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Familia Sirviendo a la Vida / DESPERTAR... ES ORIGEN, CAUSA Y EFECTO II

Germán de la Cruz Carrizales

(Séptima parte)

Continuación...

“¡¡No sirves para nada!!”. Nos lo dicen nuestros padres, los maestros, los parientes, etc.

Damos por hecho, creemos que es verdad, aceptamos la idea y ahora ya no hacemos nada para comprobar si es verdad o mentira, sencillamente actuamos bajo esta creencia y desde luego que nos empiezan a suceder cosas para que la orden sea confirmada, cada vez más y más, hasta que nos convertimos en unos inútiles.

Sólo que ahora sabemos que si le cambiamos, que así como funcionó a idea negativa, con el mismo poder, puede actuar la idea positiva.

Como lo hemos estado analizando en esta parte del tema, esas “frases inocentes” a veces se quedan en nuestro subconsciente marcadas como un fuego.

Luego los padres, con tal de ordenar la conducta de sus hijos, le “marcan el rumbo” en la vida con gestos o frases, que con el correr del tiempo empieza a significar una forma y una manera de actuar, y que aun cuando esto signifique infelicidad o limitaciones, no podamos cambiarlo.

Viene a mi memoria el caso de un joven, que siendo el mayor de la familia y como es muy común en casi todos los casos, lleva el mismo nombre de su padre. El señor, ante los ojos de su esposa, siempre fue una nulidad. Tanto como padre de familia, como responsable de su hogar, etc., y murió cuando su hijo era aun muy pequeño.

La madre, sin saber hasta dónde iría a llegar la consecuencia de la vida del niño, le dijo la siguiente frase que quedó marcada en el subconsciente de una manera indeleble: “¡Ahora tú eres el hombre de la casa!”, “!Ahora tú eres el responsable de la familia!”.

Ése fue el motivo o la razón de que ese joven no pudiera tener, ni disfrutar una niñez común en los chicos de esa edad sino que siempre tuvo que trabajar para sostener a su madre y a una hermana menor.

Como no pudo estudiar una carrera profesional, las labores que desempeñaba eran tareas humildes, y desde luego mal remuneradas, por lo que el dinero que llevaba a su hogar no era suficiente para cubrir los gastos más necesarios y su madre y su hermana le exigían cada vez más y más.

Al ver la madre, que el joven no podía satisfacer tanta necesidad que existía en aquel hogar, pronunció otra sentencia fatal, otra frase apabullante que acabó de marcar aquella vida: “¡¡Eres igual que tu padre, un inútil, un bueno para nada!!”. En su afán de ganar un poco más, este joven ingresó a trabajar en una empresa grande, desde luego que desempeñando labores humildes, como mozo repartidor.

Con la primera orden que él había recibido y que guardaba en su mente de: “Ahora tú eres el responsable”, su trabajo lo empezó a desarrollar de una forma muy atinada y diligentemente, por lo que en un corto lapso, fue ascendiendo a un puesto de supervisor dentro de la planta.

Por supuesto que él estaba muy contento, porque su salario se había incrementado y podía de alguna manera, mejorar la vida de su madre y de su hermana. Pero aún no cumplía los tres meses en su nuevo puesto como jefe de una línea de producción cuando sufrió un accidente muy grave en su mano derecha, en el que tuvieron que amputarle varios dedeos, y una parte importante de la mano.

Después de este accidente tuvo que pasar cinco meses internado en el hospital, cuando lo dieron de alta, la empresa lo volvió a instalar en el mismo puesto, pues por su responsabilidad y dedicación, estaban muy contentos con su desempeño, sólo que la mano amputada le causaba un dolor intenso, que tenía que estar constantemente bajo los efectos de la droga, que de una manera inexplicable no daba ningún resultado, por lo que tenía que estar prácticamente en inactividad, recluido en su hogar quejándose a gritos de aquel dolor.

Cuando él, a través de este proceso mental, comprendió cuál era su conflicto, pudo salir adelante y ahora ya no tan sólo no siente dolor, sino que ha sido promovido cada vez más en su trabajo.

Ésta era la realidad de aquel joven, él traía en su mente una orden: “Eres el responsable” y por otro lado, y tal vez con más fuerza y más coraje traía grabada otra frase más destructiva; “Eres un inútil”. Cuando conscientemente él estaba siendo útil, estaba siendo responsable, las cosas estaban saliendo bien, de alguna manera el subconsciente lo llevó a la máquina que le ocasionó el accidente, para cumplir aquella orden de su madre, “eres un inútil” y ahora tenía una nueva excusa para ser un inservible.

De tal manera que cuando fue opreso de la mano, la empresa quiso volver a aprovechar sus servicios que eran por cierto muy valiosos, ahora ya no tenía que sufrir ningún accidente, pues ya la mente se había condicionado y encontrado una forma de cómo hacerlo un inútil, provocándole un intenso dolor físico.

Este juego interno, cada vez lo hacía sentir más inútil, más inservible, lo que daba pie para quejarse cada vez más de su suerte. Es por esto que debemos vigilar las frases con que a veces marcamos el rumbo de la vida de nuestros hijos.

Imagínese la cantidad de jóvenes que he conocido y tratado desde el año de 1991 a la fecha, particularmente aquéllos que cuando la madre, ante la muerte del padre, le carga toda la responsabilidad del hogar y ellos sienten un mundo encima de ellos, que muchas veces hasta la espalda se les encorva y si este sentimiento no es concientizado oportunamente, con el tiempo, irá deformando la columna vertebral hasta hacerlos totalmente jorobados.

Así que si alguno de sus hijos siempre anda con los hombros caídos o la espalda doblada, vale más que sea usted consciente, de cuáles fueron las responsabilidades que usted le puso sobre su espalda.

Otra consecuencia grave de esta responsabilidad que ponemos en la mente por lo general del hijo (o hija) mayor, es que ahora ellos no se sienten sólo “el hombre de la casa”, “el padre que ahora falta” sino que se convierten en el “padrastro” y su actitud ante sus hermanos menores es de una exigencia exagerada, de una disciplina férrea y no permitirán ninguna libertad, serán celosísimos de la honra del hogar, pedirán que se les guarde un respeto enfermizo, no aceptarán ninguna falta a la disciplina marcada por ellos, es decir, que aquel hogar se convertirá en un verdadero infierno. Así que cuide por favor que no esté pasando algo parecido en su familia. Continuará...

En el Centenario de la Fundación de “Torreón”, empezamos a impartir las conferencias Actitud de Clase Mundial e Hijos Huérfanos de Padres Vivos, la intención es que todos los laguneros vivan estas impactantes conferencias, basadas en esta columna de valores, por lo que si su empresa, escuela, universidad o institución lo solicita estaremos con gusto con ustedes y esperamos seguir contando con su atención y comentarios sobre estos temas tan interesantes cuyo objetivo es fortalecer nuestras familias y sus valores. Comparta conmigo sus casos y forme parte activa de este programa. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:

(pmgerr@hotmail.com)

(pmgerr@yahoo.com.mx)

La siguiente semana veremos la octava parte de Origen, Causa y Efecto II de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.

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