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ENLACE, una prueba que no evalúa, sólo descalifica

Rolando Cruz García

El Sistema Educativo Nacional asegura tener como prioridad el tema de la evaluación, un tema que en voz de la secretaria del ramo, Josefina Vázquez Mota, es de vital importancia para la Administración calderonista, no sólo por los criterios de rendición de cuentas y de transparencia, sino por ser un instrumento para detectar desigualdades, para explicar avances, para señalar limitaciones, para sustentar todo lo que se planea y por supuesto para la toma de decisiones.

La Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), parte de una serie de objetivos y metas que en el plano de las intencionalidades evaluativas puede ser correcto y seguramente servirá para detectar éstos y algunos otros indicadores no-explicitados, que vendrán a describir una especie de radiografía del sistema educativo nacional a nivel básico, aunque ya se anuncia que esta “prueba objetiva” se aplicará en el nivel medio-superior, es decir en bachillerato, en noviembre del presente año a nivel de prueba piloto.

Sin embargo, para evaluar (en su sentido más amplio) no basta con tener buenas intenciones y tratar de estandarizar a todos los alumnos de 3º a 6º de primaria, así como de 3º de secundaria en las áreas de español y matemáticas (8.3 millones de niños y jóvenes en junio de 2006 y 11.5 millones en 2007) ya que como es sabido, no hay nada más injusto que tratar igual a los desiguales; esto debido a que se aplica un examen exhaustivo de 120 reactivos o preguntas, con cuatro respuestas extraordinariamente parecidas, sólo una correcta, en tiempos predeterminados (45 minutos por sección), igual a niños de zonas urbanas, urbanomarginadas y rurales, que jamás estarán en las mismas condiciones de alimentación, nutrición, salud y nivel de instrucción.

Es por ello que me atrevo a asegurar que la prueba no evalúa, sólo mide la capacidad de memorización de niños y jóvenes, cuando lo importante ahora en educación no es que memoricen sino que comprendan y utilicen lo que aprenden; además de “descalificarlos” asegurando ahora que, con la aplicación de la prueba, se detectó que un alto porcentaje de los alumnos examinados (más del 50 por ciento) resultaron ser tramposos y copiones; me pregunto ¿cómo detectaron que dichos alumnos hicieron trampa o qué aspectos cualitativos le permiten a la SEP hacer tales inferencias?

La prueba ENLACE, está destinada a ser un instrumento más de validación del sistema, en donde se intenta contextualizar los resultados que se obtengan, con otros indicadores del SEN (Sistema Educativo Nacional), tales como el índice de reprobación, deserción, grado de marginación de las escuelas, nivel de eficiencia terminal, etcétera.

Lo que no se ha ponderado es el daño que dicha prueba puede ocasionar al clasificar a las escuelas y a sus maestros como de primera, de segunda y hasta de tercera categoría, ya que serán estos últimos los chivos expiatorios de los malos resultados que arroje la mencionada prueba, como lo menciona la investigadora en pedagogía de la UNAM Catalina Inclán Espinosa: “el daño puede ser más permanente y amplio que el beneficio que dicha prueba puede tener”.

El Gobierno de Felipe Calderón sostiene que no es una evaluación comparativa, pero en los hechos se demuestra lo contrario, ya que no sólo está comparando a escuelas públicas y privadas sino que está arrojando resultados, en los que los planteles privados están “ganando” un plus: ser los mejores en ENLACE.

En opinión de profesores y directivos del Distrito Federal, la prueba sienta las bases para poner en marcha el llamado “bono académico” con el que el Estado pretende proporcionar a las familias los recursos para que decidan a qué escuela enviarán a sus hijos y obviamente los resultados les dirán que las particulares son las más “sobresalientes”.

Si la intención es proporcionar información a la sociedad de cómo nos encontramos educativamente hablando, me parece un esfuerzo vano ya que sólo nos dirá lo que ya todos sabemos, que estamos mal en educación; el cuestionamiento es ¿para qué gastar tantos recursos pudiendo destinarlos a fortalecer otras áreas más necesitadas en las escuelas?, como la infraestructura, el equipamiento o la formación docente y directiva, por ejemplo.

Lo que creo que la SEP deberá clarificar es precisamente qué va a hacer con los resultados y responder a cuestionamientos que la sociedad mexicana ya se hace: ¿qué se va a replantear en nuestras escuelas?, ¿cómo vamos a fortalecer el desempeño docente? ¿cómo van a solventarse tan enormes desigualdades? ¿qué decisiones tomará el Gobierno Federal respecto a un sistema de educación básica reprobado?

La Secretaría de Educación Pública diseñó la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE) con el propósito fundamental de transitar de una concepción de la evaluación como mecanismo de control o fiscalización, a la evaluación como un medio fundamental para propiciar aprendizajes individuales y organizacionales que contribuyan a la mejora educativa del país desde el salón de clase y desde la escuela misma.

En el papel esto suena correcto ya que la evaluación para lo que nos sirve es precisamente para mejorar, pero ¿cómo mejorar si de entrada lo que hace es sólo medir “cúmulo de conocimientos” en condiciones exhaustivas de aplicación, en donde muchos niños no alcanzan a contestar más que el 60 o 70 por ciento de la prueba?

Según los maestros de primaria de la Región Lagunera “Los niños no pueden con una prueba tan larga y tan complicada”, han comentado. A los padres de familia, por ejemplo, sólo se les entregará un documento con el resultado de su hijo, donde se les recomienda establecer estrategias conjuntas con el maestro para que platiquen y motiven al alumno para que mejore su rendimiento, que tengan un lugar adecuado para estudiar, que corrijan los errores, etcétera.

La SEP asegura que a los maestros, se les dará a conocer en qué contenidos y con cuáles alumnos se requiere trabajar más, a fin de facilitar la construcción de nuevos aprendizajes, sobre todo si fue quien atendió dicho grupo el ciclo escolar anterior, lo que le permitirá evaluar objetivamente sus estrategias de enseñanza y detectar sus necesidades de capacitación, al identificar áreas de oportunidad de mejora en su intervención pedagógica. Lo que en realidad sucede es que a la escuela (y no a los maestros) le entregan solamente un cuadro con resultados de los niños evaluados donde los clasifican en cuatro categorías: excelente, bueno, regular e insuficiente.

Lo más triste del asunto es que se clasifica a las escuelas, a los profesores y a los alumnos y de entrada se les descalifica y se les señala como tramposos y copiones, dando a entender además que estarían coludidos los directivos, los profesores y hasta los padres de familia, que también participan en el momento de aplicación de la famosa prueba ENLACE, ¿bajo estos criterios va a evaluar la SEP, con la finalidad de propiciar una mejora continua en nuestras escuelas? el Gobierno tiene la palabra.

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