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Familia Sirviendo a la Vida / DESPERTAR... ES ORIGEN, CAUSA Y EFECTO

Germán de la Cruz Carrizales

(Trigésima segunda parte)

Existen situaciones (aparentemente) inexplicables en algunos matrimonios pues el marido prefiere irse a jugar golf o futbol el domingo, que estar con su mujer ese día.

-Yo no entiendo a mi marido -me comentaba una desconsolada señora– toda la semana trabaja hasta muy tarde, por lo tanto no podemos asistir a ningún espectáculo o reunión familiar, los sábados en la tarde que no trabaja, se va con sus amigos a jugar futbol, así que llega muy cansado, por lo tanto el domingo se lo pasa todo el día acostado descansando del juego del sábado, porque el lunes empieza el trabajo y tiene que estar en condiciones y a mí “nunca” me saca a pasear.

¿Cuál es la razón de esta situación? Cuando somos niños, casi todo nuestro condicionamiento es de buscar y conseguir que nos vean “Vean cómo lo hacemos”.

Cuando el niño empieza a caminar, a andar en bicicleta, a nadar, etc., es decir a lograr retos, para él son acciones de novedad, quiere que todo el mundo se dé cuenta, y empieza a gritar: -“¡Mira mama!”, ¡obsérvame, mama!-. Y si mamá o papá no le prestan la atención que él quiere, entonces se atora en esta “Necesidad Psicológica” y ahora él tiene que demostrarle a todo el mundo de lo que es capaz a realizar.

Como de alguna manera, ya consiguió la atención de su esposa, esto ya no es suficiente para su “Ego” y ahora debe buscar nuevos admiradores que le aprecien sus habilidades, y qué mejor que sus amigos o conocidos.

Si ellos se dan cuenta de este juego, y no quieren participar en él, sencillamente dejan de alabarlo, entonces vendrá el enojo, el desasosiego interno, lo que ocasionará que se busque otros satisfactores más sutiles.

Me comentaba uno de mis maestros que cuando decidió abandonar el hogar paterno y se fui a vivir a otra ciudad, donde consiguió un trabajo que le permitiera satisfacer sus necesidades básicas, y después de varias semanas que había vivido la experiencia de valerse por sí mismo en el aspecto económico, decidió ir a visitar a sus padres –que vivían en una ciudad del norte de la república- y para que se dieran cuenta que le estaba yendo bien, se compró zapatos nuevos.

Cuando llegó a su casa, su hermano se dio cuenta que traía zapatos nuevos, por lo que le preguntó: ¿Qué bonitos zapatos, son Canadá? En ese tiempo estaban de moda esa marca de zapatos. No, -le contestó-. ¡No son Canadá! Su papá que estaba presente dijo –No cualquiera se puede poner Canadá-. Y ahí, su subconsciente, grabó una necesidad psicológica, que de ahí en adelante se empezó a manejar de una manera compulsiva. “Te voy a demostrar que sí puedo ponerme Canadá”. Te voy a demostrar, y de ahí en adelante fue un constante demostrar y demostrar que sí era capaz. Esos zapatos Canadá se empezaron a convertir en muchas cosas en su vida.

Y así a sus 21 años de edad, se convirtió en gerente de sucursal de una importante ciudad del norte del país donde se instaló dicha empresa, y donde había empezado desde simple cobrador. Sólo que cuando ya fue gerente de sucursal, ya no fue suficiente mérito y ahora quería ser gerente general, así que no pasó mucho tiempo sin que hiciera un movimiento fiscal y se creó una nueva sociedad, donde fue nombrado gerente general con amplios poderes en el negocio.

Cuando ya fue gerente general, de nuevo se volvió a manejar la necesidad de demostrar que era capaz de lograr cosas más importantes, por lo tanto ahora quería ser el dueño del negocio. Sin tener el capital suficiente, ni el apoyo necesario, se separó de la empresa para formar su propia compañía, porque él tenía que demostrar (que se podía poner Canadá) que cualquier cosa que se propusiera lograr, lo podía hacer.

Adquirió (a crédito, que después no pudo cumplir), un automóvil Impala del año y cada mes o mes y medio hacía el viaje a la ciudad de sus padres, según él para visitarlos, pero la realidad que iba sólo para demostrarles a su padre que no tan sólo se podía poner zapatos Canadá, sino que podía tener un automóvil del año.

Cuando hubo necesidad de regresar el carro a la agencia, porque no le fue posible seguir pagándolo, y se compró un auto compacto usado, se acabaron los viajes a la casa de sus padres.

Su ego no le permitía hacer patente su incapacidad de “usar Canadá”. También en el aspecto social lo manejó esa necesidad psicológica de “demostrar” y así a los 22 años de edad, ocupó la presidencia de un club de servicio a la que pertenece y donde llegó a ocupar puestos a nivel nacional, hasta llegar a ser secretario nacional de dicha agrupación, y otros puestos de suma relevancia y que han marcado una etapa definitiva en la organización nacional, como la creación de un fondo de defunción.

A los 23 años fue también presidente de la Asociación de Ejecutivos de Ventas y Mercadotecnia ocupando posteriormente la Dirección de área de la zona norte y todo esto lo hacía sin tener la capacidad intelectual y económica, sólo para demostrar que sí podía lograr objetivos relevantes en su vida, que consiguieran satisfacer su necesidad psicológica.

Afortunadamente, y según me decía a muy buen tiempo pudo concientizar la trampa en que se había metido y aun cuando tal vez, ahora siga actuando de la misma manera y siga haciendo lo mismo, la diferencia es que ahora –comenta- ya no se angustia ni le lastima o inquieta cuando no logra obtener las cosas que a veces quisiera, pues ahora tiene el control de su vida.

En un caso de alcoholismo, que me tocó tratar, encontramos que la razón por la que esta persona no puede dejar de tomar, es precisamente, una “necesidad psicológica”. Continuará...

Agradecemos los comentarios recibidos y los casos compartidos con nosotros en México y desde otras partes del mundo (vía Internet). Espero vernos pronto y platicar personalmente. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales:

(pmger@hotmail.com)

(pmgerxxi@yahoo.com.mx)

Nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien con su interés en la integración de grupos hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la trigésima tercera parte de Origen, Causa y Efecto de la serie y próximo libro Despertar... es. Gracias por su atención.

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.

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