La más antigua referencia que tengo de un proyecto de revista cultural es del año de 1943, fecha en que se publica el primer número de Acción Lagunera (el primero de septiembre; o sea que pronto de esto se cumplirán 64 años. Me llama la atención su editorial de presentación que dice: Coincide la aparición de acción lagunera con las inusitadas fiestas comarcanas del algodón y la victoria, y tal coincidencia nos parece un augurio y un norte. Inspirados en propósitos de cultura y divulgación, circunscritos a nuestra región que, si bien crece evidentemente en prestigio y fuerzas económicas, ha quedado a la zaga en las altas cuestiones del espíritu, el cual, según reza el lema universitario, hablará por nuestra raza”.
Dicha revista fue editada por Emilio Herrera Muñoz y Pablo C. Moreno y escribían en ella, aparte de los mencionados, Jorge J. Sánchez, Enrique Mesta, y se publicaban poesías de personajes como Rubén Darío.
La revista tuvo una vida de dos años, 24 números. Sus editores se fusionaron a un nuevo grupo de personas interesadas en la cultura y que habían ido llegando de fuera, con estudios universitarios. Este nuevo grupo se llamó el ateneo de la Juventud y la mayoría de sus reuniones las hacían en la Librería Faedo. Tuvieron una nueva publicación que se llamó Cauce. En el directorio editorial figuraban: Federico Elizondo Saucedo, como director, Alfonso Gómez Aguirre como administrador, Enrique Mesta en redacción. Colaboraron Magdalena Briones, Alfonso Gómez Aguirre, Pablo C. Moreno, Salvador Vizcaíno Hernández, Rafael del Río, Emilio Rodríguez Lobo, Ernesto Cabello flores, Joaquín Sánchez Matamoros, Álvaro Rodríguez Villarreal, Felipe Sánchez de la Fuente, José león Robles de la Torre, Emilio Herrera Muñoz, quien se encargó de editar los últimos números de la revista Nuevo Cauce con una entrevista de Pedro Garfias.
A este grupo pertenecía Rafael del Río quien fue uno de los primeros maestros de poesía de Enriqueta Ochoa quien posteriormente llegó a sobresalir en las letras nacionales y que actualmente vive en la Ciudad de México. La ciudad tiene un certamen literario con su nombre.
En los setentas se comenzaron a estilar los talleres literarios y uno de los primeros que existió fue el Talitla de donde surgió Francisco Amparán. Posteriormente surgieron los botellos, el grupo Botella al mar que tan atinadamente dirigió Saúl Rosales y al cual pertenecieron Prado Galán, Pablo Arredondo, Enrique Lomas Uristas y Jaime Muñoz que han lograron sobresalir a nivel nacional e internacional. Otro grupo literario fue areniscas, con José Luis Uradibay, Lidia Acevedo, Yolanda Natera.
Otra revista literaria que ha sobresalido ampliamente es la editada por El Teatro Isauro Martínez cuyo director es Saúl Rosales y donde todas las nuevas plumas han tenido lugar.
La literatura se ha hecho como se ha podido, en los periódicos, en las revistas y se han publicado libros. De que yo tenga referencia, es de 1944 cuando mi padre publicó sus primeras arenillas. En los setenta y ochenta la actividad editorial comenzó a ser importante, en los noventas se acrecentó. Se llegaron a publicar diez libros en un año, de todas las calidades. Las publicaciones, en un principio eran de autor. Con el tiempo, las instituciones culturales dieron su apoyo y muchos que no pudieron hacerlo de otra manera aprovecharon las facilidades que daba la presidencia municipal. Hasta el año pasado las cosas iban bien y yo creo que la ciudad ha sido correspondida con la serie de premios que los escritores laguneros han dado a la región. El que más ha sobresalido en esto es Jaime Muñoz, mas no debemos olvidar que han sido muchos otros quienes también han traído premios en poesía, cuento y novela. (Amparán, Prado Galán, Vicente Rodríguez, José Luis Urdaibay, Yolanda Natera, Édgar Valencia y otros que se me pasa su nombre y a los que les pido disculpa. Yo obtuve una mención a nivel nacional en el primer certamen de cuento infantil, de la primera feria internacional del libro infantil y juvenil en la Ciudad de México).
A que viene esta presunción, que de la noche a la mañana la presidencias municipal de Torreón ha bajado el apoyo que se le daba a la literatura. El primer año publicó cero libros, el segundo año tres libros y el tercer año un libro. Los libros de setenta páginas los vende a cien pesos ( lo mismo que cuesta cien años de soledad) ( raro que los libros españoles cuesten 60, 70 pesos, y hasta te encuentras buenos empastados a 35 pesos. Ejemplo una Biografía de García Lorca de ¡Plaza y Janes!).
Habiendo siete libros propuestos solamente uno que porque así lo decidió un comité de la Ciudad de México. Esto es un modo más de festejar los cien años de Torreón. Eso sí, a diario nos enteramos que los únicos mediocres son los burócratas que hacen obras mal terminadas. Hay quien hace la cultura y hay quien vive de la cultura.
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