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WASHINGTON, EU.- Los senadores republicanos frustraron ayer un intento de la Oposición demócrata de rechazar simbólicamente la decisión del presidente George W. Bush de enviar 21 mil 500 soldados más a Irak.
La votación fue 56-34, y así los demócratas se quedaron a seis votos de los que necesitaban para aprobar la medida, que es idéntica a una resolución no-vinculante que los demócratas lograron pasar el viernes en la Cámara de Representantes.
?El Senado, en nombre de la población estadounidense, debe dejar en claro al comandante en jefe (de las Fuerzas Armadas) que ya no tiene el sello de autorización en Irak?, manifestó el líder de la mayoría del Senado, el demócrata Harry Reid, momentos antes de la votación.
Los republicanos lo criticaron a él y al liderazgo demócrata por no permitir una votación sobre una iniciativa alternativa que descartaba cualquier reducción del dinero destinado a los soldados apostados en Irak.
Los detractores demócratas de la guerra de Irak esperaban que la votación en la Cámara de Representantes contra la guerra bélica diera sus frutos en el Senado.
?Los estadounidenses se merecen conocer si su senador respalda al presidente y su plan de ampliar nuestro compromiso militar en Irak, o con la mayoría abrumadora de los estadounidenses que se opone a la escalada?, dijo el viernes Reid.
Antes de la sesión del Senado, la secretaria de Estado Condoleezza Rice visitó ayer Bagdad para ser informada sobre el terreno de la nueva campaña de seguridad en la capital y otras zonas del país.
?Si las milicias deciden deponer las armas y dejar de matar a iraquíes inocentes... no puede ser algo malo?, dijo Rice. ?Empero, lo realmente importante es cómo utilizan los iraquíes esta tregua?, agregó la secretaria.
La Cámara aprobó el viernes por 246-182 votos una medida que se opone al plan del presidente George W. Bush de enviar 21,500 soldados de refuerzo a Irak. La resolución no-vinculante fue un gesto simbólico a un mandatario en tiempo de guerra.
Los senadores demócratas intentaron a principios de febrero que fuera aprobada su propia resolución, pero los republicanos lograron bloquear el debate e impulsaron otra, patrocinada por el senador Judd Gregg que prometió no reducir esos fondos.