“Una buena Oposición apoya el camino de un buen Gobierno”.
José Luis Rodríguez Zapatero
Uno de ellos es José Luis Rodríguez Zapatero, un gobernante de centro-izquierda. Su partido, el Partido Socialista Obrero Español, el PSOE, pertenece a la Internacional Socialista de la que son miembros también el PRD y el PRI de México. El otro, Felipe Calderón, es un gobernante de centro derecha. Su partido, el Partido Acción Nacional, PAN, pertenece a la Internacional Demócrata Cristiana de la cual forma parte el Partido Popular Español, el gran rival del PSOE en España.
Rodríguez Zapatero está realizando su primera visita a México como presidente del Gobierno español. Es normal que los gobernantes de dos naciones con relaciones diplomáticas se visiten, aun cuando tengan ideologías diferentes. Lo curioso del caso es que algunos miembros del autodeclarado “Gobierno legítimo” de Andrés Manuel López Obrador, del PRD, han declarado que el socialista español, con quien debieran tener una gran identidad ideológica, es persona non grata en México.
“El presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, no es bienvenido en México ni cuenta con la confianza del pueblo mexicano, en resistencia y en lucha por la democracia, la justicia y la soberanía”, dijo Gustavo Iruegas, “secretario de Relaciones Exteriores” de ese “Gobierno legítimo”. Gerardo Fernández Noroña, miembro del comité ejecutivo del PRD, consideró al gobernante español un “traidor” y un “ignorante”.
Rodríguez Zapatero no ha prestado demasiada atención a esos pataleos. El 7 de julio de 2006, cuando se dio a conocer el resultado del recuento oficial de las actas electorales, reconoció el triunfo de Felipe Calderón y recomendó a López Obrador aceptar la derrota y luchar por transformar el país desde la Oposición. “Una buena oposición siempre apoya el camino de un buen Gobierno”, dijo el 24 de julio de 2006 al Times de Londres en referencia a la situación mexicana.
Para los socialistas españoles, ésta es una posición de principios. Desde la muerte del dictador Francisco Franco, en 1975, el PSOE hizo una apuesta inequívoca por la democracia y por los acuerdos entre partidos para beneficio de su país. A raíz de ese compromiso surgieron los pactos de La Moncloa, que permitieron enfrentar los retos económicos de fines de los años setenta y encaminaron al país a su actual prosperidad. Por eso Felipe González, el también socialista ex presidente del Gobierno español, se reunió el 2 de octubre del año pasado con Calderón, a pesar de las protestas de los grupos que insistían en considerar a López Obrador como “presidente legítimo” de México.
Aunque sólo fuera por esta ratificación del reconocimiento de la legitimidad del proceso electoral, importante en el caso de un país tan cercano al nuestro en historia, cultura y tradiciones, pero con una tradición democrática más sólida, la visita de Rodríguez Zapatero a México es sumamente importante. Pero lo es también por otras razones.
España es uno de las grandes historias de éxito económico en el mundo. En las décadas de 1940 y 1950, exhausta por la guerra civil y el aislamiento original del franquismo, era un país más pobre que México. Pero para 2006, el Producto Interno Bruto per cápita de España, según el FMI, era de 27,767 dólares, más de tres veces superior a los 8,066 dólares de México.
En buena medida el crecimiento español se ha logrado por la aplicación de buenas políticas económicas apoyadas por los partidos que han gobernado el país, sin importar si han sido de derecha o de izquierda. Estos grandes acuerdos, que han permitido la creación de una economía de mercado con un sólido y solidario sistema de seguridad social, ofrecen una enorme lección para los políticos mexicanos que siguen manteniendo actitudes mezquinas que sólo buscan el beneficio personal o los de los grupos de interés que representan.
Hoy los lazos económicos entre España y México revelan el patrón de una relación desigual entre un país desarrollado y otro subdesarrollado. España se ha convertido en un importante inversionista en México, con enorme presencia en banca y hotelería. Los mexicanos, por otra parte, somos grandes consumidores de libros españoles. A España, México le exporta fundamentalmente petróleo crudo, mientras que nosotros importamos gasolina de España, esto debido a la falta de inversión en refinerías en nuestro país. Pemex, curiosamente, es accionista de la petrolera española Repsol, pero Repsol no puede invertir en refinerías en México, lo cual nos permitiría producir la gasolina aquí.
Hubo un momento, durante la guerra civil y el franquismo, que México fue ejemplo para España. Pero hoy los mexicanos debemos tener la humildad de ver lo que han hecho los españoles para su éxito económico. Los acuerdos políticos para la construcción de una economía moderna son la clave de ese avance español. Y en su falta radica precisamente el fracaso de México.
EXILIO ESPAÑOL
Hace 70 años llegaron a México los niños de Morelia, avanzada de un exilio español que nutriría de manera notable la vida intelectual, política y económica de México. Hoy Rodríguez Zapatero y Calderón recibirán a algunos sobrevivientes de esos niños de Morelia. El mandatario español inaugurará más tarde una exposición en el Centro Cultural España llamada “Literaturas del exilio”. El actual Gobierno de Rodríguez Zapatero ha hecho un gran esfuerzo por recuperar el recuerdo de ese exilio español que tan importante fue para ambas naciones.