PENDONES DE REBOLLO
Obtener la Presidencia Municipal de una ciudad del tamaño de Gómez Palacio debe ser un gran negocio, sólo así se explica el hecho de que los “precandidatos” a ésta, echen la casa por la ventana con tal de obtenerla, utilizando aparentemente recursos propios y de “amigos” que, una vez obtenida la Presidencia, éstos seguramente serán “reembolsados”.
La verdad resulta insultante para los gomezpalatinos, que vivimos en un municipio mayormente pobre, ver el derroche de recursos en el que caen los precandidatos, ¡imagínense tener que ver la cara del señor Rebollo en cada esquina, espectacular, barda y hasta en los coches y eso que apenas está en precampaña!
Me gustaría que los votantes empecemos a dar votos de castigo a estos candidatos y definitivamente no votar por el que gaste más.
Alejandro Torres,
Torreón, Coahuila.
NUESTRA IDIOSINCRACIA
“No es muy obligatorio traer el cinturón de seguridad, bueno sí es obligatorio, pero no lo toman mucho en cuenta nuestras autoridades…”; estas frases expresan, de alguna manera, nuestra idiosincrasia mexicana que recientemente leí a través de este Foro del lector en donde la participación ciudadana, tanto regional como nacional, es abierta y sin censura.
Este tipo de frases, las utilizamos muchas veces los mexicanos para justificarnos o quitar formalidad a algo que no le damos importancia y a las que pudiera agregar la de la de la muchacha de aquel chiste en donde decía que estaba ligeramente embarazada. Además muchas veces sentimos nos imponen legislaciones que consideramos que solamente a nosotros nos corresponde, cómo proteger nuestra integridad física con el uso obligatorio del cinturón de seguridad cuando nos trasladamos en nuestro vehículo.
Por otra parte, la idiosincrasia de la autoridad como la del agente de Vialidad que se menciona en ese escrito, que tomó la seguridad ciudadana como instrumento para allegarse fondos aprovechando la falta de facilidades para cubrir una multa, sobre todo cuando se trata de un visitante que no puede permanecer en esta ciudad el fin de semana esperando hasta el lunes para poder pagar su multa y recoger su garantía.
¿De dónde viene entonces la corrupción; de aquel que ofrece una propina, orillado por las circunstancias o del que propicia un arreglo aprovechándose de ellas?
Si nuestras autoridades otorgaran facilidades para cubrir multas con el uso de tarjetas bancarias o pagando en efectivo al agente directamente la infracción a cambio de un recibo debidamente foliado y requisitado, de seguro que la ciudadana regiomontana que se quejó, la hubiera pagado de inmediato sin emitir queja, entrando su dinero a las arcas correctas, aunque elle no hubiera estado muy de acuerdo con lo que originó la infracción.
Jesús Humberto Orduña Rodríguez,
Torreón, Coahuila.
