Señala el reconocido investigador británico Stephen Hawking que el viaje es una experiencia asombrosa.
Libre de su silla de ruedas y sujeto solamente a monitores de ritmo cardIaco y presión arterial, el astrofísico Stephen Hawking ayer cumplió su sueño de flotar sin gravidez en un avión, un paso que espera le permitirá vivir otras aventuras en el espacio.
“Fue asombroso”, dijo Hawking después del vuelo.
El jet modificado en que viajaban Hawking, varios médicos y enfermeras que lo acompañaban y decenas de pasajeros se elevó a ocho mil metros sobre el Océano Atlántico frente a Florida. Las enfermeras lo alzaron a Hawking y lo tendieron de espaldas sobre una almohada especial en la parte delantera del avión.
El jet se elevó a unos 11 mil metros y efectuó una caída parabólica en picada para que Hawking y los demás pasajeros experimentaran la ingravidez durante 25 segundos.
El avión efectuó ocho caídas parabólicas, incluidas dos en las que Hawking efectuó tumbos en el aire como “un gimnasta de medalla de oro”, dijo Peter Diamandis, presidente de la compañía Zero Gravity Corp., propietaria del avión.
“Lo pasamos de maravilla. Fue increíble, superó de lejos nuestras expectativas”, dijo Diamandis.
Hawking, de 65 años, profesor de matemática en la Universidad de Cambridge conocido por sus investigaciones sobre agujeros negros y los orígenes del universo, padece esclerosis lateral amiotrópica, una enfermedad degenerativa que provoca parálisis. Fue la primera persona discapacitada que realiza el vuelo de Zero Gravity.
“Ustedes se darán cuenta que estoy muy emocionado”, dijo Hawking a los periodistas antes del vuelo. “Estoy atado a una silla de ruedas desde hace casi cuatro décadas. Será maravilloso flotar en gravedad cero”.
Incapaz de hablar o mover manos y piernas, Hawking sólo puede hacer muecas mínimas por medio de los músculos en torno de los ojos, las cejas, las mejillas y la boca. Habla por medio de un sintetizador computarizado que detecta movimientos en su mejilla por medio de un sensor infrarrojo.
Alza una ceja para decir “sí” y tuerce la boca para decir “no”.
“Quiero demostrar al público que cualquiera puede participar en esta clase de experiencia ingrávida”, dijo Hawking.
El interior del avión está acolchado para proteger a los pasajeros y equipado con cámaras para registrar la aventura. El avión realiza entre diez y 15 caídas en picada. Los pasajeros pagan tres mil 750 dólares por la experiencia, pero no se le cobró la tarifa a Hawking.