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Familia Sirviendo a la Vida / DESPERTAR... ES ORIGEN, CAUSA Y EFECTO

Germán de la Cruz Carrizales

(Décima cuarta parte)

Pero en un curso, cuando se exponía este concepto, de pronto vino la luz “hay que sufrir para merecer”. Comenta la esposa que de pronto su mente se trasladó a su juventud, cuando aún vivía su madre, una señora que casi toda su vida fue puro sufrimiento, que tuvo realmente muy pocas oportunidades de disfrutar la vida y que cuando su matrimonio era casi una realidad, sufrió su madre un derrame cerebral y murió, después de una larga agonía, y esta situación reafirmó el condicionamiento de la hija “para tener derecho a lo bueno de la vida, hay que pagar el precio, aunque sea con la misma vida”.

Cuando comprendió que ella “tenía” que pagar el “precio” de la abundancia, el éxito, de la riqueza, que “tenía” que lastimarse físicamente, que no era posible “tanta belleza”, etc., etc., de tal manera que cuando estuvieron solos y lo comentaron, las lágrimas le inundaron el rostro y le decía a su esposo: -por fin he comprendido que no tenemos que “sufrir para merecer” que ya “alguien” sufrió por nosotros, Jesús de Nazareth dijo: yo he venido para darles vida, y vida en abundancia.

Pero desgraciadamente este concepto no lo podemos entender, porque cuando alguien nos trata de hablar de lo grandioso de la vida, de lo hermosa que pudiera ser nuestra existencia en este mundo, no les creemos, no lo aceptamos, es más ni siquiera lo queremos oír.

Sin embargo cuando alguien nos platica sus penas, sus desgracias, lo difícil que está la situación, lo horrible que está el mundo, las grandes tragedias de la humanidad, no tan sólo lo escuchamos con mucho interés, sino que nosotros mismos nos convertimos en actores, en una parte importante de la conversación y ansias nos dan que no nos permiten la palabra para explicar y dar testimonio de nuestras enfermedades, nuestros fracasos económicos, nuestras tragedias con los hijos, con los amigos, etc., como que nos sentimos muy importantes cuando, con nuestros fracasos, dejamos con la boca abierta a nuestros interlocutores, porque ganamos el primer lugar en sufrimiento.

“La vida es un infierno”. Ésta es otra de las programaciones que nos han fijado en el subconsciente y que desgraciadamente nos maneja de una manera tan sutil, que no nos permite disfrutar la vida. Sucede con frecuencia que la joven pareja de enamorados adelanta su situación social, la chica se embaraza, el galán no tiene aún suficientes recursos económicos para instalar su propio hogar y decide llevar a la futura madre a vivir con sus papás.

Generalmente esta situación sucede, precisamente porque la muchacha con la que anda el hijo, a la suegra no le agrada, lo empiezan a presionar para que la deje, y como él la ama tanto, que no puede hacerse a la idea de una separación y para evitar que esto suceda, deciden adelantar acontecimientos y así no habrá manera que los obliguen, pues tiene que cumplir como hombre.

Así que ahora es doble la razón del rencor de la suegra hacia su nuera, y como la llevan a vivir de “arrimada” la señora se encarga de que su vida se convierta en un verdadero “infierno”.

El trato que esta futura y joven madre recibirá será el de una sirvienta, los desprecios estarán a la orden del día, los rechazos y los regaños por parte de los suegros serán constantes y su estado emocional cada día se ira minando, hasta que sea casi imposible seguir soportando esta situación.

Pero todos los desprecios y sufrimientos que ella recibe, se los estará pasando a la criatura que está en su vientre. Así que cuando ese niño o niña nace, y empieza a vivir la vida, no sabe por qué, pero no puede gozar, son de esas gentes que jamás sonríen, que no pueden demostrar alegría.

Cuando en los seminarios que imparto, para hacerlos más amenos, cuento anécdotas chuscas, en las que la mayoría de la gente se identifica y la carcajada se vuelve general, sin embargo, a estas personas, esto no les divierte y mientras más ven a los demás reírse, ellos más se molestan y el gesto de su rostro se vuelve una mueca de odio o coraje que no pueden disimular.

En una ocasión, en el segundo día del seminario de “Psicología Motivacional”, se acercó a mí una joven pareja de esposos, para pedirme que si podía suprimir esos comentarios chuscos, porque a su esposa eso le molestaba mucho. Pues usted debe traer mucho problema en su vida -le dije-, dirigiéndome a la joven señora. Eso es lo que yo quisiera aclarar –me contestó un tanto compungida- porque creo que esto no es vida.

No podemos ir a ninguna fiesta y disfrutar el momento –interrumpió el esposo- porque en cuanto alguno de los asistentes empieza a contar chistes, mi esposa se molesta a tal grado que tenemos que abandonar la reunión.

Ni al cine podemos ir –confirmó ella- porque me molestan las palabras fuertes, o las situaciones cómicas; siento como si me jalaran un alambre dentro de mí, desde el dedo del pie hasta la punta de la cabeza como un calambre.

El esposo me decía que tenían tres años de casados, que al principio él no la tomaba en serio y cuando veía que ella, de verdad se molestaba, por hacerla desatinar, más bromas y chistes le contaba, pero que conforme ha ido pasando el tiempo, la situación se ha ido complicando más y más pues ahora casi no tienen amigos, él no puede invitar a nadie a su hogar, etc.

¿Y cuántas personas no conoce usted, que siempre están buscando conflictos? Que siempre andan metidos en líos; que no se pueden llevar bien con los vecinos o parientes, que no son capaces de conservar amistades, que meten cizaña en grupos religiosos hasta que no ven terminados la armonía y alegría en donde se meten, inventan cosas, descargan todo el veneno que trae su alma, hasta escribir notas maldiciendo a los demás cuando ven en ellos lo que no pueden ellos mismos tener. Y claro que cuando tienen esas discusiones, esos enfrentamientos, y los problemas se presentan ellos tienen un magnífico apoyo para decir que esta vida es un “Infierno”. Continuará...

Agradecemos los comentarios recibidos y los casos compartido con nosotros en México y desde otras partes del mundo (vía Internet). Espero vernos pronto y platicar personalmente. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:

(pmger@hotmail.com)

(pmgerxxi@yahoo.com.mx)

Nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien con su interés en la integración de grupos hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la décima quinta parte de Origen Causa y Efecto de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.

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