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Ensayo sobre la cultura / BORRÓN Y CUENTA NUEVA

José Luis Herrera Arce

No hay plazo que no se cumpla. Ya lo del centenario se cumplió. Por fiestas no nos podemos quejar, hubo de todo y para todos; si las obras tendrán que esperar tiempos mejores, ése es el resquicio que queda como la cruda que habremos de pagar en un futuro. Los políticos están acostumbrados a que su palabra sea un paliativo de la realidad, por un lado y que el pueblo no tiene memoria por el otro. El ciudadano tiene la culpa, cómodo se va conformando con las migajas que caen de la mesa. Sintiéndose aislado, considera que la protesta viene a ser inútil.

La pregunta está en el aire; ahora es el primer día de la siguiente centuria. ¿Qué tipo de ciudad queremos para el futuro? ¿Qué tipo de sociedad alimentará el surco y con cuáles beneficios? ¿Quién será el encargado de definir nuestros sentidos de ser en el tobogán de la historia? Eso es cultura.

Si, ésta es una columna cultural y el fin de la cultura es darle un sentido a la vida personal y social. Una sociedad no funciona si no tiene como fundamento una base ideológica; si a esa base ideológica no la antecede una filosofía de la vida, si no se gesta una moral, una ética; y hasta una estética. Si no se gesta un desarrollo tecnológico que se sustente en la ciencia, si todo lo anterior no sucede en beneficio del hombre.

Para ello tendríamos que estar de acuerdo que el hombre es lo más importante de esta historia. Todos los hombres; no nada más una élite que parece ignorar que la repartición de los panes y de los peces es un grito constante de la humanidad. Que no se puede permanecer impávido ante el despido de obreros o ante la falta de creación de fuentes de trabajo. Que no se puede herir su dignidad concediéndole limosna como un acto de bondad, cuando lo que necesita es trabajo como acto de justicia, con un sueldo justo: por la otra parte, el hombre tiene que aprender a ser responsable de sí mismo y de su función como miembro de una sociedad. Debe de entrar en la conciencia que el trabajo es una vía de realización. Es San Pablo quien decía, quien no trabaja que no coma. No basta con trabajar. Mi trabajo está ligado a otros trabajos y en esta cadenita cada quien tiene que cumplir lo mejor posible con su función.

Muchos se consuelan con decir que las ideologías contrarias a uno son las equivocadas y que no debiera dárseles voz. Y donde está la bondad de la ideología propia cuando los resultados no son los que se esperan y los problemas sociales en lugar de encontrar su vía de solución, parecen ser peores que antaño. Ahogar las otras es aniquilar la capacidad crítica de la humanidad. No basta decir que los otros están equivocados hay que demostrar que nosotros estamos en lo correcto. Si el espíritu que se le trata de imprimir es el cristiano (por lo menos eso parecen decir algunos monumentos que erigimos en la ciudad este año: Juan Pablo II y el Manto de la Virgen) habría que demostrar que el cristianismo es un vehículo de justicia social.

Tantas cosas que hay que redefinir, tantos acuerdos que hay que tomar, tantas voces que hay que permitir que se escuchen. Por eso me sorprende que para el año que entra, sólo esté programado la publicación de un libro.

(Interrumpimos esta columna porque algunas fuentes informan que a lo mejor serán dos libros. La segunda obra es fuera de concurso. Bien por la voz que publican, mal porque en una sociedad democrática las reglas deben de ser claras, y la justicia comienza cuando todos se miden con el mismo rasero.)

Por algo hay que empezar. Las voces, las voces, tienen que escucharse todas las voces. No soy socialista, porque desde el socialismo no se escuchan todas las voces. Es en un sistema de libertad como el que vivimos donde aún es posible escucharla y todo intento de acallar una voz es ir contra el sistema. (remember la edad media, el Stalinismo y el Fascismo... también a Busch).

Torreón es una ciudad de voces. Estábamos acostumbrados a publicar muchos libros durante el año. Por lo menos nueve o diez libros se publicaban desde el municipio pero, al parecer, se pusieron sus moños y ahora se acabó el presupuesto para eso. Todos permanecemos callados aceptando tácitamente esa resolución. (Nos estaremos convirtiendo en una sociedad de sujetos tácitos, el sujeto que ni siquiera se escribe en la oración porque va implícito en el verbo).

Multiplicar los libros, y las posibilidades de las galerías para exhibir cuadros, las sales de conciertos, las obras de teatro, las conferencias que vayan más allá de la superación personal (sofismos modernos). Tantas cosas que hay que hacer y tan chiquitos los criterios en el campo de la cultura.

jolhe@hotmail.com

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