Durango

Familias descobijadas

ASISTENCIA | Habitantes de la periferia a merced de las enfermedades respiratorias

Don Javier vive con su esposa, que hace sus alimentos en un horno que calienta con madera.

Don Javier vive con su esposa, que hace sus alimentos en un horno que calienta con madera.

El Siglo de Durango

Ciudadanos que viven en casas de materiales frágiles sufren por las bajas temperaturas

Don Francisco Javier, de 72 años de edad, pensionado, recibe un pago de mil pesos al mes, con ello viste, calza, y en algunas ocasiones le alcanza para comer algo más que frijoles, sopa y tortillas. Vive a las afueras de la ciudad en un cuarto que lo cubre del frío, pero aun así no ha podido evitar una gripe.

En un recorrido que hizo El Siglo de Durango a las afueras de la mancha urbana se pudo percatar que algunas de las casas que están hechas de materiales frágiles pueden provocar que sus moradores padezcan de una enfermedad de vías respiratorias, ya que no cuentan con cobijas y ropa que los cubran de las bajas temperaturas que se han registrado en la ciudad.

HISTORIA

A don Francisco Javier apenas le alcanza para tener algo qué comer y qué ofrecerle a su esposa, una hija y dos nietos que viven con él, en una casita que como ha podido ha construido en combinación con materiales frágiles y fuertes como ladrillos.

Sí tienen con qué cubrirse del viento pero como un buen anciano sabe que este invierno será crudo y que hará más frío que otros años; para ello no se ha preparado, no se ha vacunado y no sabe si completará de cobijas y cobertores para cubrirse bien.

Su cuarto apenas tiene dos camas y su cocina tiene una mesa, en otros muebles tiene los alimentos básicos para comer, un refrigerador y un horno donde cocina los alimentos con madera, la que diariamente recopila don Javier en las calles desoladas de su colonia a las que han denominado Las Gaviotas Tres.

NECESIDADES

No le alcanza y tiene algunos gastos en el asentamiento que no está municipalizado, no hay agua potable por lo que entre semana van las pipas a surtirle y que tengan para sus necesidades básicas. La ventaja es que cuentan con alumbrado público y no se cuelgan de la energía eléctrica.

Afortunadamente, su trabajo como recolector de basura del Municipio lo pensionó y por ello cuenta con los servicios de salud necesarios, pero a pesar de ello no se ha puesto la vacuna contra la influenza.

Don Javier pide a las autoridades un poco de ayuda, ya que como pensionado ese dinero no le alcanza para comprar pollo y carne necesarios en una alimentación básica, por lo que desea que lo apoyen para mejorar un poco su forma de vivir.

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