En uno de mis anteriores artículos expresaba mi opinión de las prioridades que en mi opinión el Presidente Felipe Calderón y sus colaboradores deberían de priorizar principalmente en lo referente a la política social, para poder atender los grandes rezagos que tenemos.
La escalada de precios que se han venido presentando en los diversos productos de la canasta básica y otro tipo de servicios es una afrenta para millones de mexicanos, la inflación anual en alimentos de las familias más pobres que son aquellas que perciben hasta un salario mínimo fue de 7.13 por ciento en la primera quincena de enero del presente año según las cifras del Banco de México y desde luego afecta no solo a los consumidores en general, también a los productores en las diferentes actividades económicas como la agricultura, ganadería, agroindustria y a los propios exportadores de diversos productos; es lógico que se requiere apoyo por parte del Gobierno de diversas formas para lograr primero que nada abastecer el mercado interno.
Sabemos del pronóstico a la baja en el crecimiento esperado en este año para nuestro país y además la fracción del PIB que se destina a la inversión no ha crecido mucho a lo largo de las recientes dos décadas; es obvio también que todos coincidimos en que acelerar el crecimiento económico es imprescindible y que va aunado a la eficiencia de los factores productivos.
El efecto negativo económico tiene muy diversas variables que en su momento hemos comentado y que por lo tanto es innecesario enumerar; desafortunadamente nuestra economía continúa sosteniendo sus finanzas con base en situaciones externas: precio del petróleo, remesas de los inmigrantes, exportaciones y turismo pero los números sugieren que es poca la inversión directa hacia México y las advertencias de que estamos cediendo terreno son contundentes.
Al parecer al actual Gobierno evita abordar los subsidios en forma que a mi me parece exagerada, ya que si bien no debemos regresar a los vicios del pasado, el subsidio es un mecanismo que el Gobierno debe utilizar inteligentemente al emplear los recursos dirigidos a una actividad específica. Independientemente de que los países socios como Estados Unidos y Canadá cuentan con la aplicación de los mismos para apoyar a diversos segmentos y lograr mayor productividad y sobre todo competitividad.
El desarrollo económico condiciona las posibilidades e impacto de la política social, mientras la inversión en capital humano y desarrollo del mismo, así como una mayor equidad en la distribución del ingreso deberían de crear condiciones favorables para un desarrollo armónico que propicie la estabilidad social, económica y política. Desafortunadamente hasta el momento el Ejecutivo y el Legislativo distraen su atención en temas que tienen menor importancia a los retos que representa afrontar en debates serios y responsables en los temas económicos que por supuesto requieren superar paradigmas tradicionales dentro del quehacer político; no es posible hablar de un México promisorio cuando no se encuentran soluciones prácticas a los problemas que actualmente estamos enfrentando en la escalada de precios que se supone son solo de corto plazo y por otra parte la oposición criticando al Presidente por sus declaraciones hacia otros países Latinoamericanos, lo cual solo nos desgasta y continuamos en una ruta mediocre y sin que se logre una coherencia de todos los sectores en un pacto de estabilidad de nuestro mercado.
Retomando el índice que mencioné anteriormente del Banco de México, es ocioso mencionar el peligro de la inflación, si bien la evolución de la misma permanece bajo control, siguen estando presentes varios riesgos que ya conocemos, destacando como antes expresé el precio de los energéticos, los altos incrementos de los granos que pueden afectar los precios de los alimentos procesados y el aumento en los precios de muy diversos servicios. Por ello el Instituto Central debe mantener un estricto control de la misma en concordancia también con una política coherente por parte de la Secretaría de Hacienda pero también lo más importante es que el Presidente exija resultados a su equipo económico y evitar el caer como en el sexenio anterior, de referirse al pasado e inmovilizarse en decisiones para el hoy.