EL SIGLO DE TORREÓN
GUADALAJARA, JALISCO México posee un promedio de lectura más próximo a la vergüenza que a las cifras que manejan los países miembros de la OCDE, organización que congrega a las economías más importantes del planeta y de la cual nuestro país forma parte. En contraste, México tiene en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara la sede del mayor mercado mundial de publicaciones en español, la feria del libro más importante del mundo en lengua española y quizá después de la de Frankfurt, la de mayor reconocimiento mundial.
La historia de la FIL Guadalajara no es sólo un recuento de anécdotas y números, sino el devenir de un proyecto marcado por la claridad en su visión, la disciplina para cumplir sus metas y sobre todo, una historia de la que conviene aprender.
Nadie mejor que Raúl Padilla López, fundador y actual presidente, para compartir con los habitantes de la Comarca Lagunera los factores centrales del éxito de esta feria.
n Si consideramos el bajo nivel de lectura en nuestro país y más allá del imperativo de la promoción de la lectura, ¿cómo puede convertirse al libro en motivo ideal para una feria en ciudades medias?
El libro es un motor fundamental de la cultura. Alrededor de él hay pensamiento, hay arte, hay diálogo y eso lo hace un objeto ideal para, a partir de él, realizar la promoción cultural. En las ciudades medias, que además sufren un fuerte déficit de librerías y por ende de diversidad de libro, las ferias son también una oportunidad comercial muy interesante para las editoriales.
- ¿Qué factores determinan el tamaño adecuado de una feria del libro?
En buena medida esto se determina a partir de las entidades que se involucren, desde las organizaciones que proponen la feria, hasta las editoriales o librerías que deciden participar en ellas.
- Ahora la FIL Guadalajara se concibe como patrimonio cultural de Hispanoamérica y sobre ello hay un consenso generalizado, ¿cuál es la apuesta central de una feria del libro, dicho de otro modo, cuándo la
podemos considerar exitosa?
Cuando cumple sus objetivos. Creo que al hablar de ferias se debe tener muy claro lo que se busca. Si es acercar el libro al público; si es abrir una ventana comercial para las editoriales; si es que las librerías salgan a la calle; si es generar interés por una determinada parte de la industria editorial. En realidad, la clave del éxito de una feria está en poder plantearse objetivos reales y cumplirlos. No tiene que ver con el tamaño.
- Desde el punto de vista de la sostenibilidad de mediano y largo plazo, ¿quiénes son los actores sociales más adecuados para garantizar la continuidad y el éxito de una feria del libro?
Cualquier actor social puede involucrarse en hacer una feria del libro. Más que la naturaleza de los actores que participen, lo importante es tener claro el balance de vocación que debe tener una feria, pues si se hace una que sólo atienda lo comercial, o al revés, una feria que sólo atienda lo literario, no se llegará al éxito. La clave es combinar la fuerza de los distintos actores y que la organización recaiga en un comité que esté a salvo de vaivenes políticos: formado por gente profesional, especializada en su trabajo y que garantice que se puedan lograr acuerdos a mediano y largo plazo.
- La Universidad de Guadalajara y usted como rector de la misma en su momento, han sido elementos
fundamentales en la estructuración del proyecto, ¿cómo es que la U de G y la FIL han logrado consolidar el proyecto hasta llevarlo a convertirse en el más grande en lengua española y el segundo mundial a pesar de las presiones y ansias protagónicas que gobiernos y grupos empresariales
pudiesen haber tenido?
La FIL tuvo la suerte, desde su inicio, de ser un proyecto que contó con el apoyo de muchísima gente, incluyendo desde el Gobierno del Estado, que entonces encabezaba Enrique Álvarez del Castillo, hasta empresas y medios de comunicación locales. La coyuntura en la que nació la feria, su vocación comercial y cultural, dieron forma a una oportunidad única. Claramente el apoyo que dio la Universidad de Guadalajara a esta empresa, particularmente durante sus primeros años, que fueron los más difíciles, hizo posible sentar las bases para una independencia que le permitió crecer y consolidarse. Con los años, la Feria se convirtió en un claro motor económico para Guadalajara, lo cual además logró granjearle el apoyo de empresas muy importantes que han participado como patrocinadoras a lo largo de su historia, así como de los gobiernos locales, que han sido fundamentales en su crecimiento y consolidación.
- Además de los logros en el ámbito editorial, la Feria ha fortalecido su perfil como plataforma para el debate de ideas en las humanidades, el periodismo; también en la presencia cultural y artística de países
invitados, la magnífica derrama económica para Guadalajara que en la más reciente edición se calculó en diez millones de dólares, en fin, ¿cuáles han sido los principales factores de éxito de la FIL?
Lo primero es que desde que se pensó en realizar la Feria se tenía una idea clara de a dónde se quería llegar. Había que atender un mercado profesional, que permitiera impulsar la industria editorial mexicana, y al mismo tiempo crecer en forma constante para atraer cada vez más editoriales de más países. Por otro lado, la FIL ha tenido la suerte de contar siempre con buenos equipos de trabajo, con personal que se involucra a fondo y que nunca ha escatimado esfuerzos. Luego está la continuidad: lograr que año con año sea un encuentro exitoso y que se supera a sí mismo. Para la FIL Guadalajara, como para cualquier acontecimiento de corte cultural y profesional, cometer descuidos en una de sus ediciones habría sido, y sería, fatal. Finalmente, una de las grandes fortalezas de la Feria es haber logrado ser no sólo el mayor encuentro editorial y mercado de libros en español, sino también una de las actividades literarias más importantes del continente americano y un festival cultural de gran prestigio.
- Finalmente, y a dos décadas de haber iniciado el proyecto, ¿qué satisfacciones le quedan a Raúl
Padilla como presidente de la FIL Guadalajara?
A 20 años de haber sido fundada, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara es hoy una institución sólida y respetada en todo el mundo. Es también una institución que enfrenta el enorme reto de mantener su éxito y calidad año con año. Eso es una satisfacción enorme.
Nuestra entrevista termina. Un sinnúmero de compromisos llenan la agenda del presidente de la feria. Yo camino por entre las calles y avenidas de esta ciudad de papel cuyos ladrillos son libros y que en una semana está poblada por más de quinientos mil peregrinos (casi similar a la población total del municipio de Torreón). Grupos de estudiantes uniformados por el sobresalto que les provoca su primera experiencia de este tipo, más de mil quinientos representantes de los medios de comunicación se dan cita y alimentan las páginas e informativos del mundo, escritores consumados y neófitos de la letra, premios Nobel, investigadores, libreros, editores, artistas? ¡esto es Babel!, la danza de los romeros, de los lectores, de los miles que ya lo son y de los miles que los serán: por ellos hay que apostar.