Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

Familia Sirviendo a la Vida / DESPERTAR... ES ORIGEN, CAUSA Y EFECTO

Germán de la Cruz Carrizales

(Décima séptima parte)

Una burla por un trabajo mal hecho, un desprecio hacia una actividad del niño. Cuántas veces el pequeño hijo juega algún deporte, donde destaca y sus padres no asisten al parque o cancha a verlo jugar.

Este niño ve cómo los padres de sus compañeros están presentes, los alientan, los motivan, los consuelan y sólo a él no hay quien lo abrace, le diga algo positivo y entonces es cuando empieza a sentir que no es importante, que no merece la atención de sus padres y de ahí en adelante, habrá de quedar el resentimiento para toda la vida.

Otra situación que debemos concienciar, es cuando el niño asiste a la escuela, y como está manejado por la orden de no servir para nada, empieza a tener problemas con las clases, con los maestros, con los compañeros y su acondicionamiento mental no es lo suficientemente bueno para pasar de año, empieza a flojear en sus clases, el maestro lo castiga, le llama la atención frente a los demás compañeros y la orden “No sirves para nada” se vuelve a reforzar.

Ahora ya es una persona adulta, ya está en alguna empresa como empleado, las cosas le empiezan a salir mal, ahora con los jefes que de una manera u otra lo hacen sentir que no es útil lo relegan a actividades poco interesantes, no le dan las oportunidades adecuadas, y cuando estás se presentan, algo sucede mal y la oportunidad se esfuma y nuevamente vuelve a sentir ahora con toda fuerza de la conciencia: “No sirves para nada”.

Y esta actitud se va a reflejar en todas las actividades de la vida: como ciudadano, como esposo(a), como hijo, como padre, como deportista, como estudiante, y todo, porque en un momento de coraje o de desesperación sus padres así lo hicieron sentir.

También las frases hirientes pueden tener la misma consecuencia, el mismo resultado, es por eso que es tan importante el ser conciente de lo que decimos, porque para el niño, todo lo que su padre le dice es una verdad y el niño debe de hacerle caso, él no puede hacer quedar mal a sus padres, si ellos piensan o creen que él es un inútil, así debe actuar siempre en la vida.

No sé si usted ha observado ciertos niños que cuando están de visita en alguna casa, su comportamiento es muy normal, todo lo hacen bien, no presentan ningún problema, se llevan bien con los demás niños, comen solos, no molestan en lo más mínimo pero en cuanto llega el padre o la madre, inmediatamente empieza una actitud hostil, se le caen las cosas, rompen las flores, se pelean con otros niños, etc., y la anfitriona le dice a la mamá del niño: “qué raro, mientras estuvo solo no tuvimos ningún problema”.

Un asistente a un seminario me hacía el siguiente comentario: “Fíjese que mi hijo juega beisbol, y dicen que lo hace muy bien, batea y fildea de maravilla, pero que no sepa que estoy viéndolo jugar, porque inmediatamente empieza a cometer errores, o deja que lo ponchen cuando está al bat, pero ahora comprendo que yo siempre lo he tratado de inútil, de ¡bueno para nada!

Otro de los problemas que se pueden presentar, y que posiblemente nos manejan toda la vida, es cuando el padre hace sentir al hijo que es un inútil y éste decide demostrar todo lo contrario.

De ahí en adelante se convierte en una obsesión, que lo llevará a demostrar constantemente e impulsivamente a todo el mundo que él sí puede. Así que por favor le pido que haga un análisis de su situación actual. ¿No será que muchos de sus fracasos o éxitos, se deberán a aquel reto que usted se marcó de demostrar que sí servía?

“Eres igual que tu... tío, hermano, padre, etc.”. He aquí otra limitación que nos han puesto en la mente, cuando por alguna razón nos empiezan a comparar con otro miembro de la familia: “Eres igual de mentiroso que tu padre”, “Eres igual de borracho que tu tío”, “Eres igual de atenido que tu tía”, “Eres igual de olvidadizo que tu madre”. Y cuántas más comparaciones nos han hecho en nuestra vida, que ahora, aun cuando nosotros quisiéramos ser de otra manera, “algo” nos obliga a actuar inconscientemente, cometer el error y luego arrepentirnos de nuestra actuación.

Lo más dramático del caso, es que usamos ejemplos y palabras muy duras o crudas para hacer comparaciones con nuestros hijos.

Una señora muy afligida por el comportamiento de su hija, vino a platicar conmigo: -“Ya no sé qué hacer con mi hija de catorce años”- se quejaba amargamente. ¿Pues qué le pasa a su hija? Le cuestioné.

Resulta que por su comportamiento nos tenemos que estar cambiando de barrio cada vez –me confesó- fíjese que llegamos a una nueva casa, pronto mi hija localiza a los jovencitos del barrio, chicos de diez a doce años, los arrincona en los lugares más obscuros, los besa, los acaricia y los niños asustados llegan a sus casas, platicándoles a sus padres esta situación, los padres con toda razón vienen a reclamarme y yo no sabiendo cómo remediar esta situación, la golpeo, la castigo y la amarro en la casa, la hago prometer que nunca más lo volverá hacer.

La niña llorosa y dolida por la paliza de la madre, promete y se jura a sí misma no volver a cometer ese error.

Pero pasan los días y pronto vuelve a suceder lo mismo, pero ahora con niños diferentes y de nuevo vienen los padres a reclamar y la situación se repite, hasta que no queda más remedio que cambiarnos de colonia, pero lo más dramático es que pronto están involucrados en la misma situación.

Después de mucho analizar la vida tanto de la mamá como de la niña, encontramos cuál fue la situación que marcó la vida de esta jovencita.

Cuando la niña tenía cuatro o cinco años de edad, una tía menor que su mamá, vivía en el sur del país, estaba casada y por ese tiempo se divorció o separó de su esposo y para que no estuviera en el mismo lugar que su ex marido, los padres decidieron enviarla con su hermana a la frontera norte.

Esta joven señora, pronto se acomodó a esta vida fronteriza. Consiguió un trabajo que a su hermana no le pareció, pues parece que no era muy decente, ya que todas las tardes se arreglaba exageradamente, se maquillaba, se perfumaba, se pintaba los ojos y los labios de una manera muy sugestiva, se ponía blusas muy escotadas, faldas muy cortas y salía a su trabajo. Regresaba a las cinco o seis de la mañana, oliendo a licor, pero eso sí, con mucho dinero.

Continuará...

Agradecemos los comentarios recibidos y los casos compartidos con nosotros en México y desde otras partes del mundo (vía Internet). Espero vernos pronto y platicar personalmente. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:

pmger@hotmail.com

pmgerxxi@yahoo.com.mx

Nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien con su interés en la integración de grupos hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la décimo octava parte de Origen, Causa y Efecto de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 279614

elsiglo.mx