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Es un apasionado de los documentales

Antonio Diego Fernández R.

Agencia Fakto

La razón de mi viaje a Monterrey recae en un joven de 23 años, más chico que yo por un año. Nunca había entrevistado a alguien más joven que yo, supongo que de alguna forma me pica el orgullo. Tin Dirdamal (seudónimo que utiliza para sus documentales) es un estudiante de Ingeniería Industrial en el Tec de Monterrey, que ha descubierto su pasión realizando documentales.

?Para yo elegir un tema se tienen que conjugar dos cosas. La primera es que lo sienta de una manera muy fuerte, que lo vea y me haga llorar, que me conmueva. El segundo punto es que sea un tema visionario, un tema anticipado a lo que está por pasar, algo que todavía no llega pero que sabemos que va a pegar muy fuerte.?

Lo llamé y quedamos de vernos en el Tec de Monterrey, justo enfrente del edificio de rectoría, para la entrevista. Término demasiado formal para una plática entre dos güe...

Esta universidad, por su cercanía con el gabacho, tiene todos los elementos para poder estar del otro lado de la frontera. Me siento en la serie de Beverly Hills (sólo que unos añitos después), a mi lado pasa gente vestida con lo último de Abercrombie y sus similares. Los prados son tan verdes que dan la impresión que los hubieran pintado, incluso hay pavorreales paseándose por ahí. Los edificios parece que los acabaran de estrenar el día anterior.

Yo no sabía cómo lucía Tin Dirdamal, estuve cerca de pedirle que se pusiera un clavel en la solapa. Este detalle no hizo falta porque fue fácil reconocerlo: es un joven flaco, con una barba rebuscada y que no ha sido recortada en varios meses. Su ropa no porta ninguna marca o alguna frase en inglés, no usa lentes oscuros. Su camisa es blanca, con botones, y de manga larga. La bolsa de la camisa es roja y con puntitos blancos, me recordó un mantel. Creo que no encaja con el perfil del alumno promedio.

Nos saludamos y de inmediato comenzamos a platicar, le pedí que me llevara a algún lugar tranquilo para poder hablar sin interrupciones. Hacía mucho calor y llegamos a un patio donde están instaladas algunas mesas de madera con banquitas, ideales para un picnic. Era tanto el calor que preferimos irnos a la biblioteca donde hay algunos cubículos con aire acondicionado. Mucho más cómodo.

Su primer documental, De Nadie, fue un simple experimento con una cámara de video casera, pero que logró tocar fibras muy sensibles en el tema del maltrato a los centroamericanos, que al buscar el sueño americano acaban perdiendo toda esperanza a su paso por México. En este momento se encuentra editando su segundo documental, que realizó en Cochabamba, Bolivia. Éste habla sobre un conflicto a causa del agua que ocurrió en esa ciudad en el año 2000. El proceso de realización le llevó nueve meses, desde noviembre de 2005 hasta agosto de 2006.

?Para el 2025 solamente dos terceras partes del mundo tendrán acceso al agua potable, la gente no le está dando la importancia a este problema como debería.?

Ya entrados en la plática, con la grabadora corriendo, dejo a un lado la libreta, no puedo concentrarme en tomar notas mientras pienso en las preguntas. Luego revisaré la grabadora. Le pido a Tin Dirdamal que me explique cuál fue el conflicto que se dio en Cochabamba.

?Lo que ocurre es que llegó una transnacional a Cochabamba. La empresa se llama Bechtel y tomó el control de la administración del agua potable en esa ciudad. Fue una privatización del recurso. Por esta razón aumentaron los precios a un punto que la gente no tenía con qué pagar el agua. Entonces la gente salió a las calles y la ciudad se paralizó por muchos días. Hubo enfrentamientos con el ejército. Al final, la presión de la gente logró echar a la transnacional?.

Me sorprende un poco que haya escogido ese lugar en particular, por qué no algo en México, o algún lugar con problemas más graves, por ejemplo alguna zona de África.

Él me explica que la razón fue que en Bolivia se peleó la primera guerra contemporánea a la vuelta del siglo, por el agua. Algo que los expertos señalan será una constante durante este siglo. El recurso se está terminando y, poco a poco, empezará a correr más sangre si no hacemos algo.

?La idea no es hablar sobre el problema del agua en Bolivia, la idea es hablar sobre el problema del agua en el mundo?, me dice convencido.

Este nuevo documental se centra en la historia de seis personas que tuvieron una participación activa, pero desde diferentes puntos, en este conflicto. Ellos son: un niño de la calle, un campesino que cosecha flores, un general del ejército jubilado, un reo de una de las cárceles, una mujer que cambia dólares en una esquina y otra mujer que vende comida en un mercado.

Tin se echa para atrás y se recarga cómodamente en su silla mientras me explica, a grandes rasgos, la participación de los protagonistas.

?Con el niño lo que ocurrió es que cuando el pueblo sale a las calles a pelear, los niños de la calle que se drogan con pegamento forman como el ejército del pueblo, ellos son los que estaban como primera barrera contra el ejército. Por única vez estos niños toman un papel activo en la sociedad y se dignifican. La gente los veía como valientes.?

Lo primero que me viene a la cabeza mientras lo escucho es cómo le hizo para llegar a Cochabamba y de ahí empezar a conocer gente, cómo te involucras con un niño de la calle. Cómo logras que él te tenga confianza.

?Todo se resume a cuando llegas y tocas a la puerta y la impresión que la persona pueda percibir. Todo tiene que ver con la intención que tú tengas.?

Su intención no era ir a juzgar a nadie; su intención era ir a entender el problema para poder prevenirlo en otro lugar. Tin dice que tiene una forma diferente de contar historias, él no se ve como un documentalista que toma la cámara y se va a grabar gente a las calles.

-¿Cómo le haces para que el espectador se identifique y tome conciencia sobre un tema?

-La manera que yo veo más viable es que, como realizador, tienes que meterte hasta las realidades más cabr... de la realidad de esta gente para, desde ahí, entender una que otra cosita y poder contar eso. Pero si no te metes hasta el fondo, pues difícilmente vas a poder transmitirlo.

Su método se basa en generar confianza en las personas que tienen una historia qué contar. Al conocerlas no lleva la cámara, eso pasa después de un tiempo de convivencia, cuando se gana su amistad, cuando la gente se siente a gusto con su presencia.

?Por ejemplo, con el campesino yo me fui a vivir con él y a cosechar flores con él. Yo le decía yo respeto completamente lo que haces y tan lo respeto que quiero hacerlo un tiempo. A mí se me hace alucinante poder entrar en la vida de esta gente, y entender un poco más de las cosas. Y si después de esto puede salir un documental, pues qué bien, pero si no, de todas formas es una experiencia para mí?.

Mientras lo escucho, pienso que se necesita valor y mucha decisión para dejar toda tu vida a un lado por tanto tiempo, irte a un país desconocido con poco dinero, dejando todo atrás. Los estudios, los amigos, la familia?

?Con De Nadie hay mucha gente que me pregunta por qué me gusta ayudar. Yo no estoy aquí para ayudar a nadie, para mí irme a vivir con un campesino no es porque crea que estoy ayudando, ni que voy a salvar al mundo, ni porque me crea muy valiente porque me aviento a vivir con los pobres. Lo hago porque tener la oportunidad de cosechar y luego tomar una siesta y después dejar de trabajar tres horas para ver el sol al atardecer, es algo que difícilmente acá, entre clase y clase, voy a poder vivir. Creo que la vida que tiene esta gente es, por mucho, mucho más elevada que las nuestras, en muchos sentidos. En parte lo hago por esto, porque me interesa vivir estas cosas?.

Por lo general, un documentalista establece un tema y un guión, y con base en éste va generando su historia, va buscando los elementos que pueden rellenar esa idea que él quiere documentar. Tin Dirdamal, en cambio, no utiliza un guión. Él prefiere despojarse de toda percepción que pueda tener de un tema y dejar que la gente que realmente estuvo involucrada le cuente la historia.

?Para mí es esencial que haya una búsqueda. Llegar a un lugar y dejar que las historias te vayan llevando. Lógicamente muchas de las ideas que tú traes se van cayendo, tú sólo te dejas llevar por la corriente y así acabas con una historia mucho más apegada a lo que es y no como tú la percibes desde fuera?.

Para poder contar esta historia Tin tuvo que contactar gente de todos los bandos para así tener todos los puntos de vista.

Otro de los protagonistas es un general, encargado de repeler la rebelión del pueblo y a favor de la empresa transnacional. En otras palabras, el malo de la película.

?Cinematográficamente es muy atractivo tener un malo y un bueno. Pero el ser humano no es ni bueno ni malo. Al principio igual y uno cree que el general es un hijo de pu..., pero después te das cuenta de que todas las historias, las decisiones que él toma, son de las más valientes y más nobles. Simplemente le tocó estar en el bando equivocado?.

En este documental ocurre algo muy curioso, uno de los protagonistas es el director. Tin abandona su rol detrás de la cámara y comienza a aparecer en pantalla, todo como un proceso para generar confianza en las personas de la historia.

?Si pretendo que alguien me comparta cosas muy profundas yo también tengo que compartirle cosas muy profundas. Cuando saco la cámara por primera vez, dejo que ellos me graben a mí y me pregunten lo que quieran. Que sea algo recíproco, no sólo el documentalista que va a grabar al sujeto?.

Me doy cuenta que de pronto dice cosas con la seguridad de alguien que llevara 20 años dedicándose a esto. ?No tenía pensado usar el material donde yo salgo, no me gusta aparecer en pantalla, pero luego me di cuenta de que cosas muy cabr..., me las cuentan mientras me están grabando. Se voltean los papeles?.

Dentro de muy poco podremos apreciar este documental, conoceremos a los individuos que pelearon en Cochabamba, lo que sufrieron, lo que perdieron, y cómo es su relación con el agua a seis años del conflicto.

Es seguro que si no hacemos algo, tarde o temprano los conflictos por el agua se darán en nuestra misma calle. ?A mucha gente con la que he convivido, decidí no grabarla, porque me di cuenta que si sacaba la cámara mi relación con ella no iba a ser la misma. Para mí primero está la persona, no el documental?.

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