(Tercera parte)
Continuación...
La Biblia habla de un paraíso donde estaban nuestros primeros padres y cuando cometieron la desobediencia de comer del árbol de la sabiduría, del bien y del mal, fueron arrojados para que sintieran hambre, frío, calor, y tuvieran que ganar el pan con el sudor de la frente. Ahora vea y compare esta parábola con el principio de nuestra propia vida: “Nuestros primeros padres, los que nos dieron la vida, son el espermatozoide masculino y el óvulo femenino, el paraíso es el vientre de nuestra madre, donde no sentimos hambre, ni calor, ni frío, el fruto prohibido es el juicio que hacemos al nacer y ahora sentimos el hambre, el frió pues ahora tendremos que ganar el pan con el esfuerzo propio”. Este juicio será el principio de una larga cadena de hechos o situaciones que nos irán reafirmando o reacondicionando nuestra mente y nuestra vida para tener la justificación de nuestros enojos, berrinches, fracasos y por qué no decirlo, nuestra muerte.
Hay personas, que cuando las cosas se les ponen muy difíciles, terminan suicidándose de una forma directa, con un balazo, unas pastillas, ahorcándose, lanzándose de un alto edificio, etc., o bien indirectamente a base de alcohol, la droga o las enfermedades, los chismes, la intriga, la soledad, pues en su mente se empieza a hacer la obsesión. –Como quisiera no estar pasando por esta situación. –Quisiera dormirme y no despertar hasta que todo haya pasado–, etc., pero lo que realmente están pidiendo es la muerte. Una de las consecuencias lógicas del “Juicio”, son las enfermedades explosivas como el infarto, las úlceras. Dolor de cintura, embolia, diabetes, ronchas, alergias, etc., que nos darán pie y justificación para seguir odiando y acusando a nuestro ofensor de todas nuestras desgracias.
Si usted, pudiera ser verdaderamente consciente de todos sus juicios, vería que ellos son la razón de todas sus desgracias. Comentábamos anteriormente que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios. -¿Qué quiere decir imagen y semejanza? – Igual. -¿Qué quiere decir igual? -¿Qué no somos ni mejor, ni peor que él. –Sin embargo, Dios, siendo Dios, no nos ha juzgado. –Dicen que va haber un “Juicio Final”, donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos, pero por lo pronto, esto no ha sucedido, sin embargo, nosotros ¿Qué tal somos para juzgar? -Creo que muy buenos. –Dios sin habernos juzgado, ya nos perdonó. -¿Qué no envió a su hijo único, a su unigénito, a que viniera a morir por nosotros para redimirnos de todos los pecados. -¿Cuáles pecados? –Pasados, presentes y futuros, ¡TODOS! –Y nosotros, ¿qué tal somos para perdonar? –Creo que muy malos. -Es decir, buenos para juzgar, entonces ¿Somos mejor que Dios? –Malos para perdonar, entonces somos mejor que Dios y ya hubo uno que se creyó mejor que Dios, ¿quién? –Lucifer, Satanás, El Diablo. –¿Y qué hizo Dios con él? Lo mandó al infierno. -¿Y no estamos nosotros en un “infierno” cuando no perdonamos?–. A veces estamos en una fiesta disfrutando, gozando del ambiente de la reunión, cuando en eso llega alguien, que nos ha ofendido y que no hemos perdonado, aquella fiesta deja de ser tal, pues ya no podemos estar más ahí, nos provoca un fuerte dolor de cabeza, todo nos va a molestar de ahí en adelante y terminaremos por abandonar la reunión. Lo más dramático de la situación, es que aquella persona ni cuenta se da del daño que nos está causando, pues para él pasamos desapercibidos, no somos lo suficientemente importantes para causar daño, por lo tanto, los mismos afectados somos nosotros.
Tal vez nuestro juicio sea tan grande, que ahora no sólo cuando veamos o estemos ante la presencia de la persona odiada nos sintamos mal, sino que basta con que el lugar donde estamos sea frecuentado por él, y esto será suficiente para que nos eche a perder el día.
Asistí a la ciudad de San Pedro de las Colonia, Coah. A impartir una conferencia en la casa de la cultura de aquella ciudad, y en el intermedio se acercaron varias personas a saludarme. Una de ellas me decía que había tomado el curso conmigo hace once años en el Tecnológico y quería comentarme cómo le había ido en este tiempo y que los conceptos que entendió en aquel entonces le han ayudado mucho a verse a sí mismo y entender sus juicios pues una vez que encuentra el porqué de lo que le pasa a uno encuentra su camino y lo sigue fielmente.
También me comentaba una señora con toda franqueza, que cuando empezó a leer esta columna hacía ya tiempo, no le gustaba la manera como yo escribía, pero tenía la costumbre de recortar algunos artículos para leerlos después y fue entonces cuando en su subconsciente pudo encontrar los juicios que le hacían ver el porqué no le gustaban estos artículos, de qué forma se veía reflejada ella misma, y que por cierto ahora no se los perdía, que los recortaba y coleccionaba, cosa que le agradecí sinceramente, así como lo hago con usted que me lee semana tras semana y espero algún día no muy lejano poderlos saludar en alguna conferencia, un curso o en la presentación de mi libro Despertar... es ya próximo a salir.
Esta señora, al igual que muchas más personas más, ahora acompañadas de sus familias disfrutaban a carcajada abierta el tema que impartía para los hombres y las mujeres, la guerra o la paz (señales de peligro en la pareja) a propósito de tanto divorcio hoy día.
Hace tiempo tuve también la experiencia con uno de los asistentes al curso, que se sinceró conmigo y en un momento dado, me hizo la siguiente confidencia: “quiero que sepas que no te había contratado para que vinieras a impartirnos un curso a mi empresa, porque un amigo nuestro me dijo que tú habías hecho un comentario desagradable de mí, y me dio tanto coraje que juré vengarme de ti”.
Cuando me invitaban a participar a alguna actividad del CLAM (Comité Lagunero de Ayuda Mutua), por el simple hecho de saber que tú eras el presidente, fue suficiente para que no participara y mucho menos me afiliara a él, cuando me invitaban a una reunión que tú convocabas, buscaba y encontraba el pretexto para no ir, aun cuando sabía lo importante que eran sobre todo para nosotros los empresarios, y como eso me he privado de muchas cosas en la vida, así que cuando viniste a visitarnos para entrar a los grupos de empresas de clase mundial a través de una actitud de clase mundial, disfrutaba al hacerte esperar, haciéndote regresar una y otra vez –me relataba visiblemente emocionado-. Continuara...
En el Centenario de la fundación de “Torreón”, empezamos a impartir las conferencias Actitud de Clase Mundial e Hijos Huérfanos de Padres Vivos, la intención es que todos los laguneros vivan estas impactantes conferencias, basadas en esta columna de valores, por lo que si su empresa, escuela, universidad o institución lo solicita estaremos con gusto con ustedes y esperamos seguir contando con su atención y comentarios sobre estos temas tan interesantes cuyo objetivo es fortalecer nuestras familias y sus valores. Comparta conmigo sus casos y forme parte activa de este programa. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:
(pmgerr@hotmail.com)
(pmgerr@yahoo.com.mx)
La siguiente semana veremos la cuarta parte de Origen, Causa y Efecto II de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.