Invariablemente en los negocios y empresas de todo tipo, se realizan proyecciones y estrategias que les permitan desarrollarse exitosamente prevaleciendo la responsabilidad básica de la creación de valor, cumplir los objetivos con una inversión mínima de dinero, esfuerzo y tiempo para lograr la máxima eficacia en la consecución de los mismos.
Para ello una administración de calidad debe de propiciar una filosofía de liderazgo que implemente métodos y sistemas que les permita eficientarse hasta lograr la excelencia en sus actividades, promoviendo la mejora continua que le permita alcanzar una ventaja competitiva en el mercado considerando entre otros factores lo siguiente:
Creatividad, Enfoque al mercado, Mayor productividad, Tecnología, Servicio al Cliente, Romper paradigmas.
Al referirme al enfoque situacional del negocio, pretendo matizar el hecho de que las empresas con excelencia normalmente se diversifican con productos y servicios que están muy relacionados con la cadena productiva del ramo en el que se manejan e intentan no salirse del campo de acción al cual está dirigida su actividad, ya que se aprovecha sus puntos de venta, el conocimiento del mercado para aprovechar a su máxima capacidad la tecnología y experiencia en la comercialización que ya dominan.
Cuando se domina las bases fundamentales del negocio se facilita que se puedan tomar decisiones con mayor certidumbre y además todo el esfuerzo del equipo de trabajo se involucra con mayor facilidad en la acción y realización de la finalidad que busca la empresa; una vez fijado el rumbo y las directrices correspondientes se puede actuar con decisión y disciplina en los objetivos previstos, lo cual no se contrapone con la flexibilidad y capacidad de respuesta según el comportamiento del mercado y desde luego de la competencia, además de los cambios constantes en las necesidades del consumidor.
Por supuesto que los factores enumerados anteriormente se pueden considerar como tradicionales pero no por ello dejan de tener vigencia, también lo es el hecho de reexaminar la estrategia corporativa, organizacional y el enfoque que se tenga que aplicar con motivo de las circunstancias y factores externos que muchas veces se encuentran fuera del radio de control en la Administración; el contacto directo con la clientela y sondeos del mercado es una parte fundamental para conocer la realidad en la que se debe avanzar, el actuar rápidamente en estos tiempos es lo que permite superar a la competencia ya que la inmovilidad nos perjudica.
En el entorno actual de la globalización y modernidad se requiere la innovación en los procesos de transformación y entrega del producto al último consumidor, la diferenciación de una marca y su posicionamiento, se logra mediante la calidad del servicio y desde luego del propio producto que se logra a través de la aplicación disciplinada de un proceso de mejora continua, sin dejar de medir el rendimiento y los resultados así como identificando los errores en todos los procesos.
No es casual que estamos viviendo la transformación de esquemas en las grandes corporaciones que para adecuarse a los requerimientos del mundo moderno de los negocios se transforman en Mega Empresas por diversas vías como:
Adquisición de otras compañías
Fusiones
Acuerdos y alianzas de cooperación comercial y tecnológica que puedan proporcionar el máximo de eficiencia y competitividad ante los embates de las nuevas “fábricas del mundo” ante la velocidad de la llamada mundialización comercial y financiera, la desreglamentación entre los que hay una profunda interacción.
La globalización no significa la desaparición de las tensiones económicas por el dominio de los mercados en sus diversos segmentos y por ello el poder de los oligopolios trasnacionales que hoy comercializan en todo el orbe se vuelve cada día más difícil oponerse a ellos eficazmente.