En todo lo que se ha dicho sobre el conflicto entre el Estado y el Municipio, sus labores para dotar a Torreón de la infraestructura que requiere han dejado mucho que desear.
No nos referimos a calles pavimentadas o puentes construidos, sino a la más profunda tarea de dotar a la ciudad de los recursos necesarios para atraer inversiones.
En los últimos seis meses, el Gobierno del Estado ha anunciado inversiones por más de 600 millones de dólares para la región de Saltillo. Para Torreón, si nos va bien al cerrar el año, veremos la llegada de una tercera parte de ese monto.
Esta disparidad es inaceptable para una región que contribuye una tercera parte de la economía estatal. El Gobierno del Estado es el que carga la responsabilidad mayor para la atracción de inversiones, pues es el que más capacidad tiene para ofrecer incentivos a las empresas y los recursos suficientes para dotar a la ciudad de la infraestructura que buscan los industriales privados.
Como en muchas ciudades del país, el Gobierno Municipal no tiene los recursos para cargar con toda la responsabilidad por la infraestructura y la atracción de inversiones
Pero si a este rezago en la promoción de inversiones se le añade la controversia constitucional del Municipio contra la Secretaría de Desarrollo Regional, el panorama es más desalentador. Según la Secretaría de Fomento Económico del Estado, un proyecto para construir un parque tecnológico podría verse afectado si el Estado no puede realizar obra pública en la ciudad.
La controversia podría afectar la capacidad del Estado para realizar obra pública que haya ofrecido a empresas a cambio de que se instalen en Torreón. Pero al mismo tiempo, el Gobierno del Estado haría mal en tomar esta situación como pretexto para enfocar su labor de promoción a otras áreas del Estado.
Esto va más allá del debate sobre quién debe hacer las obras o cómo deben hacerse. La realidad, como lo demuestra un reportaje publicado hoy, es que el desarrollo de zonas industriales en la ciudad es lento y no se aprecia voluntad para meter el acelerador.
Del lado del Municipio también hay una carga innegable. Representantes de empresas del área de Mieleras han tenido reclamos constantes sobre la falta de obra municipal en áreas tan básicas como drenaje, alumbrado o vialidades adecuadas. Parece que los funcionarios municipales ven poco rédito en invertir en esa zona.
El desarrollo industrial en gran escala es un factor clave para el futuro de la ciudad, pues es el que generará los empleos y la derrama económica que permitirá una economía sana en la región. El fomento económico es un rubro que debe tener la mayor urgencia.