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Familia Sirviendo a la Vida / DESPERTAR... ES ORIGEN, CAUSA Y EFECTO

Germán de la Cruz Carrizales

(Décima octava parte)

A la niña que no comprendía lo que pasaba a su alrededor, su tía le pareció muy bonita, cada vez que la veía arreglada para irse a su trabajo y tal vez en su interior empezaba a gustarle la idea, de algún día ser como su tía.

Y un día la tía se había ido al trabajo, la mamá estaba con alguna vecina platicando, la niña se encontraba sola en la casa, se metió al cuarto de su tía, y se empezó a pintar la cara, a polvearse, a perfumarse y peinarse como su tía. En eso estaba muy concentrada, cuando llegó su madre y al verla, no pudo contener su rabia ni su boca y le gritó con todo el odio del mundo:

-¡¡Quítate esa pintura, pareces una p… eres igual a tu tía!!- Y al mismo tiempo que le daba de cintarazos le seguía repitiendo aquella terrible orden: -¡¡Eres igual de p… que tu tía!!-. Y esto se quedó grabado indeleblemente en el subconsciente de la niña. De tal manera que conforme que iba creciendo y van pasando los años, aquella orden, se va cumpliendo más y más, así que ahora, aún cuando ella reciba todos los castigos del mundo, y haga todas las promesas que le piden, ella tiene que ser como su tía una PROSTITUTA.

Así que amigo lector, tenga mucho cuidado de sus comparaciones, de sus palabras, que aún cuando usted no quiera decirlo por hacer daño, sino por ayudar a comprender a sus hijos de lo malo que están actuando, no sabemos cómo lo aceptará la mente de ellos y eso puede llevarlos a fracasos y situaciones negativas, que harán que no pueda disfrutar la vida.

Me decía un alumno en uno de mis cursos: “Dentro de mi familia, a uno de mis sobrinos le han hecho creer que se parece mucho a mí, pues efectivamente, en fotos mías de niño, los rasgos, la forma de los ojos, la nariz, etc., es muy grande el parecido. De tal manera que aunque parezca imposible, ese niño siempre ha tratado de ser diferente a los demás, y el otro día platicando con mi padre, de la vida de ese sobrino, veíamos la similitud que ha tenido la vida de él con la mía. Ojalá y algún día él pueda entender que no tiene que parecerse a nadie, que tiene que ser él por él mismo –me decía-. A un primo hermano también le pasó lo mismo. Me platicaba mi tía que cuando nació y al verlo, le impresionó mucho el parecido que tenía conmigo en ese tiempo. Conforme han pasado los años, la vida de ese hombre ha sido casi una copia de la mía. Estudió en la misma escuela, compró bicicleta cuando yo la compré, vendía periódico cuando yo también vendía, y así se han ido empalmando las situaciones que hacen que cada vez podamos ver en vivencias personales, la orden puesta en la mente, tarde o temprano se convierte en realidad. En una ocasión, la madre de este hombre, decía asombrada: -Es increíble, lo oigo hablar a usted y créame, que estoy oyendo hablar a mi hijo. Es decir, hasta en la forma de hablar y de expresar nos parecemos” –terminaba de narrarme aquel alumno-.

Y a usted amigo lector, ¿con quién lo han comparado? Aún cuando parezca que esto no es importante, pero nos puede aclarar muchos casos de la actuación de nuestra vida. Cuando tuve oportunidad de platicar con el primo de aquel alumno, pudimos ver esta situación, comprendió a qué se debía que no duraba en los empleos, siempre buscaba nuevos horizontes, pero la realidad es que él mismo se estaba revelando a vivir la vida de otro. Gracias a Dios lo ha comprendido y creo que ahora sí llegará el éxito grande. A veces hacemos unas comparaciones de una manera inconsciente, o con el fin de corregir situaciones, pero desgraciadamente, lo que no comprendemos es que podamos acabar con la felicidad o deseos de vivir de los demás.

En uno de los cursos que estábamos impartiendo en Reynosa, Tamaulipas asistió una agraciada joven, que tenía el rostro adusto, un gesto de amargura. Cuando yo decía algún comentario chusco, una alumna, que se ría muy alegre, muy fuerte, hasta un tanto en forma escandalosa, a esa joven le molestaba sobre manera aquella espontaneidad de la carcajada. En uno de los recesos del curso, me acerqué a ella y traté de sacarle conversación y sobre todo, hacerle consciente qué era lo que le molestaba cuando aquella alumna reía. Comentaba que ella, antes, se reía muy fuerte, todo mundo volteaba a verla, cuando en una reunión o en la calle, al platicar con alguien, surgía la situación cómica, ella disfrutaba riéndose sonoramente. Sólo que su padre empezó a molestarla, a compararla, pues cada vez que ella reía el padre le decía: -Cállate no te rías tan fuerte, sólo las p… se ríen así-. -Sólo las mujeres de la calle se ríen con tanto escándalo!- etc., etc. Y como ella no quería parecer una mujer de la calle; decidió no reír más. Así que ahora le molestaba oír a alguien reír de una manera escandalosa, ¡porque ella no podía hacerlo!

Otro amigo mío me confiaba su gran dilema: -Fíjate Germán no sé qué hacer con mi mujer, hemos visitado médicos, sexólogos, psicólogos, etc., etc., y nada-. -¿Pues qué le pasa a tu mujer?- Pregunte un poco intrigado. –Tenemos varios años de casados, tenemos ocho hijos, y ella nunca, nunca ha tenido un orgasmo, es sólo un trapo, un instrumento, y aún cuando yo trato de excitarla, ella sólo se echa boca arriba y como si no estuviera presente. -¿Por qué te casaste con ella?, ¿Qué fue lo que te atrajo de su persona?-. Traté de investigar. Cuando éramos novios lo que me atrajo de ella era precisamente su forma de vestir, su desenvolvimiento, su manera de maquillarse, pues ella vestía muy sexy, muy coqueta y se perfumaba y se pintaba un tanto exagerada –me confesó. –Sólo que cuando nos casamos tuvo un cambio total, ya no se vistió con aquellos atuendos provocativos, sino todo lo contrario, ropa mucho muy conservadora, su peinado habitual, era una señora de mucha edad, es decir, un chonguito en la parte superior y todo el pelo recogido, ya no se volvió a maquillar, ni a pintar los labios, es decir, un cambio radical.

Cuando vino la señora a platicar y después de varios análisis de su vida, llegamos a la verdadera razón de esta situación. En una época de adolescencia y cuando llegó a señorita, a ella le gustaba mucho vestirse muy provocativa, y su padre la molestaba mucho y como ella no le hacía caso de que se vistiera con más recato, el señor empezó a marcar su vida diciéndole: -Parece una prostituta-, -Te vistes como una ramera-, -Te pintas como una mujer de la calle-, -Las mujeres decentes no se visten así-, -Te van a confundir con una p…! etc. De tal manera que cuando ella se casó su subconsciente la obligó a vestirse como una “mujer decente”, pero no tan sólo eso sino que la limitación llego hasta la cama y eso era lo que no le permitía dar ni sentir placer sexual, pues ella no quería ser una prostituta, pues sólo ellas pueden disfrutar el sexo (ésa era su creencia).

Continuará...

Agradecemos los comentarios recibidos y los casos compartidos con nosotros en México y desde otras partes del mundo (vía Internet). Espero vernos pronto y platicar personalmente. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:

(pmger@hotmail.com)

(pmgerxxi@yahoo.com.mx)

Nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien con su interés en la integración de grupos hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la décimo novena parte de Origen Causa y Efecto de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.

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