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Familia Sirviendo a la Vida / DESPERTAR... ES ORIGEN, CAUSA Y EFECTO

Germán de la Cruz Carrizales

(Décima quinta parte)

Otra situación por la que probablemente fuimos programados de esta manera, es cuando estando la señora embarazada, el esposo sostiene relaciones amorosas con otra u otras mujeres y ella se da cuenta, entonces empieza a vivir un “infierno” de celos, de coraje, de miedo, de angustia, etc., etc.

Cuando vienen los esposos a platicar conmigo y les pregunto: ¿Cómo se llevan en su relación matrimonial? –Ellos contestan- más o menos bien, tenemos los problemas “normales” que tienen todos los matrimonios. Los problemas normales, es decir tenemos que dar por hecho que “debe” haber problemas que así está condicionado el mundo.

Pero quiero decirle que esto no es cierto, que si verdaderamente nos encontramos a nosotros mismos no hay por qué tener problemas, si existe un verdadero entendimiento de todas nuestras programaciones o grabaciones.

Así que si usted es de las personas que todo le molesta, que no puede aceptar una broma, que según usted toma la vida demasiado en serio, más vale que comprenda que posiblemente la programación que lo está manejando es: “La vida es un infierno”.

Todas las situaciones de la vida, tienen dos puntos de vista, son como las monedas, tienen dos caras, sólo que las gentes programadas de esta manera, “nunca” le pueden encontrar el lado bueno a las cosas.

En un cursos recomendaba a los asistentes sonreír siempre y una señora que ocupaba un lugar en la segunda fila del auditorio, contestó en forma agresiva: -¡Pero van a creer que anda una de ofrecida!- pero lo dijo en un tono tan fuerte, con tanto coraje, que no tuve más remedio que hacérselo notar.

Al día siguiente, ya no se presentó al curso, pues tal vez su coraje con la vida era tanto, que su ego no la dejó continuar con el proceso y liberarse de su problema, y como desgraciadamente no nos podemos ver a nosotros mismos, es muy difícil, por sí mismos, salir de ahí.

Analice su vida, vea cuántos disgustos o pleitos ha tenido a lo largo de todos sus años, sea sincero con usted mismo(a) y cambie su punto de vista.

“La vida es un pecado”. Cuando el niño nace, lo llevamos a bautizar, para liberarlo del pecado original. Pero ¿qué es el pecado original? Desde luego lo que nos originó. ¿Y qué fue lo que nos originó? Pues el acto sexual. Todos nacimos gracias a un acto sexual entre nuestros padres, haya habido amor o no, hayan estado o no casados; haya habido entrega o no; la realidad es que todos venimos al mundo a consecuencia de este acto natural y tan necesario para que la humanidad se perpetúe.

¿Pero cuántos de nosotros, cuando llegó el tiempo de conocer sobre nuestra sexualidad, cuando las dudas nos asaltaban, pudimos contar con el tacto y la comprensión, pero sobre todo con la sabiduría de nuestro padre o nuestra madre y platicar abiertamente acerca del sexo?

Si acaso nos atrevíamos a preguntar sobre este tema tabú, ¿Qué era lo que nos contestaban? (Si es que no recibíamos una buena regañada). Todavía no es tiempo que sepas de esas cosas. Ya llegará tu tiempo, aun eres muy chico. O bien, nos contestaban cosas de fantasía, totalmente alejadas de la realidad, que cuando llegaba la hora de la verdad, la situación se volvió tan traumante, que ésta nos manejó toda la vida.

Un porcentaje muy elevado de los fracasos matrimoniales, se debe a que existe un total desacuerdo entre la pareja con respecto al sexo, pues desgraciadamente hay tantos tabús con respecto a esto que algunos matrimonios, sienten que participar en el acto sexual es una “obligación”, algo que “hay que hacer”, pero no les representa ninguna satisfacción.

Me comentaba una doctora, que algunas de sus pacientes, cuando acudían con ella y necesitaba hacerles una revisión ginecológica, le decían: hay doctora, me da tanta pena con usted, pues fíjese que mi señor me usó anoche. Es decir que muchas señoras se sienten usadas cuando tienen relaciones sexuales con sus esposos, pues consideran que es un “pecado” participar en esos juegos sexuales.

Cuando en nuestros grupos de matrimonios o en forma individual hacemos la pregunta a las parejas: y en el aspecto sexual ¿Cómo andan? Algunos se ponen colorados, carraspean y empiezan a tartamudear, pues es una situación tan difícil de tratar, por los acondicionamientos de pecado que se han puesto en la mente.

Para algunas señoras, su primera noche de bodas fue tan traumante, tan difícil, tan impresionante, que su mente se quedó condicionada tan negativamente, con respecto al sexo, que toda su vida conyugal se convierte en un verdadero calvario.

Esta situación puede crear un grave conflicto en las relaciones matrimoniales pues si una pareja tiene dificultades, en el aspecto sexual, los demás niveles se verán afectados.

El esposo en su trabajo no podrá desarrollar totalmente toda su capacidad, ella andará siempre tensa, molesta y pronto empezarán los gritos, los insultos, los desacuerdos por verdaderas tonterías.

Desgraciadamente no hemos sido educados para dar placer sexual a nuestra pareja, porque no nos han enseñado a sentir placer sexual nosotros mismos. Porque siempre nos han dicho que eso es pecado, que es sucio, que es cosa del demonio.

Una joven y guapa señora, me confesaba que ella no comprendía qué le pasaba a su esposo, un hombre bastante atractivo y joven, pues él se acostaba, tomaba una revista o el periódico y empezaba a hojearlo, ella se paseaba por la recámara con un sugestivo baby dool, o completamente sin ropa y éste ni siquiera volteaba a verla.

Cuando las cosas llegaron a su clímax de la desesperación, pidieron ayuda. Después de mucho buscar, pues siempre que se trata de situaciones íntimas, como que nos resistimos a confiarlas o a sacarlas al conciente, llegamos a la raíz del problema: Cuando este hombre, era aún un niño de seis o siete años, andaba jugando con otros amiguitos del barrio, cuando a uno de los mayorcitos se le ocurrió una idea; -vamos al arroyo a masturbarnos- invitó a todos los demás niños.

Nuestro héroe, por no aparecer como un cobarde, también aceptó la invitación y junto con los demás niños, se fue al arroyo. Cuando estaban realizando aquel acto, pasó una de las señoras del pueblo y al verlos y gritarles con voz estentórea: “Van a ver con sus papás, muchachos cochinos”. El niño se asustó de su acción.

La famosa señora fue con el chisme con el padre de aquel pequeño, de tal manera, que cuando éste llego a su casa aun asustado, el padre lo recibió con el cinto en la mano, dándole de cintarazos, lo llevó hasta la imagen de un Santo Niño de Atocha que tenía en su recámara y gritándole le dijo: “Hínquese ante el Santo Niño, pídale perdón y júrele que ¡nunca más va a volver a hacer cochinadas!”.

Aquí quedó marcada la vida sexual de este joven, pues aun cuando él quería estar con su mujer, la orden en el subconsciente era más fuerte que él. – ¡No volverás a hacer cochinadas!- Porque para este hombre, tener relaciones sexuales, era hacer cochinadas. Continuará...

Agradecemos los comentarios recibidos y los casos compartidos con nosotros en México y desde otras partes del mundo (vía Internet). Espero vernos pronto y platicar personalmente. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales

(pmger@hotmail.com)

(pmgerxxi@yahoo.com.mx)

Nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien con su interés en la integración de grupos hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la décimo sexta parte de Origen, Causa y Efecto de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.

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