Cómo disfrutamos, mi esposo y yo, la serie Planet Earth, una producción de la BBC de Londres verdaderamente maravillosa. Y cuando digo maravillosa, en verdad me quedo corta. Nunca había visto esta calidad de producción, fotografía, tomas, animales, vistas satelitales y microscópicas de la vida en nuestro planeta. ¡Es una delicia! Saboreo cada episodio y no quiero que se acabe.
Además de todo lo que me ha llamado la atención en esta serie de DVD´s, he podido comprobar lo parecidos que somos los animales y los humanos. No importa si se trata de un elefante en el desierto, una cabra en los Andes o una ballena en el Sur de Argentina, todos hacen esencialmente lo mismo. Comen, duermen, luchan por un territorio, buscan cobijo, y reproducirse. Viven del instinto. Su único propósito es sobrevivir. Reaccionan a los cambios y sucesos. Y en eso nos parecemos.
Lo que nos separa del mundo animal, entre otras cosas, es que tenemos la capacidad de escoger. De no ejercerla, simplemente sobrevivimos un día y otro.
A veces nos quejamos, no hacemos nada, dejamos que las cosas pasen o no pasen... que los demás decidan, y quedamos atrapados en las circunstancias: no tengo tiempo, falta dinero, las condiciones no son las adecuadas, tengo mala suerte, hay mal clima, estoy de mal humor y demás. Y es como estar encerrados en algún lado, tener la llave en la bolsa y no saberlo. No escogemos vivir, pero sí cómo vivir. Escogemos qué hacer y cómo hacerlo.
La vida es un conjunto de opciones.
Somos libres de elegir. El estar consciente de ello y escoger lo adecuado, es lo que determina la calidad de nuestra vida. Escogemos:
Nuestro carácter y el tipo de personas que somos. O permitimos que otros y el ambiente nos moldeen, o nos comprometemos a crecer, a controlarnos y a ser mejores personas.
Nuestros valores. Permitimos que los medios nos digan qué es lo importante, o nosotros lo decidimos. Hacemos lo que los otros hacen, o lo que sabes que es lo correcto.
Cómo tratar a los demás. Podemos hacer sentir menos a la gente, o estimularlos a ser mejores. Podemos ser egoístas y desconsiderados, o respetuosos y amables.
Cómo manejar la adversidad. Podemos darnos por vencidos y sentir lástima por nosotros, o buscar una fuente de fortaleza que nos ayude a sacar lo mejor de nosotros mismos.
Qué tanto aprendemos. Podemos ver el aprendizaje como una tarea desagradable y obligatoria o una gran oportunidad para mejorar.
Lo que lograremos. Podemos permitir que las circunstancias o las personas determinen qué haremos con nuestros sueños, o escogemos y dirigimos nuestras propias metas. Podemos ser flojos e indisciplinados, o trabajadores y organizados.
Nuestras creencias. Podemos ignorar nuestra naturaleza espiritual o aceptarla como una dimensión elemental. Podemos adorar el placer y las comodidades materiales, o buscar aquello más profundo e importante.
Nuestra misión en la vida. Podemos divagar infinitamente o buscarle un sentido a nuestra existencia y vivir de acuerdo a él. Podemos vivir para darnos el gusto, o encontrar una causa mayor que nos ayude a apreciar y a comprender mejor la vida.
Nuestra actitud. Esto es lo más importante que escogemos, porque afecta todo lo que hagamos en la vida.
Lo más importante es saber que, minuto a minuto, tenemos la oportunidad de elegir entre esto y lo otro y que somos el resultado de lo que escogemos. Comprender esto, es usar esa llave que traemos en el bolsillo, que nos proporciona nuestra libertad y... nos diferencia de los animales.