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Encuentran a su padre luego de 58 años

Tomás (izq.) y Josefina platican con su padre Gabriel en casa de éste. (Fotografía de Sergio Reyes)

Tomás (izq.) y Josefina platican con su padre Gabriel en casa de éste. (Fotografía de Sergio Reyes)

Cristal Barrientos Torres

Después de 58 años, Tomás y Josefina encontraron a su padre, Gabriel Ochoa Rodríguez. Los más de mil 500 kilómetros recorridos y las 18 horas de viaje valieron la pena, pues ahora tratarán de recuperar el tiempo perdido para quererse y convivir como una familia.

Tomás tenía 16 años de edad –ahora tiene 58- cuando se enteró que Gabriel Ochoa era su verdadero padre, por eso viajó desde Mesa, Arizona, hasta Torreón para buscarlo y por un “milagro”, dice, lo halló vivo, “es como si lo conociera de siempre, no lo siento como un extraño”.

El pasado lunes Tomás llegó a esta ciudad para saber de su pasado, por eso visitó a El Siglo de Torreón para pedir la ayuda de todos en la búsqueda de su padre; la gente que leyó la nota el 25 de diciembre y que sabía de don Gabriel, se comunicó al periódico para tratar de orientarlo.

Pero Tomás ya sabía dónde estaba su padre. Y es que saliendo de El Siglo de Torreón, fue al Registro Civil donde encontró la dirección que tenía don Gabriel cuando registró a Josefina.

Al llegar a la avenida Guerrero y calle 19, preguntó a los vecinos si conocían a su padre, ellos le dijeron que Luis Hernández era la persona que más años tenía viviendo ahí, y que tal vez él podía conocerlo.

Don Luis recibió a Tomás, quien le enseñó la fotografía en blanco y negro de su padre, el único recuerdo que tenía él: “de inmediato lo reconoció, resultó que eran amigos desde la infancia... nos dijo que sabía dónde vivía, en el ejido El Águila, y nos llevó con él”, dice Tomás, quien no puede contener el llanto.

En cuanto Tomás encontró a su padre, llamó a Cuidad Juárez para darle la noticia a su hermana Josefina; ella tenía dos años cuando su madre María Lara se separó de Gabriel, nunca más lo volvió a ver.

Josefina vive en Ciudad Juárez, y llegó a Torreón ayer miércoles por la mañana, “todavía no lo creo, pensé que no era posible que en unas horas hubieran dado con él después de tantos años; yo hice el intento varias veces de buscarlo pero me dijeron que estaba muerto”.

A sus 60 años, Josefina asegura que ella y su hermano harán lo necesario para recuperar el tiempo perdido. “Para mí es como si lo hubiera conocido de toda la vida. No siento ningún rechazo hacia él porque no hay odio ni rencor; esos sentimientos no tienen cabida en nuestro corazón”, señala Josefina.

Don Gabriel no podía creer que tuviera un hijo, pues cuando María lo abandonó sólo había nacido Josefina, nunca supo que se fue estando embarazada.

“Hemos pasado estos días juntos. Mi mamá a mí me dio su versión de la separación y él tiene la suya también, pero el motivo es lo de menos. Mi papá le rezó a Dios y reconoció sus errores, y está contento de podernos conocer”, comenta Tomás.

Pero Josefina y Tomás no sólo encontraron a su padre sino a una familia que los recibió con los brazos abiertos. Ayer miércoles acudieron a El Siglo de Torreón acompañados por sus tíos Felipe y Gregorio, y varios primos, también por doña María del Rosario Ramírez, actual esposa de don Gabriel.

“Queremos que mi papá conozca a nuestros hijos, que conviva con nosotros”, dice Josefina. Pero don Gabriel considera que deben tomarse las cosas con calma, “de joven anduve de aquí para allá, lo que pasa es que era la voz principal de un cuarteto, de un grupo musical, los otros tres ya están enterrados, sólo quedo yo pero aún me gusta cantar y tocar la guitarra, por eso andaba de un lado para otro”.

Don Gabriel tiene 85 años: “gracias a Dios que me dejó vivir tanto tiempo porque siento una inmensa alegría de conocer y estar con mis hijos. Sólo sabía de Josefina, la dejé de ver cuando tenía dos años, pero de Tomás no sabía ni que existía”.

Reconoce que nunca hizo el esfuerzo de buscar a su hija, “con perdón de todos pero ni siquiera me acordaba de ella, pero ahora estoy feliz de la vida”, platica y comienza a llorar, “con mi esposa María tuve nueve hijos, pero murieron cinco, y saber que los tengo a ellos dos me llena de una inmensa alegría”.

Tomás y Josefina, dice don Gabriel, deben sentirse contentos de saber que tienen hermanos para querer y apoyarse en ellos, “mi esposa no me regañó porque le salí con que tenía más hijos, eso sucedió hace muchos años, aún no la conocía, fue en mi juventud; ni siquiera me acuerdo por qué nos dejamos”.

Don Gabriel no es un hombre rico pero tiene propiedades, “ya tenía mis bienes escriturados pero no los conocía a ellos, así que haré otro testamento. En mi juventud andaba de aquí para allá, pero ahora soy un hombre que cree en Dios, que no fuma y no bebe; para mí es un milagro haber encontrado a mis hijos”.

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