En Estados Unidos es fácil adquirir un arma, desde el más corriente revólver al “Barrett” de .50 milímetros capaz de penetrar blindajes y con un alcance de más de tres kilómetros, sin olvidar fusiles de alto poder como los llamados “cuernos de chivo” (AK-47) y hasta lanzagranadas. (Archivo)
Es relativamente fácil adquirir un arma de fuego, no se necesita más que una identificación de residencia legal.
La facilidad con que el estudiante sudcoreano-estadounidense Cho Seung-Hui obtuvo las dos pistolas con que realizó el lunes una masacre de 32 estudiantes y profesores en la Universidad Tecnológica de Virginia, puso otra vez sobre la mesa la cultura de las armas en Estados Unidos y sus consecuencias.
De hecho, en comparación con la mayoría de los países del mundo en Estados Unidos es relativamente fácil adquirir un arma de fuego. Frecuentemente no se necesita más que una identificación de residencia legal, como en el caso de Cho o de ciudadanía.
Y el “menú” de posibles compras es escalofriante. Del más corriente revólver -conocido como “especial de sábado por la noche”- al “Barrett” de .50 milímetros capaz de penetrar blindajes y con un alcance de más tres kilómetros sin olvidar fusiles de alto poder, “cuernos de chivo” (AK-47) y hasta algún lanzagranadas “perdido”, figuran en las posibilidades de compra legal.
Aun así, hablar de la necesidad de controlar la venta de armas o de establecer periodos de espera para revisar los antecedentes de los presuntos compradores es políticamente prohibido, tanto que entre las primeras declaraciones de políticos en torno a la masacre de Blacksburg las expresiones de pena y condolencias fueron formidables, pero nadie mencionó siquiera la idea de control de armas.
De hecho, el debate sobre armas es pasional en esta sociedad, donde algunos creen que es la mejor forma de disuadir a los criminales. Pero de acuerdo con una estadística publicada en julio de 2000, “todos los días diez jóvenes son muertos con armas de fuego en Estados Unidos”, un país donde según estimaciones oficiales hay tal vez mas de 240 millones de armas de fuego en manos de unos 60 millones de personas.
TRÁFICO TOLERADO
Y eso es lo que se sabe legalmente. En términos ilegales, hay un floreciente tráfico tolerado y un igualmente próspero mercado negro que trasciende fronteras y de hecho arma lo mismo a organizaciones políticas que a grupos delictivos.
El tráfico de armas en la frontera con México es una queja constante de las autoridades mexicanas.
De acuerdo con informes de prensa de años anteriores, en México se han confiscado armas robadas de los arsenales del Ejército estadounidense o alguna de las Guardia Nacionales estatales, incluso cajas de granadas y en un caso un lanzaproyectiles portátil.
El tráfico y las peticiones mexicanas de información sobre armas confiscadas es de tal tamaño que la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (BATF) estadounidense encontró necesario crear una oficina especial para la frontera en McAllen (Texas).
Según reportes estadísticos, hay más de 25 mil comerciantes de armas autorizados en Estados Unidos, muchos de ellos apenas venden una docena de armas por año, pero otros que las venden de hecho por “Internet” y eso sin olvidar a más de cuatro mil “ferias”, por no decirles “tianguis” de armas en todo el país. Se cree que sólo en Texas hay unas 400 ferias de ese tipo cada año.
De acuerdo con la “Campaña Brady para prevenir la Violencia Armada”, esas ferias “proporcionan un gran mercado en el que criminales pueden adquirir armas anónimamente... los vendedores no tienen forma de saber si venden a un criminal violento o a alguien que intenta realizar tráfico ilegal en las calles”.
Reportes estadísticos emitidos por la agrupación indican que la violencia asociada con armas cuesta unos cien mil millones de dólares anuales a la economía estadounidense, pero la mera idea de establecer controles a la posesión de armas de fuego pone figurativamente “en armas” a poderosos grupos de interés, especialmente la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que se considera como un guardián de la segunda enmienda de la Constitución estadounidense, que preserva el derecho a la posesión de armas.
La Segunda Enmienda fue escrita, sin embargo, hace más de 200 años, cuando gran parte de Estados Unidos era una sociedad agraria con un gran porcentaje de cazadores y la defensa nacional dependía de las milicias ciudadanas.
Al mismo tiempo, lo que se define como “Lobby de la pistola” moviliza a millones de votantes, normalmente republicanos. Y de hecho se asegura que la derrota de Al Gore en la campaña presidencial de 2000, se debió a su postura sobre armas.
Así, de acuerdo con las investigaciones policiacas, Cho no necesitó más que presentar su documento de residencia legal para adquirir su primer arma, una pistola automática “Glok” de nueve milímetros el 13 de marzo. La segunda fue comprada el pasado viernes 13 de abril, tan pronto como Cho pudo adquirir una nueva arma luego de un periodo legal de espera de un mes entre compras.
La “Campaña Brady por el Control de Armas” indicó que eso pone a Virginia por delante de otros 32 estados del país en lo que se refiere a restricciones para comprar armas.
