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?Es como soltar su alma para que vaya al cielo?

Adriana Guadalupe Miranda

Entre globos, marchas, rezos y lágrimas recuerdan tragedia en Pasta de Conchos .

El Siglo de Torreón

San Juan de Sabinas, Coah.- Son las diez de la noche. El frío cala hasta los huesos. Un chal y una gran bufanda son suficientes para Josefina Iglesias, resista hasta las dos de la mañana, tiempo en el que dejará volar un globo blanco, en memoria de su hermano Guillermo, quien al igual que 64 mineros más, perdiera la vida en el interior de la mina número ocho de Pasta de Conchos, a esa misma hora, hace ya un año.

?Es como soltar su alma para que vaya directo al cielo?, comenta Josefina, mientras sostiene entre sus manos, un pequeño globo blanco, al cual le ha escrito el nombre de su hermano, a quien además asegura que jamás dejará de recordar el resto de sus días.

Mientras tanto, en aquel improvisado altar, que los mismo familiares han creado al exterior de la mina, en donde se encuentran las fotografías de cada uno de los trabajadores caídos en la explosión, acompañadas por una gran imagen de la Virgen de Guadalupe, un representante de las familias afectadas, enciende una vela y reza una plegaria para su eterno descanso.

La hora señalada ha llegado. Por un momento, el cielo se llenó de pequeñas manchas blancas. Las viudas y demás familiares de los mineros, han soltado sus globos en medio de una profunda tristeza.

Poco a poco, aquellos que pasaron horas en vigilia, vuelven a casa para después continuar con las actividades programadas para recordar a sus seres queridos.

Ofrecen una misa en su memoria

Todo esta listo. Un gran toldo se ve a lo lejos. Los propietarios de la mina han acondicionado el estacionamientos para que el obispo de la Diócesis de la Franja Fronteriza Alonso Garza Treviño ofrezca una misa con motivo del primer aniversario luctuoso de la muerte de los mineros.

Sólo familiares más cercanos tuvieron acceso al lugar en el que se respiraba un ambiente de tranquilidad. Mientras el obispo hacia su arribo, los ahí presentes a pesar del dolor que los embargaba, entonaban cánticos tratar de aligerarlo.

La celebración eucarística ha comenzado. Uno a uno, el Garza Treviño mencionó el nombre de quienes perdieran la vida en el cumplimiento de su deber, cuyos cuerpos de 63 de ellos, aún se encuentran atrapados entre las toneladas de escombro.

Atentos, los deudos escuchaban las palabras de aliento del obispo de Piedras Negras, situación que molestó a algunos y para otros no importó.

Poco a poco continuaban llegando los deudos, la mayoría con un arreglo floral, el cual dejarían en el altar el final de la misa.

Por un momento la tranquilidad de aquel lugar se perdió. Familiares de Gregorio Rangel Ocura, un joven minero que también perdiera la vida en aquel fatal accidente, arribaron al lugar con pancartas, exigiendo el apoyo del gobernador del estado Humberto Moreira Valdés, para que los cuerpos les fueran entregados lo más pronto posible ?y con ello terminar con este calvario?, exclamó Bruna, hermana del minero.

Aquel pequeño incidente no pasó a mayores. Aunque molestos, Bruna acompañada de su padre, participó en la eucaristía.

Durante su sermón, el obispo Alonso Garza dijo, ?ha sido un caminar difícil, para todos a significado mucho sufrimiento (...) no esperábamos a que se fuese a llevar tanto tiempo, sin embargo estamos aquí para pedir que se continúe con las labores de rescate, sin arriesgar la vida de los propios rescatistas y no solo eso, sino para pedir también para que este accidente sea la ocasión para que mejoren las condiciones de seguridad en las minas mejoren?.

Al finalizar la ceremonia, uno a uno los presentes se fueron retirando del lugar. Sus pasos eran lentos mientras su mirada reflejaba un profundo dolor.

Marchan hacia la mina

Los deseos de justicia y aquel profundo dolor que les produce el no poder brindar a sus seres queridos cristina sepultura, llena de energía el cuerpo de los deudos.

María de Lourdes Aguilar Flores, es una de ellos. Ha dormido poco, pero el cansancio aún no se ha hecho presente.

Nuevamente, los familiares de los 65 minero caídos se han reunido. Esta vez, en el tiro de ventilación número tres, localizado a dos kilómetros de la mina.

Desde ahí, orando y cantando, los deudos recorrerían el camino, a pesar de intenso calor que azotó el lugar para después plantarse a las afueras de las instalaciones de la mina Pasta de Conchos.

La marcha inició. Con banderines en sus manos, cada uno con la fotografía de algún minero, caminaban hasta llegar a su destino.

Un dispositivo de seguridad plantado a las afueras de la mina, impidió el paso de los familiares. En medio de gritos de dolor y desesperación, las viudas exigían entrar, pero el personal de seguridad cerró el acceso.

Como una sola fuerza, aquel numeroso grupo logró abrir la reja que les impedía el paso, sin importarles siquiera a quienes resguardaban el lugar.

?Cerraron las puertas, no tenían porque hacer eso (...) lo único que queremos es que nos entreguen a nuestros difuntitos que están adentro, pero ellos están aferrados a no hacerlo (...) es pura política?, menciona Guillermina Iglesias mientras camina apresuradamente hasta alcanzar aquel numeroso grupo.

Entre cánticos y oraciones, los deudos caminan hacia la puerta principal de la mina Pasta de Conchos, lugar que mantiene atrapados a sus seres queridos.

Minutos después hacen su arribo de una manera más tranquila. Ahí, comienza a orar por el eterno descanso para quienes algún día fueron padres de familia, amigos, compañeros o hermanos.

Una vez más, los familiares más allegados de las víctimas colocaron una rosa, en aquel altar, que una noche antes, había sido colocado a las afueras de la mina, pero que en ese momento y para algunos años más, permanecerá a un lado de la reja, que diariamente veía pasar a los mineros al iniciar su jornada de trabajo y al concluirla.

En medio de su oraciones, los deudos pedían al ser supremo la recuperación de los cuerpos así como su descanso eterno y castigo para los responsables.

Un par de horas más tarde, se fueron retirando uno a uno, dejando a sus espaldas, aquel altar en memoria de las víctimas, en el cual se podía apreciar una pequeña manta en la cual fue gravada esta leyenda: ?papito te extrañamos mucho? .

Después de varias horas de intensas actividades, los deudos regresaron a sus hogares. Algunos con la intención de volver a plantarse a las afueras de la mina con la esperanza de que algún día, los cuerpos de los 63 mineros sean rescatados y así terminar con esta larga espera.

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Escrito en: Pasta de Conchos

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