El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, inició ayer los trámites para la formación del nuevo Gobierno que debe regir los designios del país euroasiático durante los próximos cinco años. (AP)
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha ofrecido el diálogo a la Oposición en un futuro Parlamento que, tras las elecciones del domingo, estará más fragmentado y en el que su Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP) tendrá menos escaños.
Tras la arrolladora victoria en las elecciones generales del domingo, los islamistas moderados del AKP contarán con 340 de los 550 escaños en la Gran Asamblea Nacional, una quincena menos, y deberán buscar el consenso parlamentario con los demás partidos en asuntos delicados como la elección del presidente de la República.
La segunda fuerza en el Parlamento será el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata laicista), con 112 escaños, seguido del Partido de Acción Nacionalista (MHP, ultranacionalista), con otros 71.
Al dirigirse el domingo a la multitud congregada ante la sede del AKP en Ankara, tras conocerse sus positivos resultados electorales, Erdogan dijo que las puertas estarán abiertas a todos los partidos, que sería olvidado lo dicho durante la campaña electoral y que su partido trabajará con la Oposición.
Las palabras del jefe del Gobierno fueron interpretadas como su voluntad de reconciliarse con sus rivales políticos para acordar la elección del presidente de la República, una empresa en la que fracasó cuando el AKP tenía 15 diputados más que hoy, pese a haber obtenido el 12 por ciento de voto más que en los comicios de 2002.
El candidato presentado por el AKP, el ministro de Asuntos Exteriores, Abdullah Gül, fue considerado por los círculos laicos y el Ejército turco como un político demasiado próximo al islamismo en un país con una larga tradición secular, de hecho desde su fundación en 1923.
Los moderados islamistas del AKP obtuvieron el 46.7 por ciento de las papeletas, el tercer mejor resultado registrado por un partido desde la introducción del sistema multipartidista en Turquía en 1950.
Entre las incógnitas más inmediatas está si el Ejército y los sectores seculares en Turquía, ante todo el CHP, aceptarán a Gül, considerado como demasiado próximo al islamismo, o Erdogan desistirá de presentarlo como candidato, después de haber sido rechazado ya la pasada primavera.
La presión para que el jefe del Gobierno renueve la candidatura de Gül, cofundador y vicepresidente del AKP, y actual ministro de Asuntos Exteriores, es muy fuerte, tal como se pudo escuchar en Ankara, cuando los fieles del partido gritaron en la calle “Presidente Abdullah Gül”.
La mayoría de la prensa se hizo ayer eco de que el triunfo electoral de los islamistas del AKP fue también una respuesta popular crítica al memorando de advertencia divulgado en abril pasado por el Ejército contra Gül, al asegurar que su nombramiento ponía en peligro el tradicional laicismo en Turquía.