Reygadas indicó que cree en el cine no como industria, sino como una obra individual e independiente. (Notimex)
El realizador mexicano Carlos Reygadas se autodefinió como un “subversivo” frente al cine de Hollywood que se promueve como una industria, y dijo que prefiere películas más radicales y con contenido social.
“Soy un rebelde, un subversivo si al cine se le ve como una venta de productos como ocurre con la producción hollywoodense que hace materiales sin riqueza cultural”, manifestó el director de Luz Silenciosa, Premio del Jurado de Cannes.
En entrevista, Reygadas, quien asiste en esta ciudad al XI Festival Latinoamericano de Cine, consideró que hay “poco contenido” en los productos de Hollywood, con historias de superhéroes de los años 50, con “llamas que vuelan o de la Edad Media donde los actores tienen poderes sobrenaturales.
“Esas producciones son básicamente tonterías y películas de disfraz. Un día (el actor puertorriqueño) Benicio del Toro se disfraza del Che Guevara, otro día de piloto de avión, otro de enfermero y es un circo nada más”, aseveró.
El joven director mexicano, quien obtuvo mención especial en Cannes en la sección Cámara de Oro, y el premio ópera prima en La Habana por su largometraje Japón (2002), criticó que sólo se vea al cine como un negocio de espectáculo o como si fuera una industria petrolera.
Reygadas indicó que cree en el cine no como industria, sino como una obra individual e independiente, y por lo tanto “no me interesa si lo que hago es premiado o no.
“En todo el mundo el consumo ha triunfado y es lógico que los empresarios privilegien el dinero siempre”, manifestó, tras lamentar ese panorama y ante lo cual consideró que los estados y los amantes del buen cine tienen que invertir para que éste siga por buen camino.
Ahora, a diferencia de la década de los años 80, cuando hubo una especie de declive y decadencia debido a que el cine basó sus expectativas en temas de cabaret, hay una oferta de películas como El Violín, Morirse en Domingo y Malos Hábitos, recalcó el director.
Respecto a los premios que ha recibido, Carlos Reygadas, quien nació en México en 1971, dijo que los toma muy deportivamente, ya que “son parte de un circo, pero no constituyen nada. “Lo mismo que yo no soy importante, tampoco es importante la ausencia de premios. Los más grandes realizadores de los últimos 100 años nunca han ganado un premio y de muchos que ganaron esas distinciones ya no nos acordamos”, añadió.
Al productor, escritor y director de cine, lo que le importa es tener la satisfacción de hacer la película que siente y poder percibir que ha llegado a un buen nivel en cuanto a imagen.
“A las películas hay que amarlas por convicción personal, al margen de cualquier cosa externa, ya sea la publicidad, y la cantidad de espectadores que ha generado”, manifestó.
Reygadas dijo que contribuye con una pequeña parte y lo que hace es un cine de sentimientos personales donde queda mucho espacio para el espectador, quien es el que finalmente completa la película.
Ese cine tiene que existir como tienen que existir otros a pesar de que a muchos no nos guste, indicó, al explicar que allí radica la diversidad. La clave de su éxito, según Reygadas, es sólo el amor que le pone a lo que hace, dándole sentido especial a su producción.
Percibe un boom
Carlos Reygadas percibe que hay una especie de “boom latinoamericano” en el cine, tras la debacle de la década de los 80.
El primer paso para fortalecer el llamado “cine radical” es que se hagan más películas, pero de allí a que esta tendencia vaya a aportar al cine de largo plazo está por verse todavía, acotó.
Reygadas dijo que todo trabajo serio y honesto es revolucionario y manifestó que quizás algún día haga alguna película sobre la revuelta social en Oaxaca o sobre el conflicto armado de Chiapas o algo sobre los indocumentados.
Admitió que en México, a diferencia de otros países, hay apoyo institucional para hacer documentales.
Señaló que le interesa el tipo de cine donde los actores trabajan en función de lo que el director quiere expresar, porque finalmente éste es quien tiene la iniciativa de hacer la película y los demás están al servicio de una creación.