(Trigésima primera parte) DESPERTAR... ES ORIGEN, CAUSA Y EFECTO
Las personas que pudiéramos llamar enfermos mentales, como los piromaniáticos (Obsesivos por el fuego), los cleptómanos (que roban inconscientemente), los mitómanos (personas que mienten), los dipsómanos (los que toman licor), los tahúres, (jugadores de apuestas) y muchos desequilibrios más, se deben precisamente a que están manejados por una “necesidad” inconsciente para actuar de dicha manera.
Ellos se juran así mismos, prometen a los demás, que jamás volverán a cometer el delito o el acto, pero en cuanto les pasa el sentimiento de culpa, vuelven a la misma situación, porque esas gentes son como una marioneta o un títere que se deja manejar y él actúa de acuerdo a como el subconsciente (o la necesidad) quiere que actué.
Podemos decir que esto es una trampa de la felicidad. Cuando usted está manejado por alguna de las necesidades que hemos analizado, cree que una vez que satisfaga dicha necesidad, entonces sí será muy feliz, pero la realidad es que cuando posee aquello que tanto anhelaba, ahora ya no es suficiente, porque ahora quiere más y más y más y así hasta el infinito.
Cuando a la niña, su papá no le dio el cariño, ahora que ya es una mujer madura y está casada, tiene hijos incluso ya universitarios, quiere que su esposo le diga a cada momento: -Te quiero, te quiero mucho, cómo te quiero-, etc. Y si por alguna razón su esposo no lo hace se buscará la forma para obtenerlo. Esto fue lo que pasó con una señora a la que su esposo no le decía como ella quería y se buscó por Internet (a través del Chat) a un sustituto de esa necesidad, ignorando el daño que causaría esta infidelidad y casi su divorcio, aunque para ella no lo era (el esposo estaba en ese momento en casa y después descubrió dicha conversación):
“-H-... ¿Hola estás sola? ¿O hay moros en la costa? -M-... No, de hecho aquí está mi marido, sí hay moros. Lástima que hoy no hay mucho tiempo para hablar. Piensa un poco en mi ¿ok? –H-... Claro, imagínate los dos abrazados, yo detrás de ti. –M-... Tranquilo es tiempo de estudio sí? –H-... Sí, te decía que así estaremos. –M-... Ok. –H- Te mando flores. –M- Gracias me encantan las flores. –H- Mil besos. –MIgual, gracias... (interrupción)... -M- perdón, pero se me apareció, no te enojes eh???? –HQué pasa amor. –M- Nada sólo decirte que te pienso, ¿ok? –H- Cómo me piensas. –M- Lindo, cariñoso y comprensivo... (...)... Ya se está desocupando ya sabes quién y voy a tener que cerrar, recuerda cuídate, ¿ok? –H- Chaoo amor, te quiero. –M- Gracias igual. –H- Un besoteee. –M- Igual bye. –H- Chaoo amor, te mando flores. –M- Gracias, besos y bye. –H- Sí amor dulces sueños.
Esto muchas veces no sólo ocurre en el terreno de la imaginación o termina en una conversación infiel aparentemente sin dañar a nadie. Sino que además quiere que se lo demuestre su esposo o alguien más, y de una y mil formas, como: llevándola a cenar a restaurantes, haciendo viajes constantes con ella, asistiendo constantemente a fiestas, comprándole regalos costosos, dándole todo el dinero que quiera, etc., etc., y el esposo, que esté también manejado por otra necesidad (la de complacer, o la de papa) hace hasta lo imposible por tenerla contenta, sólo que si un día él no quiere concederle un pequeño capricho (por insignificante que éste sea) inmediatamente surgen los reproches, el llanto, las discusiones o hasta la tragedia y todo lo que el esposo había cedido, pierde todo su valor.
Ésta es una situación muy común en los matrimonios de ahora, ellos y ellas tienen amiguitos cada quien por su lado, más aun, cuando trabajan muchos de ellos o aún sin trabajar, se salen todo el día sin saber dónde andan y los hijos los dejan con sus nanas, lo que hace que pronto empiecen a actuar con venganza uno hacia el otro.
El esposo le reprocha a la señora: “Todo lo que te he dado, todo lo que te he comprado, los viajes a los que hemos ido no son suficientes para tenerte contenta, de aquí en adelante ni me vengas con tus cosas, porque ahora ya no vas a conseguir nada de mí” –amenaza el esposo. “Pues como quieras” le contesta la mujer. “Pues en la noche ni te me acerques con tus necedades, porque para ti ya no existo”.
Dejan de hablarse, buscan la manera de hacerse daño el uno al otro, las cosas empiezan a degenerarse cada vez más. En venganza la mujer no lo atiende sexualmente, él se va con sus amigos en busca de aventuras, llega tarde a casa (hoy día ocurre exactamente igual con la mujer), oliendo a otros perfumes, y esto para la mujer y para el hombre es una gran ofensa, por lo tanto el deseo de venganza se refuerza, la negación sexual continúa, el jueguito sigue su marcha, sólo que ahora es ella la que necesita a su marido sexualmente, pero no quiere dar su brazo a torcer, pues tal vez el marido ya está muy comprometido por otro lado, ella se da cuenta, por lo tanto ahora es la mujer la que busca su satisfacción sexual fuera del matrimonio, y como no falta por ahí quién también esté padeciendo la misma situación, por lo tanto coincide, ella acepta el flirt amoroso (que muchas veces empezó en el Internet con una “amistad inocente”) porque ahora es el amante el que viene a satisfacerla, no tanto en su necesidad física, sino en la psicológica, pues es él quien ahora la hace sentir amada y apreciada, por lo tanto busca el divorcio.
Viene la separación legal, pronto ella (o él) se vuelven a casar, con otra persona, que parece que ésta sí será mejor. Pero pronto vuelve a surgir algo, que el ciclo se empieza a repetir y a buscar otro y otro. ¿Cuándo podemos terminar con esto? Cuando hagamos consciente nuestra ¡Necedad psicológica! En el momento que usted le pueda decir (y sentirlo) a su ser querido: -Te amo, pero no te necesito- es el momento en que usted verdaderamente va a poder ser feliz.
Cuando “necesitamos” al ser querido para poder ser felices, nos convertimos en su “esclavo”, pues toda nuestra felicidad dependerá de que él se encuentre presente constantemente ante nosotros, porque en el momento en que lo perdemos de vista ya no tendremos tranquilidad ni reposo, pues inmediatamente nos asaltarán las dudas, los celos, las ideas negativas y empezaremos a “sufrir”. Sólo que al querer tenerlo constantemente junto a nosotros, de “esclavos” nos convertimos en “amos” y empezaremos a atarnos “psicológicamente” uno al otro, hasta que llega el momento en que explotamos, reaccionamos y actuamos con odio o coraje contra “aquello” que supuestamente es lo que más “queremos”, pues como sabemos, el “esclavo” siempre odia al “amo”.
Continuará...
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“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”.