Señalan que en los últimos meses la población colabora en la lucha contra Al Qaeda.
La continuidad de la violencia en Irak en los últimos cuatro meses refleja, en parte, la respuesta de los insurgentes a la ofensiva de la coalición, dijo ayer el comandante en jefe de las Fuerzas estadounidenses en Irak.
El general David Petraeus, describió las incidencias de la violencia sectaria en Bagdad y agregó que ha ocurrido una “alteración sorprendente” en la provincia de Anbar, un antiguo reducto de Al Qaeda al oeste de la ciudad donde las tribus han colaborado en la lucha contra la organización terrorista.
Reconoció, empero, que existen “verdaderas preocupaciones” en algunos barrios dentro y en torno a Bagdad, donde siguen batallando sunis y shiies.
“El hecho es que, a medida que pasamos a la ofensiva, el enemigo responde. Eso es lo que sucede”, dijo Petreus desde Bagdad. “Ciertamente es un panorama mixto. Y eso es lo que he intentado plasmar en mis valoraciones, que estamos aventajados en algunas áreas y nos queda mucho por hacer en otras”.
En su informe al Congreso sobre seguridad, desarrollo político y económico en Irak, el Pentágono concluyó la semana pasada que las bajas entre militares y civiles han aumentado pese a la campaña de seguridad estadounidense en Bagdad.
El informe, que va de febrero a mayo, puso además en duda la capacidad del primer ministro Nuri al Maliki de cumplir su promesa de prohibir la interferencia política en cuestiones de seguridad y de no darle refugio a las milicias sectarias.
Empero, el informe dijo que a nivel general es demasiado pronto para juzgar si ha sido efectiva la ofensiva de seguridad.
Igualmente, el embajador estadounidense en Bagdad, Ryan Crocker, describió la situación en Irak como “un panorama mixto, pero desde luego no completamente irremediable”. Reconoció que abundan las frustraciones, pero las consideró un indicio de progreso, y advirtió que una retirada precipitada tendría ramificaciones altamente perjudiciales.
Por otra parte, una persona murió ayer y otras cinco resultaron heridas en un bombardeo de un helicóptero estadounidense contra un grupo de campesinos en la zona de Al Alam, en el este de Tikrit, a 180 kilómetros al norte de Bagdad, según fuentes policiales.
Las fuentes explicaron que el helicóptero lanzó tres proyectiles de mortero contra los campesinos, de los cuales dos resultaron heridos graves.
