En el artículo pasado hablé de la cantidad de información que se podía sacar con la mención de un solo siglo, en este caso el XVI. De las cosas importantes y revolucionarias que ahí se gestaron y fueron el inicio de los posteriores procesos sociales en el mundo. Una de las tantas cosas que aparecieron fue la presencia de Lucero y Calvino, por un lado y de los Jesuitas por el otro; en otras palabras, surgió la reforma y la contrarreforma. También es posible decirlo de otra manera, evolucionó la capacidad crítica que veía mal lo que estaba mal y que de una manera u otra intentó solucionar los problemas religiosos y por ende los problemas sociales.
Si un pintor nos explicara con su arte lo que sucedió en ese siglo podría decir que se pasó de las figuras planas sin perspectiva al desarrollo de la tercera dimensión. Precisamente el cuadro de La Última Cena de Da Vinci es eso, la utilización del espacio en su tercera dimensión, como continuación del lugar donde estaba pintado. Las líneas de fuga vienen a rematar en la cabeza de Jesucristo, por supuesto, la figura más importante.
Sí, con el renacimiento se pasó del pensamiento plano de una sola dimensión, al pensamiento multidimensional. Pensamos, con los excesos que pueda suponer el hecho de pensar; y lo hicimos de tal manera que podemos dilucidar las maravillas del futuro, pero muy futuro, después de millones de años en que el universo acabe de expandirse y desaparezca. Ayer, alguien, en esos benditos canales culturales, decía que el hombre ya habrá descubierto como salir de este universo para irse a buscar otro en donde seguir evolucionando.
De cuántas cosas puede hablarse cuando uno se asoma a la ciencia y de cuántas más realidades puede palparse cuando uno piensa en la técnica. Ayer se decía que el problema es la capacidad adaptativa del hombre a todos estos cambios, que en sus paradigmas mentales introdujera estos datos para actuar en consecuencia. Esto es posible a partir de los procesos educativos.
Entonces es cuando caí en la realidad, por lo menos en la realidad de la inmensa mayoría de los seres humanos que habitan en la Tierra. La era de Einstein no es comprensible para la mayoría de las personas. La palabra relatividad es como la palabra revolución, algo que se sabe a medias y de oídas y que se supone es algo, lo más conveniente para uno y a lo mejor no lo es.
El común de la gente vive el día en un aquí y en un ahora cotidiano y más con la falta de oportunidades que se nos presenta. Un aquí y un ahora que se traduce en el consumismo de una tecnología avanzada cuyos contenidos no van a la par y no van a la par porque a la gente que le debiera de interesar no pone su empeño en mejorar los contenidos que sus hijos consumen. Los mandan a la escuela y ya.
¿En qué se han convertido las escuelas? En un subproducto natural de la sociedad moderna que se conforma con lo fácil y supone que la felicidad se soluciona con el tener. (¿No nos harán falta filósofo que se vuelvan a replantear el sentido del hombre en otros términos?) Soy maestro y sé que el alumno a la escuela va a obtener un título que es el objeto material que se supone le dará un buen trabajo y un buen sueldo. Curiosamente no va a obtener conocimientos, por eso el nivel de lectura es tan bajo en el mexicano, ya que socialmente el conocimiento no viene de ahí, sino de las oídas.
Me imagino que esto es general porque el espectáculo de maestros vs. Secretaría de Comunicación eso es lo que indican. Las nuevas técnicas de aprendizaje son muy bonitas pero, como antecedente, cualquier técnica necesita la motivación para aprender. No pensar que el proceso de estudio es un puente que como quiera se pasa.
En este aspecto es la sociedad la que está en contra. Analícelo usted. ¿Con qué se divierte? Si nos divertimos para olvidar, (futbol, antros) nos divertimos para huir. El aprendizaje es una diversión, intelectual. Yo le entré el siglo XVI por diversión por curiosidad, por esparcimiento por saber de algo que no sabía y cómo me han salido lecturas.
La educación no es más tiempo en el aula. No es soy barco te paso. Es conocimiento. Las viejas técnicas funcionaban mejor. Habría que leer biografías para saber cómo los grandes hombres llegaron a serlo, o cómo algunos supuestos grandes hombres eran unos patanatas.
JOLHE
