Ante la inminente propuesta en el Congreso de una iniciativa de reforma fiscal por parte del Srio. de Hacienda Agustín Carstens, tendientes a lograr una mayor competitividad en el desarrollo y crecimiento que requiere el país, en lo personal no creo que se presente una verdadera Reforma Hacendaria, pero desde luego lo que se apruebe es mejor que permanecer estancados en estos temas como hasta la fecha.
En conexión a lo anterior hoy me referiré a otro de los grandes temas dentro de la problemática de desarrollo en nuestro país: el sector energético, ya que se trata de dos problemas torales que se están aplazando y que en un futuro inmediato estaremos ante una encrucijada de alto riesgo para México.
Como sabemos el petróleo continúa siendo la principal fuente de divisas del país, como sabemos las reservas probadas del petróleo han disminuido considerablemente y la amenaza latente de que en unos cuantos años no se produzca lo suficiente para abastecer las necesidades propias del país.
Independientemente de lo que ocurre en Cantarell la falta de reformas estructurales a Pemex le afecta también la excesiva carga tributaria y aún cuando se aprobara
Las reformas en la Cámara de Diputados; lo malo consiste en que dicha aprobación se condicionó a que los recursos se liberaran paulatinamente, lo cual en mi concepto es un lamentable error, considerando las condiciones críticas de Pemex; además no se avisora una verdadera autonomía de gestión en esta empresa.
Adicionalmente una solución concreta a este problema es la intervención privada de algunas áreas de la paraestatal, pero ya sabemos que para muchos de nuestros Legisladores esto es algo intocable, basándose en una incomprensible miopía sobre el famoso tema del nacionalismo y hasta el momento no conocemos cual es el trabajo que ante esta problemática está llevando a cabo el Congreso y en especial la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, independientemente de que tampoco se ve una posición definida por parte del Ejecutivo.
El otro reto es el del sector eléctrico que está inmerso en una desesperada carrera contra el tiempo, se requieren inversiones cuantiosas para mejorar y aumentar las redes de transmisión y otras consideraciones que existen en su aspecto técnico y desde luego que el Gobierno está imposibilitado de poder hacer frente a este tipo de erogaciones; sin contar con el problema sindical en donde particularmente la compañía de Luz y Fuerza del Centro persiste en mantener posiciones rígidas y a veces intransitables en las negociaciones de la empresa, al igual que la misma Comisión Federal de Electricidad, ya que las conquistas logradas durante años no tienen posibilidades de ser renegociadas.
Estamos inexorablemente a principio de una crisis con proporciones insospechadas, perdidas en algunas notas periodísticas, se descubren declaraciones de personal técnico calificado de éstas empresas, que advierten sobre la posibilidad de un colapso en el flujo de la energía eléctrica incluso, se resienten apagones en las ciudades y regiones con cierta regularidad; de una manera muy parecida se expresan los empresarios a veces desesperados al visualizar los graves problemas que se avecinan cuando el desabasto se agudiza y eso por las razones conocidas se ha detenido el desarrollo de nuevas inversiones, que de otra forma se podría asegurar con mayor énfasis las oportunidades perdidas en lo que se refiere a competitividad y empleo.
En ambos casos hablamos de una real amenaza no solo por lo que se refiere a las necesidades de la población sino además, perdemos la oportunidad de inversiones nacionales y extranjeras que requerimos urgentemente, seguimos mandando señales confusas a todo tipo de inversionistas y por consiguiente seguimos negándonos la posibilidad de competir mundialmente.
