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Ensayo sobre la Cultura

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José Luis Herrera Arce

Los años nuevos

Los años pasan y se supone que nuestra civilización siente el orgullo de la prosperidad de la raza humana. Existe una distancia tremenda entre nuestra antepasada llamada “Lucy”, que según los antropólogos pudiera ser la Eva o primera mujer, y nosotros. Las maneras de vivir son extremadamente diferentes. Podríamos compararnos con civilizaciones más cercanas (China, India, Mesopotámica, Griega, Romana) pensar que la nuestra saldría ganando.

¿Qué es la modernidad? Cada año que pasa tendemos a convertirnos más modernos. Supongo que la modernidad es entrar a la realidad de la cibernética o virtual que de alguna manera u otra intenta remplazar lo que la imaginación ya había inventado en la mitología y en la literatura. Inconformes con ser sólo changos como “Lucy” los seres humanos nos propusimos ser más que eso y en un momento dado nos pusimos a construir lo que llamamos civilización.

Los antiguos no necesitaron realidades virtuales; las suyas fueron de cal y canto. La gran muralla china es algo que persiste; como también han persistido los guerreros de terracota. El hombre quiso ser más, llegar al cielo, construir la torre de Babel, los jardines colgantes de Babilonia. El hombre se reinventó a si mismo y tuvo relación con el mundo metafísico, con los dioses y semidioses, narró historias míticas que le dieron un sentido de ser y de existir. La Ilíada y la Odisea, los libros sagrados como La Biblia.

El hombre se dio cuenta de tener inteligencia y la puso a funcionar; se relacionó con la naturaleza para descubrir sus secretos. Alimento su conciencia para encontrarle un sentido a la vida; pero también se dio cuenta de que tenía sentimientos, emociones y busco la manera de complacer ese sentimiento y esa emoción, esa tendencia al placer estético e inventó el arte.

El hombre, muy lentamente, si nos ponemos a pensar que la prehistoria sobrepasa la historia en una relación de 9 a 1, creo, ha sido muy lentamente, dio pasos, buscó mejores herramientas para mejorar su existencia y desarrolló nuevas formas de organización con el fin de lograr lo que ni siquiera puede definir, “la justicia social”.

Este hombre siempre ha intentado ser más aunque muchas veces no lo ha logrado del todo porque implica riesgos, puede provocar el caos y lo que más le teme esta sociedad es a lo caótico. Las narraciones de la creación del mundo parten de lo caótico, de lo que no tiene sentido. Lo que se crea es para tener sentido.

Frente a lo caótico se pueden tomar decisiones equivocadas; una de ellas es la de dejar de pensar o prohibir pensar. Dejar las cosas del pensamiento en una sola persona. Ese tipo de decisiones nos lleva a ser “Lucy” de nuevo. Una manera de evitar el caos es no poner a funcionar la conciencia ni la inteligencia.

El pan y el circo romano teñían ese propósito. La edad media, por el miedo de romper el equilibrio religioso, trató de controlar el pensamiento; pero por lo menos se dio cuenta de que podía traducir los sistemas filosóficos a sus propios sistemas de pensamientos religiosos formándose las mancuernas San Agustín-Plotinio-Platón, Santo Tomás-Aristóteles.

El renacimiento fue retomar el pensamiento Griego como punto de partida para el pensamiento occidental. El hombre podía ser más. Mucho más que eso. El hombre se representaba como centro del universo, siendo capaz de lograr la perfección. El arte está ahí en los muros del renacimiento, en las fachadas de los edificios, en la música escrita, en los libros clásicos. Si hubo un Edipo, habría de surgir un Hamlet, aún más, un Quijote que contrapusiera la parte real y la ideal con la que convive el hombre.

Más lejos de ser “Lucy”, se desarrolló la ciencia y por fin se pudo manipular a la naturaleza. Se han ido descubriendo los secretos del juguete, del macro y micro cosmos. Se ha mejorado la técnica con la que resolvemos nuestros problemas cotidianos. Creamos nuevos problemas, pero tenemos la seguridad de poderlos responder, porque el hombre, después de todo, siempre ha estado a la altura de las circunstancias.

Pero cuidado, estas herramientas pueden ser utilizadas en contra del hombre mismo. Cuidado porque la realidad nos está diciendo que podemos estar entrando a otra edad media donde, por miedo al caos, prefiramos perder la conciencia. Nos dejamos de alimentar con lo bueno y preferimos consumir productos chatarra; y así como la chatarra alimenta nuestro cuerpo, también alimenta nuestro espíritu.

Hablamos del problema ecológico natural pero no nos damos cuenta de que también existe un problema ecológico cultural. Así como los bosques se acaban, se acaba el buen gusto y se suple con el lujo. (“Lucy” saltando de gusto por encontrar cuentas de vidrio). Algo estamos haciendo mal cuando se nos hace imposible emular la antigua obra de arte. jolhe@hotmail.com

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