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Familia Sirviendo a la Vida / DESPERTAR... ES ORIGEN, CAUSA Y EFECTO

Germán de la Cruz Carrizales

(Sexta parte)

La semana pasada estábamos viendo las consecuencias de la programación “deberá ser hombre” que ocurría durante los nueve meses de embarazo de la futura madre. Y mencionamos algunos casos que me ha tocado ver.

Constantemente veo casos de mujeres con muchos conflictos en su matrimonio, mujeres con la idea de la separación o el divorcio como único remedio a su situación, que ya no “aguantan” a su marido y en casi todos los casos, la razón es la forma como fueron programadas.

Desde luego que reconocer esta situación no es nada fácil. –“No sé qué me pasa Ing. De la Cruz”- me decía una estudiante en uno de los cursos. Salgo con un muchacho, muy bien mientras no se formalizan las relaciones, pero ya nada más empieza a hablar de matrimonio y “algo” pasa que pronto nos estamos peleando, discutimos por causas sin importancia hasta que rompemos nuestra relación.

Y así le había sucedido con uno y con otro, de tal manera que el tiempo se le había ido pasando. Pero la realidad es que su programación de “hombre” hace que surjan esos problemas para no tener que llegar al matrimonio y por consecuencia a tener relaciones sexuales en el que ella tendrá que actuar como mujer, sentir como mujer y tal vez lo más problemático aceptar la autoridad del “esposo” y ella pasar a ser la que obedezca, la que conceda, la que complazca y eso, su ego no lo va a permitir.

Por otro lado esa mujer es una gran ejecutiva con mucho éxito en lo económico, en lo social, pero no ha podido equilibrar todos sus sentimientos por no haber aceptado su realidad.

“Deberá ser Mujer”. Vamos a suponer que ya nació el primer hijo y fue “hombre”, ahora ¿Qué deberá ser?... ¡Mujer!... ¿Para qué?... para tener la pareja. Y todo lo que aquel pequeño ser en formación siente, es que “debe ser mujer”, que ya nada más que nazca la niña… etc., etc. Algunos padres tienen tanto deseo de que sea niña, están tan seguros que va a ser niña, que le compran gran cantidad de ropita de niña, le buscan un nombre de niña, le tienen juguetes de niña, pero sucede que al momento de nacer es un hombrecito.

Como tienen sólo ropita de niña, así lo visten y aun cuando le ponen nombre masculino, lo llaman por el nombre femenino que le habían escogido, lo llevan a la iglesia a ofrecer flores vestido de mujercita (casos que hemos visto).

Me comentaba una joven madre muy atractiva por cierto, que un día se estaba vistiendo frente a su pequeño hijo, de un año y medio, cuando se ponía las medias, el niño le hizo una pregunta que la dejó sin habla: -cuándo creceré mamá, ¿para ponerme esa ropa que tú te pones?, ¿para pintarme como tú?- La señora sorprendida le contestó. Pero hijito, tú no puedes ponerte esta ropa, ni pintarte como yo, porque tú no eres una niña, eres un niño. No mami, yo no soy niño, soy una niña, -le aseguró aquel pequeño ser-.

En una plática profunda la señora confesaba que durante todo su embarazo, su deseo era que “fuera niña, para tener una compañera con quien platicar” y ahora, esa idea era la que estaba predominando en la mente del niño.

Otro caso que me tocó ver, fue el de un señor ya mayor, que en ese tiempo estaba casi en su tercer divorcio. Me comentaba que cuando él nació, su madre tenía tantos deseos de que fuera mujercita, que sus dos hermanos mayores habían sido hombres, que cuando él nació, por siete años lo trajeron vestido de mujer. Lo llevaron a ofrecer flores a la iglesia, en el mes de mayo, vestido de mujer, le dejaron crecer el pelo, le hacían trenzas o lo peinaban como mujercita.

Después de los siete años, ya lo vistieron con pantalones, y él empezó a actuar como hombre. Cuando tenía quince años, fue con sus hermanos mayores a comprar zapatos, y él compró zapatos de mujer. Al momento de probárselos, se dio cuenta que eran zapatos de tacón alto, y extrañado le dice a sus hermanos: -¿Y esos zapatos de quién son?- Preguntó molesto. Pues son tuyos –le contestó uno de sus hermanos- ¿Ya no te acuerdas que tú mismo los compraste?

Es decir, en el momento de adquirir sus zapatos todo lo que estaba actuando era el subconsciente donde estaba grabada la programación de “mujer”. La razón de sus divorcios era precisamente ésa, que él era “mujer” y se había casado con otra mujer, lo que hacía que de alguna manera surgieran los pleitos y los problemas para motivar la separación.

Con esta programación de “deberá ser mujer” posiblemente estamos hablando de homosexualismo. De esos seres que por fuera son hombres, con sus formas físicas de hombre, sus órganos físicos de hombre, necesidades de hombre, pero mentalidad de “mujer”.

Pero tal vez suceda todo lo contrario, hombres que no se sienten hombres y tienen que estar demostrando constantemente que son “muy hombres”. ¿Cómo lo demuestran? Siendo muy agresivos, muy mujeriegos, muy responsables, muy estrictos, muy perfeccionistas, golpeadores de mujeres, teniendo hijos por todos lados y que además todo el mundo sepa que los tienen, pues ellos quieren estar oyendo constantemente a las personas que están a su lado: “como es hombre fulano” porque luego no se sienten hombres y quieren que se los estén repitiendo y repitiendo.

También en esta programación puede, en un momento dado, encontrarse un problema de origen sexual, pues cuando ese “hombre” se casa y tiene que intimar con su mujer, en su subconsciente está cometiendo un acto de lesbianismo, pues en su mente él es “mujer” y la manera de evitar esa situación, es convirtiéndose en un “impotente” sexual.

Es muy común oír los comentarios de las señoras casadas, quejándose de la poca atención que en este aspecto les brindan sus esposos y que en muchos de los casos son la consecuencia de los adulterios y hasta divorcios entre esos matrimonios.

La mujer “necesita” cariño, ternura, pasión, así como también amor físico, pero al no obtenerlo de su esposo, se empiezan a crear las condiciones para que “otro” tenga la oportunidad de complacer a esa dama necesitada. Ésta al sentir la diferencia del trato entre su nuevo amor y el esposo, en muchos de los casos, se inclina por el cambio.

Lo que esta señora no comprende es que posiblemente este nuevo hombre, también esté manejado por la misma programación y pronto vuelve a sufrir la misma decepción y a buscar otro… y otro… y otro.

Con la experiencia que he tenido desde 1991 y con casi ya doscientos mil personas y platicar con infinidad de parejas, he encontrado que en muchos de los casos, la mujer nació programada para “hombre” y el esposo programado para “mujer” y los egos de esos cónyuges, en su afán de complementarse, se atraen entre sí para formar la pareja. Continuará...

Esperamos seguir contando con su atención en ésta su columna y agradecemos los comentarios recibidos sobre estos temas tan interesantes y de las muchas personas que han compartido sus casos con nosotros. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:

(pmger@hotmail.com)

(pmgerxxi@yahoo.com.mx)

Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la séptima parte de “Origen Causa y Efecto” de la serie y próximo libro “Despertar... es”. Gracias por su atención.

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.

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