Sharon Stone.
El Universal
MÉXICO, DF.- Bella, rica, rubia, adorada y a punto de cumplir sus primeros 50 años así es Sharon Stone, quien lleva más de una década encumbrada en el podio de bomba sexual, trono que en cualquier momento podría perder debido a que su cuerpo ha sufrido algunas modificaciones de celulitis.
Pero es mucho más que eso. Su inteligencia la ha convertido en un icono post feminista que resume el espíritu de este nuevo siglo. Stone, que alcanzó la categoría de diva de la mano de Instinto Básico, empieza a resentir los cambios hormonales y su belleza ha entrado al ocaso que las divas de Hollywood no quieren mirar.
Tan sólo el pasado fin de semana, Sharon fue invitada al yate del diseñador Roberto Cavalli y allí en bikini mostró que los años no pasan en balde y ella, como millones de mujeres de todo el mundo, también tiene celulitis y flacidez.
Ninguno de los trucos que ha implementado la actriz ha funcionado para atenuar la vejez. Los tres litros de agua diarios para tener la piel hidratada y luminosa y su obsesión por la gimnasia no han dado los resultados esperados.
Stone es fanática del fitness. Tal es así, que en los Estados Unidos existe un mal llamado síndrome Sharon Stone, que sufren las personas que, con el fin de escapar a la vejez, padecen problemas cerebrales y ataques cardíacos. Incluso, el músico poeta Luis Eduardo Aute, le ha dedicado en su más reciente producción discográfica un tema a Sharon Stone, titulado No Haber Tenido, tema escrito en inglés, en confianza, como confesó el compositor de que así a Sharon le llegue más deprisa y decida pasar con él una explosiva noche de amor.
Lo cierto es que Sharon sigue dispuesta a comerse al mundo a mordidas, con sus obras de caridad para ayudar a los enfermos de Sida, como lo hizo hace unos días en Cannes donde subastó por 350 mil dólares un beso de su amigo George Clooney, con fines altruistas.
Bella, rica, rubia, adorada y todos los adjetivos que le quieran poner, así es Sharon Stone quien está a punto de cumplir 50 años, edad en la que afirma es su segunda vida y claro está que lo demuestra con su nuevo amor Larry Austin, un próspero y atractivo empresario californiano que nada tiene que ver con el mundo del espectáculo.
Bajos Instintos fue una de los filmes más taquilleras de 1992 y recaudó en los Estados Unidos y Canadá 95.2 millones de euros.