(Vigésima parte)
La semana pasada veíamos las programaciones que nos hacían al compararnos con personas cercanas a nosotros. Así que tiene usted otra pista, de lo que ha podido pasar en su vida, vea, haga, recuerde, analice sus experiencias pasadas y posiblemente la razón de algunos de sus desajustes, se debe a esa frustración de no ser como…
De tal manera que cuando al niño le dicen: eres igual que… o por qué no te pareces a... una y otra frase, lo que realmente quieren significar es: No sirves para nada...
Pues cuando nos encuentran parecido a alguien, o nos lo ponen como espejo para que nos veamos en él, casi siempre se trata de gentes inútiles, flojos, desobligados, descuidados, impuntuales, deshonestos, feos, etc., gente de lo peor, y si nosotros aceptamos inconscientemente esa idea, más pronto de lo que nos imaginamos, así será nuestra actuación y luego nos marcarán con un: eres un inútil, no sirves para nada.
Por otro lado cuando nos hacen creer que otras personas son mejores que nosotros y que son más estudiosas, más cuidadosas, más ordenadas, más inteligentes, etc., de nueva cuenta nos vuelven a hacer sentir menos, que ¡No servimos para nada!
Pero tome en cuenta una cosa muy importante, que ésa es sólo una idea, una creencia de alguien, no es una idea nuestra, que si queremos podemos aceptar o no, es decir, nosotros tenemos el mando, la voluntad y esa actitud nos manejará en el grado en que aceptemos que nos maneja.
Tal vez ésa sea una de las razones por la que no nos queremos aceptar como somos, que no podemos apreciar lo que nos rodea, pues todas esas comparaciones nos han ido manejando en nuestro interior de una manera equivocada, lo que hace que nuestro mundo sea un mundo oscuro, sin ambiciones propias, sin satisfacciones conscientes, pues todos y cada uno de los logros adquiridos, será propiedad y para satisfacción de su ego insaciable, tortuoso, que siempre nos estará manejando y haciéndonos sentir que aún cuando alcancemos el éxito, éste no será real, ni de nuestra propiedad, sino que “alguien” nos lo esté prestando, pues aun cuando nosotros no lo creamos, no lo queramos, tendremos que actuar de acuerdo a las personas que nos han acomodado en el subconsciente.
“Eventos traumáticos”. ¿Qué es un evento traumático? Un hecho de la vida que causa un impacto psicológico en nuestra vida y que queda grabado para siempre.
Este hecho puede ser algo positivo o negativo, pero que de todas formas nos manejará por el resto de nuestros días.
Un evento muy común en nuestro medio son los pleitos, las discusiones entre los padres frente a los hijos. Y muchas veces no son tan sólo discusiones o gritos, sino aun situaciones más dramáticas, como insultos, palabras altisonantes, golpes, cuchilladas o balazos entre los cónyuges y los niños son testigos presenciales y de ahí en adelante su vida va a quedar marcada de manera equivocada.
Veía en el periódico el caso de un asesinato, de una señora a manos de su esposo, frente a un niño de cinco años. Según la nota, esta señora que estaba embarazada, le tenía mucho miedo a su marido, pues cada vez que éste tomaba le daba por golpearla, por lo que ese día, cuando lo oyó llegar haciendo el escándalo que acostumbraba cada vez que tomaba, ella corrió los cerrojos y no lo dejó entrar.
El marido, ante esta situación, buscó la manera y por la ventana de la cocina pudo entrar al interior de la vivienda. La señora salió corriendo a un pasillo de la casa y su hijo iba con ella. El marido tomó un cuchillo que estaba en la mesa de la cocina y la persiguió con la intención de matarla. La señora por su estado físico, y por llevar jalando a su pequeño hijo, perdió el equilibrio y cayo de bruces, lo que aprovechó el asesino para llegar hasta ella y hundirle repetidas veces la hoja del cuchillo y todo esto frente al niño.
Esa escena quedará grabada indeleblemente en la mente del niño y al paso de los años, ese niño, cuando ya sea un adulto, él no va a saber por qué, pero será un psicópata en potencia y lo más probable es que empiece a ejercer su venganza en todos los borrachitos de la ciudad.
Quizás recuerde una película titulada El Hospital del Terror. En esa cinta, presentan el caso de un psicópata que empieza a matar mujeres y más mujeres, pero sobretodo a aquéllas que mostraban cierto grado de superioridad, o bien, que de alguna manera destacaban en el medio.
Pero todo empezó, cuando él era un niño y vio un día cuando su padre (a quien quería mucho) trató de hacerle una caricia a su madre, que estaba a un lado de la estufa cocinando, y como ella no quiso aceptar el cariño, el padre insistió, hasta que la señora tomó el sartén donde estaba calentando el aceite y se lo vació en el rostro al señor, dejándolo ciego y marcado de por vida.
Todo esto sucedió frente al niño, así que ahora su actitud se debía a una venganza inconsciente, pues en todas las mujeres agresivas, él las identificaba con su madre y como ella no le pudo hacer nada en ese tiempo, ahora las demás se lo tenían que pagar.
Otro evento traumático con que nos encontramos muy frecuentemente en los grupos y pláticas a las que asisto y que las personas muy confidencialmente me comparten, es el del aspecto sexual. Esas caricias un tanto atrevidas de los padres hacia las hijas, o de hombres mayores que en un momento dado no miden las consecuencias de sus acciones, el acoso sexual muy comúnmente hoy día de personas que deberían ser muestra de respeto y apoyo y sobretodo, muy, pero muy cercanas a las familias de sus víctimas y a no dudarlo, esto vendrá a limitar, de una manera total, la vida de esa mujer.
Una señora me comentaba que se casó a los dieciséis años, con un hombre mucho mayor que ella, y cuando ya estaban solos en la intimidad de su recámara nupcial y él quiso desnudarla, ella se echó a correr alrededor de la cama, y el hombre detrás de ella, jalándole la ropa hasta que poco a poco y a base de hacerle girones la ropa, ella fue quedándose desnuda, hasta que la acorraló y en una esquina y aun cuando ella se defendió el hombre la sometió y prácticamente la tuvo que violar para llegar a la consumación del acto sexual.
De ahí en adelante, cada vez que el señor quería tener contacto sexual, ella se defendía y hacía el mismo teatro, cada vez y esto fue hasta que el señor falleció. Cuando platicamos y ella se sinceró pudo expresar a viva voz sus sentimientos, encontramos la razón de su extraño comportamiento ante su esposo.
Cuando tenía alrededor de seis años de edad, un día se fue a dormir con una hermana casada, pues su esposo trabajaba de noche y a ella le daba miedo quedarse sola, por lo que le pidió que la acompañara. Cuando se llegó la noche y las dos hermanas se fueron a la cama a dormir, llegó el esposo, ya que por alguna razón se devolvió del trabajo y como no tenían otra cama, la acomodaron al pie de la misma.
Ella recuerda que a media noche se despertó porque sintió que el esposo de su hermana, por debajo de las cobijas, había logrado levantar su camisón y le estaba acariciando sus partes íntimas de una manera desagradable y hasta un tanto dolorosa. Continuará...
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Nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien con su interés en la integración de grupos hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la vigésima primera parte de Origen Causa y Efecto de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.
