¿Espectáculo? No creo que llegue ni siquiera a espectáculo. Si éste era el primoroso regalo que se tenía para conmemorar los cien años de la ciudad se hubieran ahorrado el regalo. Hay otras formas de limar asperezas, de llegar a acuerdos, de pactar, de actuar políticamente. Del modo en que lo están haciendo lo único que obtienen es el desencanto de la ciudadanía. ¿En dónde quedan las leyes? ¿En dónde el sentido común? El caos. Vivimos en el caos. Las obras se paralizan, ambas partes quieren aparentar ser los buenos y la otra parte el testarudo o el malo. La coyuntura se aprovecha para hacerse publicidad gratuita o tener ciertos desplantes que molestan. Lo que queda claro es que el diálogo no se ha podido establecer, y por lo que parece no se podrá establecer. Lo menos importante es la ciudad, lo que en realidad les interesa es ver la manera en que se mueven las fichas del tablero para echarle la culpa al otro para ver si eso fructifica en el futuro, con un puesto político. (Desean otro puesto público para seguir en esta vergonzosa hazaña).
Lástima que los festejos en los que muchos pusieron sus esperanzas; y se pusieron como una forma de rematar el orgullo de ser parte de la historia de esta tierra que se construyó a base de muchísimos esfuerzos, de muchísimos pactos, de muchísimas voluntades que fueron depositando un granito de arena para que la región dejara de ser desierto y se convirtiera en un lugar de producción, esté desembocando en esta ridícula confrontación. Lástima que el interés esté puesto en lo personal y no en la sociedad. La democracia no es eso. La democracia es poner las voluntades en acuerdo y si estas voluntades no quieren ceder en este juego entonces, eso no les interesa.
La ciudad, ni la sociedad, ni la justicia, ni nada se construye satisfaciendo vanidades. Y la vanidad comienza desde que se pone mucho énfasis en sacarse fotografías para que todo mundo vea todas las cosas que haces. Si las obras realizadas, en realidad, no las hace el político, sino es el impuesto que paga el ciudadano quien paga las obras y son las necesidades de la ciudad quien las exige. Queremos que la ciudad se construya, como todo futuro es construido, pero sin tanta vanidad, sin que se tome esa postura de que se nos está concediendo el paraíso terrenal al cual no tenemos derecho.
El político es un administrador. Por eso se optó por la democracia, porque es en las monarquías y las dictaduras donde supuestamente hasta los seres humanos pertenecen al rey y entonces éste sí, puede dejar caer las migajas de la mesa para que los de abajo prueben algo y paguen con su esclavitud por el resto de sus vidas. En la democracia nadie regala nada, el pueblo tiene derecho a tener servicios porque por eso paga y a tener obras para que la ciudad funcione y a tener políticos que le proporcionen un futuro a la región, a la ciudad.
Si se quieren sacar fotos que se dediquen al modelaje. En este jueguito que se traen es una toma y daca. ¿Acaso la ley no establece cuáles son las funciones y los límites de cada nivel de gobierno? ¿Acaso la ley no establece los canales que se deben dirimir para limar asperezas? ¿Acaso en el pasado, aunque fueran de partidos diferentes no pudieron trabajar y construir? Y cuanta leña le han echado a los del pasado. ¿Saben qué?, a mí me convencen más aquéllos que éstos. ¿Qué hubo error? Hubo error, pero no creo que haya sido tan premeditado. Más error es mofarse de una población , como si lo que se aportara al erario del Estado y de la ciudad no fuera importante. Es mofa lo que sucede, es incapacidad para actuar políticamente para la solución de los problemas.
¿A dónde quieren llegar?
El hermano del gobernador quiere venir a subirse a la presidencia. Como parte de la comedia política del Estado de Coahuila, éste es un personaje más que puede salirse de control (¿Olmos le prepara el camino para que así sea?). ¿Se abrirá un frente nuevo en esta guerra de intereses políticos, porque Olmos trabaja también para su futuro? ¿Cómo tomamos estas declaraciones? ¿Queremos que suceda lo mismo que sucede en Oaxaca o Baja California? El abstencionismo es un síntoma de apatía por la incapacidad de combatir el caos. (El gran negocio para quien no tiene escrúpulos). Mientras tanto la obra se suspende. Los presupuestos se van a otra parte. La idea de ciudad, que a mi parecer en estos personajes no existe, queda en el aire. Todo puede esperar, para mañana o para nunca. Por lo menos nos dieron una probadita de ciudad grande pero ya se acabó el tónico. Volveremos a ser rancho, a la estatura de la pequeñez mental de nuestros gobernantes. Se añoran los tiempos de don Nazario. Se añoran los tiempos de don Braulio. Se añoran aquellos tiempos en que esta región se pensó grande. El estadio, el bosque, la Alameda, la avenida Morelos; aquellos tiempos señor don Simón, aquellos tiempos.
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