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Ensayo sobre la cultura / EL SIGLO XVI

José Luis Herrera Arce

Muy pocas veces nos damos cuenta de cómo hemos llegado a vivir de la manera en que vivimos. Muy pocas veces comparamos la vida actual con el pasado. Por lo general, creemos que la normalidad es lo que cotidianamente se nos aparece y de la misma forma, pensamos ser merecedores de esta modernidad que tampoco sabemos cómo aprovecharla para nuestro verdadero beneficio.

De vez en cuando hay que acercarnos a la ventana de la historia. Nuestro presente no se explica por sí solo. Muchas de las ideas que hoy preocupan nuestra mente, también preocuparon en otros tiempos. La experiencia de los otros es nuestra propia experiencia, pero para que sea una verdadera experiencia tenemos forzosamente que conocerla.

Es por ello que me gusta la historia. Tener conciencia historia es formar parte de un movimiento continuo que puede cambiar de dirección según la inteligencia o la estupidez de los hombres. Desgraciadamente, pocos hacemos la conexión del devenir histórico con nuestras propias vidas. Sabemos datos que no incrustamos en un contexto.

Algunos tienden a pensar que la única historia que vale es la próxima; sin embargo, la historia de nuestro país está íntimamente relacionada con la del mundo entero. De vez en cuando nos sirve acercarnos a esos acontecimientos que nos parecen lejanos para darnos cuenta de que están más cerca de nosotros de lo que creemos.

El Siglo 16 me parece un parte aguas. Por lo general lo relacionamos con el renacimiento porque es el siglo del renacimiento. Cuando nos mencionan esta palabra, la mayoría la liga con el arte.

La primera pregunta a responder sería de qué se renació, por qué se renació y a qué se renació. Los académicos responderán que se renació al camino que ya estaba marcado por los griegos y que había permanecido latente durante la edad media. Esto no es tan cierto, porque a pesar de los achaques que se le puedan hacer a la edad media, al principio y al final hubo una traducción de los conceptos griegos a una conceptualización cristiana: San Agustín/Platón al principio, Sto. Tomás/Aristóteles.

Más que renacer a los griegos, fue renacer al sentimiento de libertad, o luchar, una vez más, por obtener la libertad de conciencia como un antecedente de obtener la libertad política. Puedo considerarlo como un movimiento revolucionario que parte de la crítica religiosa, sobre todo de la no correspondencia entre el pensar y entre el hacer que en el transcurso del siglo fue independizando naciones recién surgidas del poder central que era la iglesia.

Lutero puede ser el punto de partida, seguido por Calvino. Sobre todo el primer mencionado fue la rebelión ante el estado de la iglesia, recordemos que es el tiempo de Alejandro VI (los Borgia) y después de él, otros papás que tenían más intereses terrenales que religiosos.

Con tintes más políticos y personales, es el tiempo de Enrique Octavo quien funda la iglesia anglicana para poderse divorciar y posteriormente Isabel II que mantiene esa religión manteniendo la independencia de Inglaterra. En Francia, la respuesta fue tratar de armonizar intereses entre protestantes (hugonotes) y católicos. Curiosamente, en el siglo, la que llevó el mayor peso de esta relación fue una reyna que no pertenecía directamente a la monarquía Catalina de Médicis, pero que gobernó en lugar de dos o tres hijos.

El país que estuvo en situación más privilegiada fue España, heredero del sacro imperio romano germánico. Carlos V fue emperador y heredó a Felipe II un bastísimo imperio. En las guerras religiosas, sobre todo el segundo, se mostraron intransigentes y algunos culpan a sus acciones como culpables del atraso de España.

Por si esto fuera poco, el cristiano se enfrentaba al turco en el Mediterráneo. Cuantas veces nos mencionan la batalla de Lepanto en la que Cervantes y Cortés participaron; por lo que vemos, el renacimiento es más que arte, políticamente hay ebullición, a la vez que el mundo se ensancha con la conquista de América.

Nos falta mencionar el inicio de la piratería en el Atlántico y las grandes proezas marítimas como la vuelta al mundo. Tratar de unir todo esto es aceptar que el mundo puede ser fantástico. Por lo menos es tema de lectura para mucho tiempo.

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