Nueva York.- Bree Van de Kamp, el famoso personaje obsesivo compulsivo de la serie Desperate Housewives, no es la única que parece necesitar urgentemente a un marido. En las últimas semanas la senadora Hillary Rodham Clinton parece haberse integrado al show televisivo al echar mano de su esposo para apoyarla en su ambición presidencial.
¡Qué ironía! La mujer que pasó gran parte de su carrera política exigiendo que la llamaran por su apellido de soltera y tratando de que la gente la identificara en lo individual y no como la ?señora de?, esta semana ha decidido que su reivindicación feminista vale menos que el aprovechamiento electoral de su relación amorosa y que un millón de dólares?
A través del sitio de su precampaña presidencial, la senadora comenzó a mandar correos electrónicos, firmados por su marido, en los que el ex presidente pide contribuciones económicas para ella. La meta de esta estrategia era recaudar un millón de dólares en una semana y ayer justo se rebasó el objetivo.
Pese al millón recaudado, la estrategia evidencia un flanco débil de Hillary. Su campaña por la Presidencia aún no es oficial y en este forzado inicio ya necesitó del apoyo de su esposo. Para nadie es sorpresa que se capitalice al ex presidente demócrata, después de todo Bill es una de las figuras más populares en Estados Unidos y hoy por hoy es el segundo mayor recaudador de fondos para campañas políticas de su país.
De hecho, todo mundo daba por sentado que él jugaría un papel central en la campaña de ella. La sorpresa se encuentra en que nadie imaginaba que la senadora usaría la carta de su marido cuando su campaña sigue apenas en estado fetal. La razón se encuentra en el sorprendente poder para recaudar dinero que ha mostrado el senador Barack Obama y en el desaire que Hollywood empieza a hacerle a la ?reina? de la política estadounidense.
Una semana previa a la entrega de los premios Oscar, el senador Obama asistió en Los Ángeles a una cena organizada en su honor por los mayores productores del cine y sus abultadas carteras. En esa cena de gala, según cuenta Maureen Dowd del New York Times, David Geffen, Steven Spielberg y Barbara Streisand recaudaron un millón de dólares para el político afroamericano.
La ?nominación? de Hollywood a Obama como el nuevo favorito de la comunidad de cineastas irritó a Hillary, quien conoce de antaño a los organizadores de la cena para su rival y por ello pensaba que el dinero de la meca del cine iría naturalmente a su bolsa. Sin embargo, Geffen ofendió aún más a la senadora al declararle a Dowd su escepticismo en torno a la capacidad de Hillary para unir al país y al agregar que ?los republicanos piensan que la senadora es la más fácil de vencer de todos los demócratas?.
En EU, al igual que en México, la capacidad de un candidato o candidata de recaudar fondos tiene una relación directa con sus chances de ganar el puesto y para los políticos estadounidenses, Hollywood representa una mina de oro que no sólo contribuye con dinero, sino con reconocimiento de nombre a sus campañas electorales. Por años, los republicanos han envidiado la popularidad de los demócratas con la comunidad de productores de cine y sus estrellas. Por ello, el que Obama, el político GQ, haya sido el primero al que se le abren las puertas de Hollywood con tanto éxito no es cosa menor y por el contrario, sí es un hecho preocupante para la campaña de la amazona Clinton.
Esta semana Hillary se mostró más como una esposa desesperada que como Comandanta en Jefe. Y peor aún, su rol de esposa desesperada ha sido del de Bree, quien sufre una crisis de identidad tras quedar viuda, en lugar del de Gabrielle Solís, la que usa a su marido sólo como último recurso. De seguir así, la amazona caerá y el rostro de Obama dejará de salir en la Vogue para integrarse a la sala de los retratos presidenciales?
Miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.
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