteaguas que representó la concesión de Teléfonos de México en paquete de condición monopólica, llegaría con una frase: “No le tememos a la competencia”.
La condición, empero, para permitir mayoría de capital extranjero en telefonía fija, en congruencia con el escenario en la móvil, se centraba en una sola palabra: Reciprocidad.
Nos abrimos juntos.
La alusión viene a cuento frente a la catarata de críticas al empresario por el feroz cabildeo desatado por Telmex para impedir el paso de dicho al hecho, vía un paquete de reformas y adiciones a diversas disposiciones a la Ley de Inversión Extranjera y la Ley Federal de Telecomunicaciones.
¿En qué quedamos por fin?
La paradoja del caso es que la andanada se da con cargo al gobierno, quien ha lanzado el grito al cielo ante la pretensión de legisladores priístas y perredistas de ponerle corchetes al capital foráneo privado cuyos países no ofrezcan trato igual para el nacional.
De acuerdo a la óptica de la Secretaría de Economía, por ejemplo, de colocarse en la mesa el dando-y-dando-pajarito-volando, México perdería de calle en un panel de solución de controversias convocado bajo el marco de la Organización Mundial de Comercio. El problema es que colocada la iniciativa el 13 de junio pasado ante la Comisión Permanente del Congreso por cuatro legisladores de los partidos Revolucionario Institucional, Convergencia y Nueva Alianza, se considera que la mano que mece la cuna es la del ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz.
De hecho, los detractores de ésta (y de pasadita de éste) ya bautizaron la propuesta con los apellidos del ex funcionario.
Haga de cuenta la Ley Televisa.
Como usted sabe, semanas después de terminado el sexenio foxista Gil Díaz, tras el escándalo desatado por su inclusión en el Consejo de Directores del poderoso banco inglés HSBC, aceptó ser presidente para México y Centroamérica de la firma Telefónica Movistar, filial de la Telefónica Española.
El caso es que la empresa le acaba de lanzar el anzuelo a Axtel, la compañía de telefonía fija que adquirió Avantel, propiedad en su momento de Banamex y la estadounidense que hasta hace unos meses operaba como MCI… de la que Gil Díaz, por cierto, fue director general.
Digamos que una vez más se subieron al ring el ex funcionario y el magnate, sólo que ahora bajo nuevas circunstancias y con nuevos agravios en la buchaca.
Teléfonos de México le arrebató a la Telefónica de España el liderato absoluto en América Latina.
Se diría, pues, que la reforma le cae como anillo al dedo a Telefónica Movistar, con el problema de que se aceleró frente a la lenta maquinaria legislativa.
Le ganaron las ansias, pues.
Y el problema, más allá, es que pareciera que la firma de capital hispano tiene urgencia de conducir al redil una oveja descarriada: su filial que opera bajo la razón social Grupo de Telecomunicaciones Mexicanas.
Bajo el truco simple de integrar a un fideicomiso las acciones, lo que convierte en el papel en neutro al capital, la compañía opera en los renglones de telefonía residencial y de larga distancia, a contrapelo de la prohibición al capital extranjero de alcanzar mayoría.
Telefónica Movistar tiene el 97.46 por ciento del capital de su filial.
Los pecadillos, pues, aunados a la personalidad controvertida de Gil Díaz, están politizando la posibilidad de colocarle un verdadero toro de miura a Teléfonos de México para calibrar su posibilidad de competencia… por más que en igualdad aparente de condiciones su filial de telefonía celular, Telcel, tiene 74.3 por ciento del pastel, en tanto Movistar alcanza apenas 13 por ciento.
O qué, ¿alguien levantaría la mano para mantener intacto un escenario en que Telmex acapare 92 por ciento del mercado?
Ahora que la pregunta es si aquí sí y allá no.
Balance general
Aunque en el papel Mexicana de Aviación se lanzó al vacío al insistir en colocar en la mesa una postura de compra por Aeroméxico, pese a las señales de rechazo de la Comisión Federal de Competencia dada la condición hegemónica de la integración, lo cierto es que lleva paracaídas.
Digamos que la firma encabezada por Gastón Azcárraga Andrade está ganando tiempo al tiempo en la posibilidad de que se agote la fuerza de Banamex y socios que le acompañan o de la familia Saba en lo que parece feria de revires.
De acuerdo al calendario previsto por la CFC, el viernes de la semana próxima podría votar el pleno el sí o no a la solicitud de la línea aérea propiedad del grupo hotelero Posadas.
La coyuntura se abrió ante un guiño de la dependencia encabezada por Eduardo Pérez Motta en el sentido de que la operación podría condicionarse a una eventual venta de activos de una y otra aerolínea.
Dicho con todas las letras, Mexicana reducida compraría Aeroméxico reducida… por más que el monto de su oferta resultó muy superior al planteado en segunda vuelta por Banamex.
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Dos meses después de estallada una huelga en su planta de Cananea, a la que la Junta Federal de Conciliación calificara originalmente de ilegal, obteniendo el sindicato minero un amparo contra la resolución, el grupo Minero México está en serias dificultades para cubrir su anunciada producción para este año de 700 mil toneladas de cobre.
El panorama se vuelve más oscuro si se considera que ayer le estalló un paro más a la firma, éste en su matriz con sede en Perú, Southern Cooper Co.
La huelga afecta la mina Toquepala, sembrada como una de las mayores productoras de cobre del planeta.
El reclamo apunta a la exigencia de salarios en línea con lo que se ubica como jugosas ganancias de la empresa.
Estamos hablando de la enésima rebelión sindical en el país andino, con la novedad de que allá no llega la influencia del líder minero Napoleón Gómez Urrutia.
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Completada en las próximas semanas la fusión entre Industrias Monterrey, IMSA, y Hojalata y Lámina, Hylsa, la firma resultante operará bajo la razón social de su comprador, es decir Ternium.
Como usted sabe ésta es filial de la empresa italo-argentina Techint.
La intención de la compañía es canalizar su producción hacia el sector de los aceros galvanizados, además de artículos para la industria de la construcción.
La firma es dueña de las siderúrgicas Sidemar de Argentina y Sidor en Venezuela.
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Con la entrada en escena del banco cuya razón social será Wal Mart de México Adelante, serán 40 las instituciones crediticias que operen en el país.
La intermediaria de la cadena arrancará en noviembre con sólo una sucursal en la ciudad de México y una oferta de créditos al consumo.
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