Efectivos de la Ertzaintza trabajan junto a la comisaría de la policía autonómica vasca en Zarautz donde esta madrugada ha estallado una bomba que ha provocado importantes daños materiales. Se trata del cuarto atentado perpetrado por ETA desde que la banda rompió el alto el fuego permanente. (EFE)
La organización terrorista ETA hizo estallar un artefacto explosivo en el exterior de la comisaría de la policía regional, Ertzaintza, vasca en la localidad guipuzcoana de Zarautz, sin causar víctimas.
La deflagración del artefacto que fue colocado en un muro exterior de las dependencias policiales ocurrió de madrugada, hora española, y provocó un socavón de más de un metro de diámetro.
El director general de la Policía y de la Guardia Civil españolas, Joan Mesquida, confirmó que todos los indicios apuntan a que el atentado de Zarautz fue obra de ETA, y detalló que se llevó a cabo con un artefacto compuesto por una olla colocada dentro de una mochila que contenía cinco kilos de explosivos.
Mesquida dijo también que en el lugar de la explosión se han encontrado restos de pilas y de temporizador, y subrayó que "ETA intenta atentar cuando puede y donde puede".
El responsable de Interior en el Gobierno regional vasco, Javier Balza, señaló por su parte que la bomba contenía entre "tres y cinco kilos de explosivo que podría ser amonal o amosal", según las primeras hipótesis.
Balza, que se desplazó a Zarautz para visitar las instalaciones de la policía vasca atacadas, dijo a los periodistas que las medidas de seguridad de la propia comisaría impidieron que los terroristas pudieran colocar la bomba en una zona más cercana al edificio, que está dotado de un sistema de grabación y de "todos" los medios de protección.
También señaló que ETA dispone de una "red de legales" (individuos no fichados por la policía) que le permite cometer atentados graves pero sencillos de estas características en cualquier punto del territorio.
El Ayuntamiento de Zarautz condenó hoy el atentado y convocó a los ciudadanos a una concentración silenciosa esta tarde para exigir a ETA que "desaparezca" de las vidas de los vascos y "denunciar el terror".
El atentado de esta madrugada es el cuarto que lleva a cabo ETA desde la ruptura formal del alto el fuego, anunciada el pasado 5 de junio, aunque también intentó otras acciones -cinco- en las que fracasó.
El último intento de ETA de perpetrar un atentado de grandes proporciones tuvo lugar en la madrugada del pasado 10 de septiembre cuando un coche bomba cargado con 60 kilos de explosivos fue desactivado en el centro de la ciudad de Logroño, en el norte de España.
El vehículo utilizado había sido sustraído en Francia el pasado 3 de septiembre y tenía matrículas falsas.
La colocación de ese coche-bomba se produjo una semana después de que la banda terrorista hiciera estallar un artefacto de "escasísima potencia" en la localidad de Fuenmayor, también en la región de la Rioja, próxima al País Vasco, sin que se produjeran daños.
El atentado más importante de los tres últimos meses tuvo lugar en la madrugada del 24 de agosto cuando un coche-bomba explotó en un aparcamiento situado junto al cuartel de la Guardia Civil de Durango (País Vasco) y causó heridas leves a dos agentes y cuantiosos daños materiales.
Desde que ETA anunciara, el pasado 5 de junio, el final del alto el fuego que de hecho ya había roto el pasado 30 de diciembre, ha fracasado en cinco intentos de cometer un atentado, y 26 presuntos etarras han sido detenidos, entre ellos Luis Ignacio Iruretagoiena, considerado el máximo experto en explosivos de la banda.
El último atentado con víctimas mortales se produjo el 30 de diciembre de 2006 en la terminal Cuatro del aeropuerto de Barajas, Madrid, en el que perdieron la vida dos inmigrantes ecuatorianos, y supuso de hecho la ruptura de la tregua que la banda había declarado en marzo de ese año.