La senadora Cristina Fernández de Kirchner se proclamó “ampliamente” ganadora de la elección Presidencial de ayer en Argentina, declarándose virtual sucesora de su esposo, el mandatario Néstor Kirchner. (AP)
Avalan argentinos al kirchnerismo como la fuerza hegemónica en el país para los próximos cuatro años.
La primera dama argentina Cristina Kirchner, de 54 años, se convirtió ayer en la primera mujer en llegar a la Presidencia por el voto directo (y la segunda del país), al obtener 43.80% de los sufragios, despejando así la necesidad de una segunda vuelta para definir una elección en la que se denunciaron numerosas irregularidades.
“Convoco a todos sin odios y sin rencores a construir un futuro común porque nos merecemos un futuro mejor. Un país se construye con el esfuerzo de todos”, fueron las primeras palabras de la presidenta electa, durante los festejos en el hotel Intercontinental.
Tras una jornada cargada de demoras en las mesas electorales y de denuncias de falta de papeletas, tanto el cómputo oficial como los sondeos a boca de urna daban el triunfo a la primera dama.
Al cierre de ésta edición con el 54.45% de los votos escrutados, la senadora Fernández tenía el 43.80%, según las cifras emanadas del Ministerio del Interior. El segundo lugar lo ocupaba el ex ministro de Economía de Kirchner, Roberto Lavagna, con el 21.61% y en tercer lugar figuraba Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, con el 18.93% .
Para eludir la segunda vuelta, un candidato necesita obtener el 45% de los votos. O más del 40%, si su ventaja sobre su más próximo contendiente supera los diez puntos.
Entre festejos y cánticos, Cristina Kirchner dijo recibir una doble responsabilidad porque “debo representar a mis hermanas de género”, al tiempo que elogió a su esposo, allí presente, el presidente Néstor Kirchner, por su labor al “recibir un Gobierno con escasa representatividad popular” y a quien agradeció con un “gracias, mi amor”.
Más calma que de costumbre, pasiva y con un mensaje conciliador al decir que si bien obtuvo una holgada victoria, “por la diferencia más grande desde 1983 (el advenimiento de la democracia)”, eso “nos obliga a gobernar para todos”. Para algunos analistas, esas palabras fueron la base para el acuerdo social que pretende impulsar al asumir la presidencia de manos de su esposo el próximo 10 de diciembre.
Una conciliación obligada por la pobre elección que el kirchnerista FPV hizo en la capital federal, así como en Rosario y Córdoba, los tres grandes centros urbanos del país. Pero fue en la estratégica provincia de Buenos Aires donde el vicepresidente Daniel Scioli habría obtenido el 50.1% de los votos, convirtiéndose en el virtual gobernador, donde la maquinaria del peronismo dio el triunfo a Cristina con el voto de los sectores más bajos.
El triunfo de la Colación Cívica de Carrió, en Buenos Aires y en Rosario, y el segundo lugar en Buenos Aires y Córdoba la convierten en la primera fuerza de Oposición, aunque anoche se esperaba la palabra de la dirigente para saber si abonaba la tesis de fraude e irregularidades que el ex presidente interino, Adolfo Rodríguez Sáa (como jefe de campaña de su hermano Alberto), denunció, llamando a todos los candidatos “a hacer un pronunciamiento conjunto”.
Para el analista Roberto Starke, la elección de ayer “representa una carta blanca para el kirchnerismo, por lo que me parece poco probable pensar que la gestión de Cristina va a ser diferente a la de su marido”. En definitiva, dijo, “la gente ha votado por el continuismo”. Así, los Kirchner se garantizaron otros cuatro años al frente de un país que enfrenta numerosos desafíos económicos y sociales. De ahí su llamado a la unidad y a “dejar los rencores de lado”.
Los primeros cómputos de la elección para renovar 24 senadores y 130 diputados, arrojaban anoche un crecimiento del kirchnerismo en el Congreso, lo que les permitirá consolidar su hegemonía, pero esta vez bajo la tutela del otro yo de Néstor Kirchner, su esposa Cristina.
BUENOS AIRES, ARGENTINA
‘Yo no creo en nadie, pero votar me gustó’
Fue una elección histórica, pero no por eso la más transparente. Fue el día en el que votaron hasta los presos y en el que sobraron las denuncias de falta de boletas de los partidos de Oposición, en varias circunscripciones de la capital y el Gran Buenos Aires o en provincias como Chubut, que empañaron una jornada única desde que los argentinos recuperaron la democracia.
Nunca hubo tantas demoras para emitir el voto en un sistema de los más arcaicos de los que existen en América del Sur. “Tuve que venir dos veces. Primero a la mañana y luego ahora (casi a las 17 horas). La fila era imposible y ahora entro y no había boletas de la candidata que quería votar”, explicó Melisa Ordóñez, en la Escuela Úrsula del barrio porteño de Palermo.
Los que no tuvieron problemas en ir a votar, incluso si hubieran querido y podido hacerlo una y mil veces en el mismo día, son Maximiliano y Leandro, dos detenidos del penal de Ezeiza, que emitieron su voto y lo hicieron en la cárcel, donde se escribió otro dato para la historia: es la primera vez que los presos votan.
“Me puse esta camiseta blanca, para venir a votar. Es la primera vez que ejerzo mi derecho. Estoy detenido y en proceso por robo de automotores, nunca antes había votado. Y la verdad que está bien esto, así puedo salir del pabellón”, explicó Maximiliano de 19 años. Al lado, su compañero Leandro, de 20 años y detenido por robo calificado, espera con más ansiedad la resolución de su causa que lo que pase con estas elecciones. “Yo no creo en nadie, pero votar me gustó… ¿A quién voté? El voto es secreto”.
Llamó poderosamente la atención que en innumerables mesas electorales no sólo faltaran boletas opositoras sino también autoridades de mesa y fiscales de los partidos de Oposición. “Yo llegué a las 8:05 a votar, como lo hago habitualmente y me sentaron acá como presidente de mesa, porque si no, no se podía abrir la mesa”, explicó Horacio en el colegio Pueyrredón de San Telmo. A su lado, sólo un fiscal del derechista PRO y del oficialista Frente Para la Victoria, controlaban los votos. Nadie de la Coalición Cívica, nadie del resto de la Oposición.
“Así no se puede aspirar al poder, cuando no tenés gente ni para fiscalizar la elección”, se quejaba un votante con su playera del River Plate, mientras despotricaba en la fila contra los Kirchner.