¿Ya abriste el periódico? ¿Ya supiste la nueva? Chido, Bisogno ataca al mediodía, con eso de la competencia de los medios electrónicos, un programa de nueva factura saldrá al aire, como todos los demás programas de entretenimiento que el glorioso siglo XXI trae para nosotros. Las referencias, El Club del Hogar, con Madaleno, la otra referencia, cómo se llama, ese cuate que mataron por quién sabe qué cuyo patiño ahora está en Monterrey haciendo más de lo mismo, porque en este país con cien millones de habitantes, no hay de mucho de dónde escoger para divertir al pueblo, a este pueblo, al que hay que darle una mosca que vuela para que se divierta, faltándole al respeto, porque ese tipo de diversiones es lo que produce fortunas millonarias y un estado de no pensar en el alza de las tortillas, de la leche y el futuro oscuro que se cierne sobre nuestros hijos.
Por mientras, otros mexicanos demuestran una vez más que en el país se produce cerebro y materia gris, sobresaliendo en la meca del cine, al ser considerado para los óscares.
Cine y televisión son artes que se parecen, utilizan el lenguaje audiovisual. Sí, también en cine se hizo películas de ficheras, y de ese lodazal, resurge el nuevo cine en los noventas que después se dirige a conquistar Hollywood y no porque me guste mucho la meca del cine, sino porque eso es sólo la punta del iceberg; debajo hay toda una producción cinematográfica de alta calidad que nos devolvió la dignidad como seres humanos que habitamos un país con riquezas de todos tipos.
El mexicano de la película de charritos evolucionó. El mexicano de la película de ficheras evolucionó. El mexicano que no evoluciona es el de los programas de televisión insulsos y estúpidos; gracias le damos a nuestro Poder Legislativo por habernos dado leyes que salvaguarda la vil explotación de los medios que utilizan las ondas hertzianas que cruzan nuestros espacios con la mínima alimentación para la materia gris. A ver cuándo se lían de nuevo a golpes, eso es mejor que la lucha libre. Es como el mexicano plantea sus ideas y define los paradigmas que nos regirán en el futuro. Más de lo mismo. Sólo Bisogno existe.
El Mundo de Rulfo, de Fuentes, de Paz, de Fernando del Paso, de Moncayo, de los grandes muralistas, el mundo de los mayas, los aztecas, Uxmal, Chichenitzá, es más el mundo del museo de antropología e historia, el mundo del barro negro de Oaxaca, del rebozo de bolitas, de los diablos de Ocumicho, de las guitarras de Paracho, el mundo de la bamba veracruzana, de la bomba yucateca, de la marimba chiapaneca, el mundo de Agustín Lara, de Silvestre Revueltas, el mundo del arte acá de Tepito, el mundo que muchos han llegado a considerar surrealista, el mundo descubierto por Eisenstein, el mundo menos preciado por el Barón de Humbolt, el mundo de José Agustín, El Mundo de Torri, hasta era más mundo con Pardavé, Cantinflas, el mundo de Alfonso Reyes, el mundo de Guadalupe Trigo, el mundo...
Gracias a la ley Televisa ahora tenemos una mosca, más bien dicho, una carta que se pasa de boca en boca succionándola y eso sucede todos los domingos, porque ha de haber costado mucho esfuerzo diseñar ese jueguito para que la gente, el pueblo, se divierta. Si se divirtió una vez, puede dos, con lo mismo.
Es que el mexicano no se le puede dar con otra, ya lo acostumbramos a ello, como en los años ochenta lo acostumbramos a las películas de ficheras. Es una irrealidad lo de los óscares, fantasías, puras fantasías. Al pueblo circo, porque la tortilla está cara. Para el pueblo son muchas las 22 universidades que existen en la región. Al pueblo fut de segunda división (para allá vamos), a esto viene a desembocar los ríos de superación personal.
Sería preferible que repitieran los programas de Pedro Vargas, los antiquísimos de teatro con Manolo Fábregas, los de las preguntas de 64,000 pesos, los de anatomía, los de la banda de huipanguillo con chimino. Antes, el mexicano pensaba.
