La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, rechazó ayer las denuncias de un fiscal de Miami, Florida, sobre el envío desde el exterior de supuestos fondos para su campaña electoral. (AP)
Presumen desvío de dinero venezolano para campaña de Cristina Kirchner.
Los gobiernos de Argentina y Venezuela, quedaron desde el miércoles en medio de un nuevo y más grave capítulo del escándalo de la “maleta millonaria”. Dos días después de la toma de posesión de Cristina Fernández de Kirchner la Fiscalía federal de Florida, Estados Unidos, anunció la detención de tres venezolanos y un uruguayo, que intentaron ocultar el origen y el verdadero destino de la maleta con 790 mil dólares que el pasado 4 de agosto había intentado ingresar a Argentina, el prófugo empresario venezolano, Guido Alejandro Antonini Wilson.
El vicefiscal federal, Tom Mulvihill, indicó que el dinero incautado en agosto a un venezolano-estadounidense en Buenos Aires estaba destinado “a la campaña presidencial de Cristina Kirchner”.
En tanto, el informe de los fiscales da cuenta de que los detenidos, presuntos agentes venezolanos, habrían “intentado presionar a Guido Alejandro Antonini Wilson”, quien posee la ciudadanía estadounidense, para que no ventilara el verdadero destino del dinero, y así “ocultar un creciente escándalo internacional”.
Los venezolanos Moisés Maiónica, de 36 años, Franklin Durán, de 40, y Carlos Kauff- man, de 35 (estos últimos miembros de la empresa Venoso para la que trabajaba Antonini), y el uruguayo Rodolfo Edgardo Wanseele Paciello, 40 años, fueron detenidos en Fort Lauderdale (40 kilómetros al norte de Miami) y quedaron a disposición de la justicia mientras que una quinta persona de nacionalidad venezolana, Antonio José Canchita, de 37 años, se encuentra prófugo.
La difusión de la información sacudió al Gobierno argentino y activó a la oposición de inmediato. Fuentes gubernamentales argentinas aseguraron que “la presidenta está en contacto permanente con la Cancillería y con Caracas...” , sin precisar si las conversaciones de Cristina Kirchner eran con su par Hugo Chávez, quien hasta la víspera había participado en los actos de traspaso de mando.
El diputado del opositor ARI, Adrián Pérez, calificó la difusión de las detenciones y las derivaciones “como muy graves. Venimos pidiendo que se acelere la investigación desde agosto y hoy presentaremos un pedido para que se requiera toda la información pertinente a la justicia de Estados Unidos”.
Al parecer, los planes de los detenidos que serían “agentes del Gobierno venezolano”, de acuerdo con la Justicia estadounidense, se basaban “en manipular a un ciudadano estadounidense en Miami (Antonini) en un esfuerzo por ocultar un creciente escándalo internacional”, declaró Kenneth Wainstein, subsecretario de Justicia para la Seguridad Nacional.
Escuchas telefónicas entre los detenidos y “funcionarios del gobierno venezolano”, fueron evidencias recogidas por el FBI en la investigación. De ahí que la Fiscalía expresara que algunas grabaciones eran de llamadas hechas desde y hacia “la oficina de la vicepresidencia de Venezuela (a cargo de Jorge Rodríguez), del Ministerio de Justicia y el servicio de Inteligencia”, la DISIP.
Una vez conocidas las detenciones, en Caracas, el canciller venezolano Nicolás Maduro, calificó el hecho como “una maniobra fabricada en Estados Unidos que busca enlodar a los gobiernos progresistas de la región”.
“Hoy no queda ninguna duda, ha salido la mano que estaba detrás de la campaña alrededor del famoso maletín que en su momento denunciamos que fue una emboscada, que veíamos como una emboscada política y mediática”, agregó Maduro.
Desde agosto último, luego de la confiscación del dinero, la justicia en lo penal económico mantiene el pedido de extradición de Antonini Wilson, quien ahora en Estados Unidos, habría sido amenazado por sus ex compañeros en Venocco. “Podría pasarle algo a tus hijos”.
Fuentes de la investigación consultadas aseguraban que “esto es un escándalo que no sólo involucraría a los gobiernos de Argentina y Venezuela. Habrá que mirar también hacia una empresa estatal uruguaya”.
Rechaza presiones Cristina Kirchner
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo ayer que no se dejará presionar por “operaciones basura” en las relaciones internacionales, al aludir a la denuncia de un fiscal de Miami, en el sentido de que los 800 mil dólares secuestrados por la aduana argentina el 4 de agosto al empresario venezolano-estadounidense Alejandro Antonini Wilson, estaban destinados a financiar su reciente campaña electoral.
“Esta presidenta es mujer, pero no se va a dejar presionar”, declaró la mandataria, que asumió su cargo el lunes.
“Hay también algunos otros basurales, pero de la política internacional, con personajes que parecen salidos de películas o de series americanas, donde nunca se sabe cuánto es verdad y cuánto es mentira. Pero permite darnos cuenta de cómo algunos conciben a la política internacional y qué tipo de relacionamiento quieren. Más que países amigos, quieren países empleados”, añadió.
Dos ministros de su Gabinete habían atribuido temprano el jueves a una “operación de Inteligencia estadounidense” la denuncia del fiscal federal de Miami, Thomas Mulvihill, de que el dinero secuestrado a Antonini Wilson estaba destinado a su campaña electoral.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, previamente dijo que la denuncia de Mulvihill “es una acción de Inteligencia americana tratando de enturbiar la presencia del presidente venezolano Hugo Chávez en la Argentina”.
En Washington, el Departamento de Estado se abstuvo de hablar de detalles específicos, pero dijo que estaba al tanto de la investigación y reiteró la inquietud de Estados Unidos ante la posibilidad de que el Gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez esté interfiriendo en los asuntos de otros países.
“Hemos hablado de su interferencia en los asuntos de otras naciones. Han tratado de inmiscuirse en varias elecciones en la región y en algunos casos el tiro les salió por la culata”, declaró a la prensa el portavoz del Departamento de Estado Sean McCormack, quien mencionó a Perú como ejemplo.
