Un ladrón asaltó una vivienda en Shangai y decidió quedarse a vivir en ella porque no había nadie en casa, según informó el diario Shanghai Daily.
El ladrón, apellidado Yang, estuvo cinco días viviendo en la casa, desde la que hizo llamadas telefónicas por valor de 106 dólares (75 euros), y acabó con toda la comida del refrigerador, hasta que el dueño de la vivienda volvió y le sorprendió durmiendo en su cama.
De esta manera, Yang "rentabilizó" su asalto, ya que todo lo que había encontrado en la casa al registrarla había sido una televisión pequeña y una pulsera, valoradas en unos 3 dólares, y 2 dólares en metálico.
Yang fue condenado a seis meses de cárcel por allanamiento de morada, pero no por robo, ya que el botín era de escasa cuantía.