Jorge Volpi escribió una excelente novela llamada: En Busca de Klingsor que ganó el premio biblioteca breve, Deux Océans, y Grinzane Cavour, en el 2000 y la mejor traducción del Instituto Cervantes de Roma en el 2002. Junto con Ignacio Padilla inició la generación del Crack, que es un movimiento estético que intentó romper con el postboom latinoamericano. Lanzaron un manifiesto que en realidad eran cinco manifiestos, uno por cada novela de los antes citados más Eloy Urroz, Pedro Ángel Polou y Ricardo Chávez Castañeda. A este grupo de escritores interesa, según esto, la forma más que el fondo; aunque, a decir verdad, en la novela En Busca de Klingsor, no veo muchas novedades de forma y en cuanto al fondo, que es una novela uno de cuyos temas principales es el desarrollo de la ciencia del Siglo XX, me parece muy accesible y sobre todo, en algunos puntos, muy claros en cuanto a su comprensión. Tal vez por eso me gustó muchísimo.
En la página 23 hay unas frases que llamaron mi atención:
A)Toda narración ha sido escrita por una narrador. (Lo cual hace la obra subjetiva, según hace entender el autor).
B)Todo narrador ofrece una verdad única. (Según el autor; la verdad es mi verdad y punto).
C)Todo narrador tiene un motivo para narrar. (Los libros siempre son escritos por algún motivo, por más mezquino que éste sea).
Éste es sólo el principio de los grandes aciertos que la novela expone.
Hay que aclarar que los movimientos literarios han ido de un extremo a otro: de la racionalidad pura, a la pasión sentimental. El renacimiento quiso recuperar la racionalidad griega y ello derivó en los preciosismos del barroco que llevó al clasicismo y neoclasicismo. La respuesta fue el romanticismo y la respuesta al romanticismo el realismo y el naturalismo que intentaron ser científicos y luego las búsquedas o los juegos de las formas de los ismos de los 20 y 30´s (que más que nada son formas para huir de la realidad de las entreguerras) y como respuesta es el existencialismo que te vuelve a poner frente a la realidad viéndolo como un mal que a lo mejor se salva con el humanismo, para llevarte al conjunción de magia con realidad, realismo mágico, o a recobrar los juegos de lenguajes del barroco y unirlos a toda la tradición negra del caribe. Y así se va saltando de un lugar a otro con todos los tipos de calidades.
Junto a ello se dan autores que narran, fuera de las escuelas nice y no nice y que son versiones propias. Autores que sin ser reconocidos como lo máximo en las letras sí son importantes; en primer lugar por ser estilos únicos y en segundo porque son versiones subjetivas que necesitamos tener en cuenta para conocer lo mexicano. ¿Quién negará importancia en este campo a: Luis Spota, Raúl Prieto, Armando Ramírez, y a otros tantos que se salen de las capillas y de las escuelas y aún de las temáticas de moda? México es tan amplio, que no todo es Octavio Paz o Carlos Fuentes; más si hablas de la literatura de provincia (se me viene el nombre de Chucho Gardea y Montemayor).
Cito a Volpi en la página 192: “...Cualquiera que haya trabajado con seriedad en un trabajo científico sabe que a la entrada del templo de la ciencia está escrito sobre la puerta: Necesito tener fe”.
Esta afirmación no es contradictoria ya que el trabajo científico comienza con la hipótesis y la hipótesis es un supuesto en el que creo y por lo tanto me dispongo a probar. Si yo no creyera en él no me tomaría el trabajo de comprobarlo.
A partir de aquí la misma novela dejará de entrever que hay un momento en que la ciencia se topa con que no hay absolutos. (precisamente la física cuántica parte de que no puede probar nada porque al momento de intervenir en la realidad, la cambia).
Maravilloso.
Pág. 193: “-Sí- afirmó Planck, implacable. –Una y otra vez nos enfrentamos a lo irracional. De otra forma no podríamos tener fe. Y si no tuviéramos fe, la vida se convertiría en una carga insoportable. No tendríamos música, ni arte, ni capacidad de asombro. Y tampoco tendríamos ciencia”.
A esta novela hay mucho que sacarle. Me vuelve a situar en la posición de que la cultura es para combatir el caos y que las manifestaciones culturales de un tiempo y lugar, son eso, las manifestaciones de un tiempo y lugar que en esto no hay absolutos, ni preciosismos.
Insisto, la literatura de un tiempo y un espacio son expresiones de una sociedad. ¿Quién es el Dios que decide no publicar?
Hay quienes hacen la cultura y hay quienes viven de la cultura.
(Nota Jorge Volpi, actualmente, dirige el canal 22 , e Ignacio Padilla la megabiblioteca cerrada. Creo que no la quiso recibir. Si alguien me lo confirma, please.) Jolhe.