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EMPRESA

Alberto Barranco

Amos de México

Bajo la advertencia de no estar todos los que son ni ser todos los que están, acaba de aparecer un volumen que retrata de cuerpo entero a 11 de los empresarios más prominentes del país, bajo el sugestivo título Los amos de México.

La selección incluye sólo seis de los 10 ricos más ricos que aparecieron el año pasado en las listas emblemáticas de la revista Forbes, con una anotación al calce: “En ningún sentido el libro intenta convertirse en un linchamiento de estos personajes simplemente porque son millonarios”.

Se trata, dice el prólogo, de personas con virtudes y defectos comunes y corrientes, potenciados, eso sí, por el poder y la disponibilidad de una enorme chequera.

Las pinceladas son elocuentes.

De Carlos Slim, por ejemplo, se habla de un hombre acostumbrado a hacer la ronchita en la rueda de la fortuna: comprar en las vacas flacas; vender en las gordas.

El subibaja llegó, así, en 1982, con la crisis de la deuda del final del sexenio lopezportillista. El magnate adquirió empresas a 1.5 por ciento de su valor contable, pero, justifica el magnate, fui el único que se arriesgó en un mar de desconfianza.

Las facturas fueron de ganga: 23 por ciento de Firestone en 140 mil dólares; 40 por ciento de Cigarros La Moderna en 2 millones de dólares, y 36 por ciento de la papelera Anderson Clayton a 38 pesos la acción… con la novedad de que dos meses después se pegaban dividendos de 65 pesos por título.

De Emilio Azcárraga Jean (“Las trampas del rating”), se señala un suceso que corría de boca en boca sin llegar a las letras de molde: el accidente en que perdió la vida un hermano de Bernardo Gómez… en un vehículo, procedente de Acapulco, que manejaba el hoy presidente de Televisa.

“Gómez se autoinculpó para evitar un escándalo en torno al hijo del poderoso e irascible Tigre Azcárraga. Desde esa época, relatan los conocedores de este episodio, Azcárraga Milmo desconfió de Gómez, pero su hijo Azcárraga Jean lo ha defendido contra viento y marea”.

Del presidente del grupo Bal, Alberto Bailleres, al que se ubica como el segundo más rico de México, se habla de su gusto por mantener en su escritorio dos pequeñas réplicas: una de Napoleón Bonaparte y otra de Mickey Mouse.

El primero, dicen que dice, “es para tener mi ego controlado, porque lo que destruye a los hombres es la soberbia”.

El segundo: “Para que cuando vaya a Disneylandia me crea completamente que Mickey es mi amigo. Pero cuando salga de ahí, no se me olvide que ésa fue una fantasía y no puedo vivir de ilusiones”.

Del presidente del grupo Ángeles, Olegario Vázquez Raña, se recuerda el día en que rechazó una invitación a comer, “pero tú pagas”, del entonces presidente electo, Vicente Fox, señalándole que era amigo de Francisco Labastida… por más que el final se harían amigos entrañables, aunque los vínculos serían más profundos con Marta Sahagún.

De María Asunción Aramburuzabala (“La heredera que rompió moldes”), a quien se ubica como reina de la cerveza, se recuerda que en 1995, un día antes de que su padre muriera de cáncer, dejó a sus hijos en la escuela y se fue a una reunión del Consejo de Administración de la Cervecería Modelo: “Aquí estoy”.

El desplante se festejó ruidosamente.

Del banquero Roberto Hernández, autonombrado El villano favorito de Andrés Manuel López Obrador, se recuerda que el 30 de noviembre de 2006, en su último acto como Presidente de la República, Vicente Fox le concedió a su hija, María de Lourdes Hernández de Basoms, una autorización para desarrollar un complejo turístico en la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala de Jalisco.

Del ex presidente de Bimbo, Lorenzo Servitje, se alude a que en una de las fichas de la Dirección Federal de Seguridad resguardada en el Archivo General de la Nación, se señala que en la década de los 70 era un prominente miembro del Opus Dei, al que patrocina con grandes sumas. “Los empresarios de la democracia cristiana tienen cada día mayor número de partidarios. Defienden ampliamente la ideología socialdemócrata cristiana”.

Del presidente de Omnilife, Jorge Vergara, se recuerda el día en que compró una distribuidora de Volkswagen en Guadalajara, para tener el gusto de despedir a un funcionario que años antes lo había corrido a él.

Del presidente de Cementos Mexicanos, Lorenzo Zambrano (“El regiomontano discreto”), se recuerda que tras estudiar una maestría en Administración de Empresas ingresó a Cementos Mexicanos, donde la envidia lo mandó al exilio, colocándolo en una pequeña planta de Torreón… de donde regresaría victorioso a Monterrey, tras volverla modelo.

Del presidente del grupo Maseca, Roberto González Barrera, se señala que a los 40 años ya era un hombre rico, luego de ser bolero en su natal Cerralvo, Nuevo León; vendedor a los 13 años; perforador de Pemex a los 17; electricista a los 25… para convertirse en dueño y señor de la mayor fabricante de harina de maíz, que producía con tecnología propia, en las postrimerías del sexenio del presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Coordinado por Jorge Zepeda Patterson, el libro incluye, entre otras, las plumas de Blanche Petrich, Marco Lara Klahr, Alejandro Páez Varela y Jenaro Villamil.

Los amos de México.

Balance general

Por aquellas cosas raras de la vida, la Presidencia de la República no ha enviado para su publicación en el Diario Oficial el decreto por medio del cual se elimina el requisito de instalar una planta de producción en el país para las empresas fabricantes de productos farmacéuticos que exportan a México.

La posibilidad se abrió con una disposición del Congreso, cuya exposición de motivos hablaba simple y llanamente de incrementar la competencia para abatir precios.

El tema provocó una andanada de reclamos contra el secretario de Salud, José Ángel Córdova, y el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica, Carlos Abelleyra, durante la convención anual de la industria que se realizó el lunes pasado en Guadalajara.

Este último es director general de la firma transnacional Wyeth.

* * *

Finalmente Televisa perdió un largo pleito con el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, que le exigía transparentar la información respecto a la compra por parte del presidente del consorcio, Emilio Azcárraga Jean, de las acciones que detentaba a la muerte de su padre, Emilio Azcárraga Milmo, el Grupo Alameda.

Este, como recordará usted, era el controlador de la firma Telesistema Mexicano, antecedente de Televisa.

El reclamo lo había puesto en la mesa el despacho Kornstein, Veisz, Wexler & Pollar, con sede en Nueva York… en el marco de la demanda interpuesta contra el directivo y 40 accionistas más por la viuda del empresario conocido como El Tigre, Paula Cussi de Azcárraga.

El consorcio había presentado una demanda de nulidad contra una resolución del órgano, a la que desechó el Tribunal de Justicia Fiscal y Administrativa.

* * *

Pues ahora resulta que la inauguración que se realiza esta mañana no será de la totalidad de las obras de la terminal II del aeropuerto capitalino.

Apenas dos mostradores para otras tantas aerolíneas que se mudarán al incierto.

La apertura total de las obras, cuyo costo alcanzó casi mil millones de dólares, se realizará hasta enero próximo… digo, si para entonces se conecta la vía para el trenecito de juguete y se abren las vialidades para llegar al nuevo edificio.

¿Se acuerda usted cuando el ex presidente Vicente Fox se obstinaba en inaugurar el 30 de noviembre de 2006?

albertobach@yahoo.com.mx

barrancoalberto@prodigy.net.mx

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